DIEGO TOMÉ CAMOIRA
El fenómeno de las subculturas en el Reino Unido, podría dar —y, de hecho, ha dado— para escribir páginas y más páginas de cualquier tratado sobre sociología. El país que asistió al nacimiento de los mods y los skins; el lugar dónde el punk cobró especial relevancia frente al gobierno neoliberal de Margaret Thatcher, vio a lo largo de los años 90 en el movimiento Cool Britannia un espíritu de renovación para las islas.
A finales de la década, este término estuvo estrechamente vinculado con el auge del Nuevo Laborismo. Tanto fue así, que se acuñó para referirse al gobierno de Tony Blair en su elección como primer ministro allá por el año 1997. No obstante, si ha habido una esfera donde este fenómeno social nacido de la escena musical inglesa encontró refugio y significación, fue en el fútbol.
Vienen los Perry Boys
“All the plans that I have made
This is the one
This is the one
This is the one
This is the one
This is the one
She’s waited for”
Al ritmo de la canción de los Stone Roses —This is the One— corean los aficionados del Manchester United cada vez que el esférico echa a rodar en Old Trafford. Sin embargo, esta no es la única relación que los componentes de la mítica banda tienen con los diablos rojos.
El vocalista de la banda, Ian Brown, fue, años antes de copar todas las listas de ventas con himnos de rock psicodélico, un scooter-boy que acudía con asiduidad a Old Trafford. En aquellos ambientes conoció a Mani, cuya pasión por los Red Devils llegaba incluso más allá.
El a la postre bajista de los Stone Roses fue, durante su juventud, un activo miembro de los Perry Boys, llegando a participar en la famosa batalla del Koningin Beatrix entre hooligans del Manchester United y el West Ham en 1986. Aquí la primera aparición pública del joven Mani, que levantó un gran revuelo a lo largo y ancho de las islas.
Los Perry Boys fueron una tribu urbana surgida en los años 80 en las postrimerías de Manchester. El nombre proviene de un viaje a París acompañando al United que acabó con unas cuantas tiendas de ropa de la ciudad sin artículos de la conocida marca Fred Perry debido a las tropelías realizadas por estos jóvenes.
La Batalla del Britpop
Pese a que los antecedentes pudiesen estar en estos Perry Boys, no es hasta comienzos de los 90, y, precisamente en un concierto de los Stone Roses, cuándo comenzará el movimiento Cool Britannia a dar sus primeros pasos.
En aquel concierto que la banda mancuniana concedió en su ciudad natal, se encontraban dos jóvenes aficionados ‘Citizens’ de apellido Gallagher.
Pasaron los años, y, ante la decepción de Liam por el segundo álbum de los Roses, decidió crear junto a su hermano mayor, Noel, su propia banda de rock. En este momento, y con Supersonic sonando de fondo, los hermanos Gallagher se convirtieron en Oasis, creando la banda sonora por excelencia —con permiso de Blur— de la música británica durante la década de 1990.
En estos momentos la escena musical cambió el rojo por el celeste, y es que, tanto Liam como Noel, siempre han declarado abiertamente su simpatía por el Manchester City. Precisamente, esta imagen de estrella de rock arrogante que se granjearon a lo largo de toda su carrera, comenzó a fraguarse años atrás con el City como protagonista.
Cuando apenas era un adolescente, Noel compartía amistades con gran parte de la Mayne Line Service Crew, el grupo más radical de The Guvnors, hooligans del City. Ni siquiera la fama —ni la edad— atemperó el carácter de los componentes de Oasis. Conocida por todos, fue la expulsión de Liam del Santiago Bernabéu en el año 2012 en el encuentro de Champions que enfrentaba a los ‘Citizens’ con el conjunto merengue.
Al tiempo que el segundo álbum de la banda de Manchester, ‘What’s the story? Morning Glory’, batía todos los récords de ventas, unos jóvenes londinenses liderados por Damon Albarn, de nombre Blur, luchaban por arrebatarle el reinado a Oasis. El Cool Britannia acababa de explotar.
Sin embargo, la conocida como ‘Batalla del Britpop’, alimentada por la prensa y que dejó un cruce de declaraciones encarnizado entre ambos grupos —Noel llegó a desear la muerte de Albarn y Alex James por SIDA—, no sólo se libraba en la lista Billboard; también en los terrenos de juego. El líder de Blur es un fánatico del Chelsea desde adolescente, lo que llevó a que el conjunto que disputa sus partidos en Stamford Bridge, fuera partícipe de este pique con la escuadra que antaño hizo de Maine Road su hogar.
Hay quienes ven en este enfrentamiento una rivalidad encarnizada que con los años se ha ido disipando hasta acabar con Noel y Damon repartiéndose halagos y compartiendo cartel en el BBK Live. Otros, lo ven como una táctica de ventas alimentada por la propia prensa británica.
Sea como fuera, estos jóvenes que despertaron, en buena medida, un renacer cultural contemporáneo dentro de las islas tras el gobierno de Thatcher, y que acudían a las cenas de Tony Blair como representantes absolutos de la modernidad del país, vieron —y ven— en el fútbol una de sus máximas expresiones.