Los aficionados de buena parte del mundo verán como sus clubes diputan partidos a puerta cerrada | Fuente: Business Insider
Los aficionados de buena parte del mundo verán como sus clubes diputan partidos a puerta cerrada | Fuente: Business Insider
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

Pese a que algunos quieran continuar con el fútbol como si nada hubiera pasado, y poner un punto y seguido en las principales ligas europeas, lo cierto es que la pandemia del Covid-19 está cambiando el fútbol tal y como lo conocemos. Aparte de los jugadores, periodistas y diferentes trabajadores que se han visto afectados por la pandemia a lo largo y ancho del globo hay un colectivo que parece silenciado y alejado de los focos de los medios: los aficionados.

“El mundo del fútbol es el mundo de la relación del futbolista con la gente. Esta es, para mí, la única verdad de este deporte. Si no hay gente en un estadio, el futbolista no es futbolista”, comentaba Luis César Menotti para el suplemento Ideas de El País al ser preguntado por el futuro del balompié tras la epidemia del Coronavirus. Lo cierto es que, tal y como parece, las certezas del que fuera seleccionador argentino durante la Copa del Mundo de 1978 -torneo en el que la albiceleste logró su primer cetro mundial- no son compartidas por buena parte de las federaciones y organismos que se encargan de la organización de las principales competiciones domésticas del fútbol europeo.

Con una Bundesliga sin público nuevamente en marcha, y la Ligue 1 habiendo echado el cierre hace prácticamente un mes, Liga, Premier y Serie A se preparan para un retorno con el que muchos no parecen estar de acuerdo. Analizamos, en torno a cifras, cuánta importancia pueden tener los aficionados y cómo les afectará el regreso de la competición a puerta cerrada.

Asistencia promedio

*Leyenda* Clicando sobre el nombre de cada una de las competiciones aparece únicamente la evolución de la asistencia en cada una de ellas, por lo que se puede visualizar tanto en conjunto, como cada una de ellas de forma pormenorizada. Cada una de las burbujas corresponde a un club que se dispone en una determinada posición en función de su asistencia promedio de aficionados y su posición final en la tabla para cada una de las temporadas.

Hubo una época en el que el principal activo económico de un club, más allá de los patrocinios, se encontraba en las gradas de los estadios. Los aficionados aportaban con sus abonos y carnets de socios una fuente de ingresos vital para la supervivencia de los clubes. Todo ello cambió a comienzos de la década de 1990. A la hora de medir la afluencia de los espectadores en las cinco grandes ligas hemos tenido en cuenta la temporada 1992/93 como punto de partida del fútbol globalizado tal y como lo conocemos en la actualidad.

Si bien un organismo con entidad jurídica propia como la LFP llevaba prácticamente una década controlando el fútbol en España, fue en 1992, con la fundación de la Premier League cuando el entramado empresarial en el mundo del fútbol cobró mayor fuerza. La FA (Football Association) acordó con los clubes ingleses de la máxima división profesional -por entonces First Division- la creación de un organismo como la Premier, con independencia de la Federación a la hora de negociar patrocinios propios y contratos de radiodifusión independientes de la FA, lo que traería una nueva fuente de ingresos económicos.

En este momento, y con dos competiciones como La Liga y la Premier desligándose de las federaciones nacionales empezaba a cobrar fuerza el Caso Bosman, el proceso judicial en el que se vio implicado el futbolista belga Jean-Marc Bosman y que acabó con las restricciones a los fichajes de jugadores extranjeros que existían hasta el momento.

La importancia de los ingresos televisivos

Ante este contexto, los ingresos por derechos televisivos comenzaron a cobrar gran importancia en el mundo del fútbol. Los patrocinios y el pago por la adquisición de los mismos empezaron a ser una de las principales -si no la principal- fuente de ingresos de los equipos profesionales. Esto resulta algo esencial a la hora de comparar el papel que juega el aficionado y cómo ha cambiado su papel en el fútbol actual. En este caso, para muchos clubes y, sobre todo, dependiendo de la competición, los ingresos de un conjunto por vender sus derechos en China suelen ser mucho mayores que lo que perciben de mano de sus abonados.

