DAVID FERREIRO PÉREZ
Llegar a lo más alto en el mundo del deporte no es algo sencillo. Sin duda, una de las peores épocas para todo deportista en formación se encuentra en los últimos años de instituto y los primeros de universidad, un periodo en el que además de resultados deportivos también se exigen resultados académicos.
En España se trata de favorecer a estos deportistas mediante becas y otras facilidades, pero no es el único modelo que existe. En América, como para muchos ya será conocido gracias a las películas, institutos y universidades se vuelcan con los deportistas siempre y cuando estos cumplan con sus tareas en los dos ámbitos. Aunque no es así en todo el continente, y lejos del conocido caso de los EE.UU., hoy hablaremos sobre el sistema mexicano.
En el mundo del deporte se suele empezar por gusto, por afición y por salud. Muchos de nosotros hemos sido apuntados en nuestra infancia a un sinfín de deportes que nos habían llamado la atención por puro ocio, por conocer y descubrir aquello que nos apasionaba de verdad. Muchos optan por el fútbol o el baloncesto, los más conocidos, pero otros deciden apostar por un deporte menos mediático pero igual de entretenido como puede ser el atletismo o el piragüismo, por citar solo algunos ejemplos.
En busca de un sueño…
Con el tiempo van pasando los años y algunos dejan de practicar esos deportes por puro entretenimiento para marcarse ciertas metas, bien en forma de títulos o de mejoría. Mientras crecen, esos jóvenes lo hacen soñando con ser como sus ídolos y poder ganarse la vida realizando su auténtica pasión. Sin embargo, la amarga y dura realidad es que muchos de esos deportistas, por unas razones o por otras, se quedarán por el camino.
Y es que llegar a la élite no es algo para nada sencillo, puesto que hace falta algo más que esfuerzo y dedicación, hace falta también el talento y, por qué no decirlo, la suerte. En un país como el nuestro, en el que el fútbol es el único e indiscutido ‘deporte rey‘, miles de chavales se deciden a probar fortuna en el mundo del balompié.
Pero llegar a ganarse la vida como hacen en Primera o Segunda División es toda una odisea. En ese largo camino por llegar a lo más alto, los jóvenes, guiados por sus padres, deben seguir progresando a nivel académico. Y en muchos casos, acaban asumiendo un nivel de carga que no se ve recompensado para aquellos que dedican todo su tiempo a su pasión sin descuidar su educación.
¿Cómo funciona?
Las becas o las ayudas para aquellos deportistas que buscan continuar su formación mientras compiten al máximo nivel son un buen aliciente, pero no una justa recompensa. Por eso hablamos del modelo ‘made in América‘, un modelo que se dio a conocer gracias a las películas y series americanas, pero que se aplica en más países que en los Estados Unidos.
Allí, por ejemplo, los institutos y universidades recompensan al buen deportista con todo tipo de ayudas, tanto a nivel educativo como económico, cuidan al deportista y lo preparan de cara a un más que posible salto al primer nivel. Así, las universidades yankees exportan talento a las ligas del país de todo tipo, pero principalmente en fútbol americano y en baloncesto.
El caso mexicano, aunque distinto y lejano, es similar. Lejos de las grandes infraestructuras y presupuestos que manejan sus vecinos, los mexicanos maximizan sus recursos. Es por ello que el papel de las universidades en el deporte es vital, especialmente a nivel formativo. Y lo es porque, a diferencia de los EE.UU., en México el salto al máximo nivel lo puedes dar en la misma universidad.
Es decir, no se prepara a los y las jóvenes para mandarlos a un equipo superior, sino que se van quemando etapas hasta poder llegar al primer equipo, que en algunos casos puede estar disputando una liga profesional, como la Liga MX o el Ascenso MX.
Tirando de cantera…
De hecho, en el Clausura 2019 que se ha comenzado a disputar este enero, hasta tres clubes (de 18 en total)vinculados a distintas universidades tienen a su primer equipo en la primera categoría del fútbol mexicano: los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México, los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León y los Lobos de la Benemérita Universidad de Puebla.
Un número de equipos que aumenta si se mira en divisiones inferiores, con otros tres representantes ‘universitarios’ en el Ascenso MX (Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, Potros de la Universidad Autónoma del Estado de México y los Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas), algunos de ellos clásicos de la Primera División como los Leones Negros.
Conforme más categorías se bajan, más equipos ‘universitarios’ se pueden encontrar. En la Segunda División (tercer nivel de competición) es la categoría en la que más equipos de este tipo se pueden encontrar, puesto que clubes como Pumas, Tigres o Leones Negros tienen a sus filiales en esta categoría, compitiendo con primeros equipos de otros centros como los Dorados de la Universidad Autónoma de Chihuahua o los Loros de la Universidad de Colima.
… sin olvidar otras cosas
Este sistema deportivo premia, en cierto sentido, a todos aquellos jugadores que deciden continuar sus estudios, puesto que a estos se les ponen más facilidades conforme la categoría en la que compite, ya que muchos de estos equipos tienen presencia también en otros deportes. Las universidades sacan tajada en forma de atletas bien formados y los jóvenes consiguen compaginar el deporte con los estudios de una forma más sana. Se les facilitan infraestructuras, entrenamientos y profesionales de calidad y se les flexibiliza la carrera y el horario para que puedan hacerlo todo a la vez.
Nadie les garantiza que vayan a llegar a la élite, pero al menos por el camino siguen cuidando el ámbito educativo, permitiéndoles un mayor número de salidas cuando llega la edad para la que se debe estar preparado para dar el salto de categoría. Además, el hecho de que el salto lo puedan dar en una institución en la que ya crecieron, también facilita su adaptación al equipo.
Por último, también se debe destacar que el nivel de implicación de cada Universidad en el equipo es diferente. Así encontramos casos como el de Pumas, que pertenece a la UNAM pero es administrado y financiado por el Patronato Universitario del Club Universidad, o los Tigres, que son el equipo oficial de la UANL pero que son apoyados por la empresa externa Sinergia Deportiva.