Xherdan Shaqiri ha mostrado en numerosas ocasiones su predilección por Kosovo y la Gran Albania | Fuente: Shkumbin Saneja
Xherdan Shaqiri ha mostrado en numerosas ocasiones su predilección por Kosovo y la Gran Albania | Fuente: Shkumbin Saneja
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

Gnjilane y Basilea están separadas, ni más ni menos, que por 1800 kilómetros de distancia. La primera se trata de una pequeña ciudad situada en pleno corazón de los Balcanes, siendo uno de los centros neurálgicos de lo que hoy se conoce como Kosovo.

La segunda de ellas es una de las ciudades más importantes de Suiza. Tan alejadas y a la vez tan unidas por un nombre: el de Xherdan Shaqiri.

En las horas previas al encuentro que enfrentó en la noche de ayer en Belgrado a Estrella Roja y Liverpool, Jürgen Klopp decidía que el extremo de los reds no viajaría con el resto de la expedición hacia tierras serbias.

¿El motivo? La celebración del jugador suizo en el gol que daba la victoria a su selección ante el combinado serbio durante el pasado Mundial de Rusia.

Heridas que no cicatrizan

Shaqiri apenas era un recién nacido cuando la guerra de los Balcanes hizo que, como muchos otros, su familia se viera obligada a emigrar al país helvético en busca de un futuro.

La antigua Yugoslavia, que antaño parecía constituirse como una potencia mundial se resquebrajaba en mil pedazos por una cruenta guerra en la que se conjugaron conflictos religiosos, étnicos y, sobre todo, políticos.

El pequeño Xherdan venía de una familia que se vio obligada al exilio y en la cual siempre ha existido un gran sentimiento favorable hacia la independencia de Kosovo.

Para analizar la decisión de Klopp más en profundidad debemos retrotraernos hasta el 23 de mayo de este mismo año. En plena fase de preparación con el combinado suizo de cara al Mundial de Rusia, el talentoso atacante presentó en su cuenta de Instagram las botas que le acompañarían a lo largo del Mundial. En el talón de las mismas se podían vislumbrar dos banderas diferentes. La primera la de su país de adopción, Suiza. La segunda la de su Kosovo natal.

 

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Antes de seguir hablando de la polémica en torno a Shaqiri debemos recordar de dónde nace el conflicto serbio-kosovar. Kosovo es un estado con reconocimiento limitado situado en el suroeste de los Balcanes, sirviendo de territorio fronterizo a las regiones de Serbia, Albania, Montenegro y Macedonia.

Desde la antigüedad se trata de un territorio en disputa entre albanos y serbios, ya que, si bien la mayor parte de su población es de etnia albanesa, tradicionalmente ha estado bajo el gobierno de las autoridades serbias.

Encuadrado dentro de la guerra Yugoslava, el conflicto kosovar ganó fuerza en el año 1996, cuando los separatistas albaneses declararon de forma unilateral la independencia de este territorio. Lo que en un primer momento se constituyó como una guerra civil, pronto se extrapoló al ámbito internacional con la intervención de la OTAN contra las fuerzas del gobierno yugoslavo a lo largo del año 1999.

Los bombardeos de la OTAN se sucedieron durante meses bajo el amparo de gobiernos occidentales como el de Tony Blair y Bill Clinton. El 10 de junio de ese mismo año se da por finalizada la guerra con más de 12.000 muertos y más de 200.000 desplazados —la familia Shaqiri entre ellos— y un futuro un tanto incierto para la región kosovar.

Tras la guerra, la propia Organización del Tratado Atlántico Norte se encargó de administrar esta región siendo poco menos que un estado satélite de la misma. Sin embargo, en el año 2008, y de forma unilateral nuevamente, el territorio vuelve a declarar la independencia de Serbia, siendo actualmente reconocido por 112 de los 193 miembros de Naciones Unidas como un estado soberano.

Kosovo Je Srbija

Desde la independencia del país, el lema “Kosovo es Serbia” se convirtió en la principal reivindicación ante la secesión de la región de Kosovo. Tanto es así que es apoyada por el propio gobierno serbio, quien no reconoce la independencia y considera al territorio una región autónoma dentro del país.

Una vez puesto en situación el conflicto, volvemos al 22 de junio de 2018. El combinado suizo vencía por 2-1 a los serbios en la fase de grupos del Mundial. Los goles que daban la victoria conjunto dirigido por Vladimir Petkovic fueron obra de Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, dos “hijos de la guerra” de Kosovo.

Sin embargo, fue la celebración de estos jugadores entrelazando los brazos en representación al águila de dos cabezas, símbolo de la Gran Albania, la que levantó ampollas entre los serbios.

Tan sólo cuatro años antes, en un choque clasificatorio para la Eurocopa entre las selecciones de Albania y Serbia, un dron en el que ondeaba esta misma bandera desató el caos en el Estadio Partizán de Belgrado, teniendo que suspenderse dicho encuentro.

Stefan Mitrovic, jugador de la selección serbia interceptó dicho dron, lo que causó un malestar entre los jugadores del combinado albanés que agredieron al central nacido en Belgrado.

No sólo se tuvo que suspender el partido, sino que la UEFA resolvió que la selección albanesa lograría la victoria administrativa por 0-3 y penalizó con tres puntos menos al combinado de “las águilas blancas” debido a los incidentes acaecidos.

Con estos precedentes sobre la mesa, y con motivo de la visita de los reds al Estadio Rajko Mitic en la noche de Champions, Jürgen Klopp decidió que lo mejor para preservar la seguridad, y el encuentro no fuese más allá de lo meramente deportivo, era que Xherdan no viajase con el resto de sus compañeros a Belgrado.

Un conflicto deportivo

Más allá del plano futbolístico, el conflicto kosovar es un tema de primer orden en el deporte balcánico.

En el año 2008, el nadador olímpico Milorad Cavic vio cómo le desposeían de su título como campeón de Europa de 50 metros mariposa tras acudir a la ceremonia de entrega de medallas ataviado con una camiseta cuyo lema era el mencionado Kosovo Je Srbija.

A su vez, reconocidas estrellas del deporte local como el ex baloncestista Dejan Bodiroga o el tenista Novak Djokovic participaron en las diferentes manifestaciones que reclamaban el reconocimiento de la región de Kosovo como territorio serbio.

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