Ligas como la española han visto cómo al tiempo que los principales clubes baten récords de ingresos año tras año, la asistencia media se encuentra lejos de los números que lograba a mediados de la última década del pasado siglo, cuando se logró el récord de asistencia media en los estadios.

#StopFootballWithoutFans

La pandemia del Covid-19 ha provocado lo que parecía imposible: que el mundo de las gradas se uniese bajo un mismo lema y con un mismo fin por toda Europa. Más de 400 peñas y grupos de aficionados de diversos países (Italia, Austria, Bélgica, Bulgaria, Francia, Alemania, Grecia, España etcétera) firmaron un comunicado conjunto en el que se pedía a las competiciones domésticas que se replantearan la reanudación de las competiciones domésticas a lo largo y ancho de toda Europa.

Los motivos a los que se aludía en dicho manifiesto era que los intereses económicos se habían puesto por encima de los sanitarios en la gestión y el retorno a la competición, a lo que añadían que no existen razones de peso, más allá de los ingresos televisivos, para continuar jugando al fútbol en un Estado de Alarma como en el que nos encontramos.

De la ‘Tessera’ al Covid

La que fuera la primera potencia futbolística a nivel mundial durante la década de los 90 vio cómo, con la llegada del siglo XXI, su modelo quedaba estancado. Los estadios italianos recibían de media, cada fin de semana, unos 30.000 aficionados a lo largo del último lustro del pasado siglo XX.

Hoy, y pese a sufrir un ligero repunte en los últimos dos años, en los que parece que la llegada de jugadores como Cristiano Ronaldo a la competición ha vuelto a poner el foco sobre el calcio, son poco más de 25.000 los fans que acuden, de forma promedio, a los San Siro, Olímpico de Roma y San Paolo de turno.

Muchos grupos de aficionados apuntan a que la conocida como Tessera del Tifoso fue el principal elemento que propició esta caída. En un intento por mantener el control sobre los grupos ultras y frenar los niveles de violencia que habían alcanzado las gradas en Italia el Ministerio del Interior del país transalpino decidió introducir, para la temporada 2009-10, una especie de carnet de identidad del aficionado que permitiría, según el gobierno italiano de la época, controlar el acceso de los ultras en los estadios e impedir la entrada a aquellas personas que, por sus comportamientos  violentos pudieran alterar el buen desarrollo de los encuentros.

Con el paso de los años, y viendo acciones como la que paralizó la final de Copa de Italia durante 45 minutos en el año 2014, parece que el fin del mundo ultra en el país de la bota está lejos, al tiempo que numerosos aficionados levantan la voz protestando contra los atropellos sistemáticos que se producen desde la introducción de la Tessera.

El retorno -más que probable- del calcio en uno de los países que más ha sufrido las consecuencias del Coronavirus parece que ha sido la gota que colmó el vaso entre los tifosi. El conocido como Movimento Unitario Basta Abusi ha logrado lo que parecía una quimera: unificar a 150 grupos ultras de Italia con el fin de paralizar el inicio de la Serie A. Los portavoces del movimiento ya han convocado una manifestación para el próximo 6 de junio en Roma, donde estarán representados la mayor parte de grupos ultras y colectivos de aficionados del fútbol italiano.

El Movemento Unitario Basta Abusi realizará una manifestación el próximo 6 de junio protestando contra la vuelta de la Serie A | Fuente: Basta Abusi
El Movemento Unitario Basta Abusi realizará una manifestación el próximo 6 de junio protestando contra la vuelta de la Serie A | Fuente: Basta Abusi

La Liga a dos tiempos

El duopolio Real Madrid-Barcelona tiene su reflejo en las gradas. Varias han sido las voces que se han alzado contra la “gentrificación” turística que han vivido estadios como el Santiago Bernabéu y el Camp Nou en los últimos años.

Lo cierto es que los datos afirman que, a nivel promedio, el número de aficionados que acuden a los estadios en España es bastante menor que en la década de los 90. Entre los motivos está la remodelación de estadios como los anteriormente mencionados y el ascenso y estabilización en la máxima categoría de clubes como Eibar o Leganés, quienes, tradicionalmente, no han tenido una gran masa social al ser clubes de pequeñas localidades y barrios cuyo espacio, de manera tradicional, estaba reservado a categorías como Segunda o Segunda B.

