La Línea es el principal epicentro de la prostitución en la ciudad de Guatemala | Fuente: Cineteca
La Línea es el principal epicentro de la prostitución en la ciudad de Guatemala | Fuente: Cineteca
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

“Ahora que estoy en el equipo me siento bien, porque no solamente trabajo, me voy a divertir también”. Este es tan sólo uno de los testimonios desgarradores que aparecen en Estrellas de la Línea, el documental que, en el año 2006 retrató, gracias al cineasta sevillano Chema Rodríguez, la realidad de la prostitución en Guatemala.

América Central es un pequeño oasis geográfico. El intermediario entre dos gigantes masas de tierra que forman un continente tan diverso como prejuzgado en muchos momentos. La otra realidad que azota a este territorio bañado por el Mar Caribe, y quizá uno de los motivos por el que mayores apariciones públicas alcance en nuestro país es el alto índice de violencia con el que cuentan países como Guatemala, Nicaragua y Honduras.

Este triángulo de estados es el territorio de operaciones de bandas criminales como la Mara Salvatrucha o Barrio 13, que han hecho del crimen organizado una de las señas de identidad -para mal- de la región.

Sin embargo, existe otro tipo de violencia por el que se conoce menos a estos países. La lacra de la violencia machista ha ido superando barreras en España durante los últimos años, ganando visibilidad en los medios y concienciando a la mayor parte de la población sobre la necesidad de erradicar un problema de tal magnitud.

Las Estrellas sobre el “papel”

Si en España aún quedan infinidad de pasos por dar, la realidad de países como Guatemala llega a estremecer a cualquiera. Esta violencia, exacerbada ya de por sí, alcanza tintes macabros -como todo en esta vida- en el mundo de la prostitución.

Un mundo que, si bien recibe los abusos de la violencia machista más que ningún otro a lo largo y ancho del globo, imaginemos en un país donde hay 23 homicidios anuales por cada 100.000 habitantes.

En este contexto, Chema Rodríguez se desplazó con un esférico hasta Guatemala con el fin de radiografiar la prostitución en Guatemala con el fútbol como excusa.

Una de las prostitutas en grabación para el documental Estrellas de la Línea | Fuente: Filmin
Una de las prostitutas en grabación para el documental Estrellas de la Línea | Fuente: FilminGuat

He aquí el contraargumento de muchos de los detractores al proyecto llevado a cabo por el cineasta sevillano. Y es que, aquellas prostitutas a las que se les obligaba a vender su cuerpo por unas migajas en el barrio de La Línea, el epicentro de la prostitución en la ciudad de Guatemala, no tenían ningún interés por el fútbol previamente, sino que el balón fue el motivo que Chema encontró como elemento para visibilizar y empoderar a aquellas mujeres.

El debate que se constituyó, por tanto, era maquiavélico, y estaba en determinar si aquella “ficción” -los medios- estaba justificada con el fin de visibilizar las condiciones de las trabajadoras sexuales de La Línea.

«No sabemos quiénes son más violentos, si la policía, los clientes o nuestras parejas» señala Vilma, una de las protagonistas del documental. La violencia machista, en este caso, no quedaba limitada al ámbito laboral, sino que además se sustentaba en la desprotección ante el cuerpo encargado de hacer cumplir la ley y, por si fuera poco, en el ámbito doméstico.

Aquella manifestación política y social con el balón como protagonista revolvió a la sociedad guatemalteca. De esta forma, las Estrellas de la Línea se encontraron con numerosos rechazos e intentos de boicot a su proyecto, con numerosos equipos que se negaban a jugar con las Estrellas, pero también con considerables apoyos, lo que generó un caldo de cultivo para conseguir lo que Chema Rodríguez trató desde un principio: lograr visibilidad para el problema de la prostitución y la violencia machista en Guatemala.

La realidad actual de los feminicidios

Han pasado 14 años de la realización de aquel documental, que, si bien logró una cierta visibilidad más allá de las fronteras guatemaltecas -especialmente en España por gracia de su documentalista- no sirvió para acabar con uno de los principales problemas que azotan al país centroamericano.

En el año 2006, en Guatemala, 2 mujeres eran asesinadas cada día a causa de la violencia machista, una cifra que se eleva hasta los 813 feminicidios registrados en el país en el año 2017. Un año antes, en 2016, la cifra era de 739. Los números se recrudecen aún más si nos fijamos en las denuncias por violencia machista; 45.975 denuncias se llevaron a trámite tan sólo en el año 2017.

Es decir, si bien aquella realidad ficcionada sirvió como punto de debate social durante algunos meses en Guatemala, no sirvió para que la población tomase conciencia del verdadero problema que había tras toda aquella vida paralela que, durante unos meses, pudieron vivir las prostitutas de La Línea.

Aquel proyecto audiovisual vio su fin en mayo de 2006, con la presentación al gran público del documental y los premios recibidos en los festivales de Cine de Málaga y Berlín.

Si la propuesta de Chema Rodríguez vio sus frutos es algo que sólo él podría contestar. Lo que sí es cierto es que, pese a no conseguir revertir lo que es un problema de estado en el país centroamericano, sí consiguió dar algo más de felicidad a las vidas de Valeria, Vilma, Mercy, Lupe o Carol entre otras.

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