Esto deja una Liga a dos tiempos, en la que las diferencias entre la clase alta y baja de la Liga se notan sobremanera en el volumen de aficionados tan dispar que acogen los estadios.

Una Premier ‘neutral’

“Cuando le dicen a un club que apruebe un cambio en las reglas que hará más probable su descenso, no piensa en el dinero de la TV.» Así de tajante se mostraba Christian Purslow, director ejecutivo del Aston Villa, al ser preguntado en una entrevista concedida a Talk Sport por la posibilidad de que la Premier se finalizara jugando los encuentros en campo neutral.

Pese a ser, con diferencia, la competición que más dinero reparte por derechos televisivos y su modelo de negocio parezca estar en una burbuja totalmente dependiente de estos ingresos, son varios los clubes de la parte baja de la tabla que consideran contraproducente continuar con la Premier League como hasta ahora. El paradigma de la Premier League nace de que, al contrario de lo que veíamos en la Liga o en la Serie A, el cambio de modelo no ha frenado la afluencia de aficionados a los estadios, sino que, de hecho, lo ha potenciado.

En el año 1993, primero de nuestro estudio, un club como el Liverpool y un estadio como Anfield gozaban de una asistencia promedio de 37.000 aficionados. Hoy día, el Manchester United es capaz de reunir cada dos fines de semana a cerca de 75.000 fans en Old Trafford.

El reparto más igualitario de los derechos televisivos, unido a la pérdida de fuerza del hooliganismo en las islas, parece haber propiciado una competición mucho más igualada y, en este caso, pese a perder fuerza el aficionado medio como activo económico ha ganado una Liga mucho más atractiva en el plano futbolístico.

La fuerza del 50+1

Después de tocar fondo a finales de los 80, la Bundesliga decidió cambiar su modelo económico poniendo en el centro del debate futbolístico al aficionado.

La regla del 50+1, una peculiaridad futbolística tan alemana, se ha convertido en un oasis ante la influencia cada vez mayor de jeques y magnates en el balompié europeo. A través de esta regulación en el plano accionarial, la propiedad de los clubes debe estar, al menos en un 51%, en manos de los socios de ese conjunto.

Blindar el club a los socios ha traído un crecimiento espectacular ya no tanto en el plano futbolístico, sino también en las gradas. En la actualidad, la competición alemana es la que mayor volumen medio de espectadores acoge en sus estadios de entre las cinco grandes ligas europeas.

Esto ha chocado, para muchos, con la vuelta prematura del fútbol alemán, siendo la primera competición europea que ha decidido disputar partidos a puerta cerrada, sin gradas tan características como la del ‘Muro Amarillo’ que el Borussia Dortmund llena hasta la bandera.

Protesta contra Dietmar Hopp en el estadio del Unión Berlín por su intento de hacerse con el control del Hoffenheim | Fuente: La Vanguardia
Protesta contra Dietmar Hopp en el estadio del Unión Berlín por su intento de hacerse con el control del Hoffenheim | Fuente: La Vanguardia

El fútbol francés más allá de la televisión

Pese a la creciente atención que ha ganado el fútbol francés gracias a la constelación de estrellas que ha juntado Nasser Al Khelaifi en París, lo cierto es que, a nivel global, el interés de la Ligue 1 está muy lejos del que despiertan competiciones como La Liga o la Premier League más allá de nuestras fronteras.

Esto se aprecia en el volumen de ingresos que recibe actualmente la Ligue 1 por derechos televisivos en comparación con el resto de grandes ligas, estando muy por debajo de competiciones como la española, la alemana o la italiana y con un volumen de facturación por televisión en niveles mínimos en comparación con la Premier. Además, y pese a ser la Liga con menor asistencia promedio en los estadios de las cinco analizadas, el número de aficionados va en claro aumento en los últimos años, acercándose en el último año a su récord de asistencia histórica, lo que hace que, en líneas generales, la economía de los clubes franceses dependa mucho más de sus aficionados.

En conjunto, estos motivos parecen haber propiciado el fin de la competición con el beneplácito de los clubes, tomando la última jornada disputada como final de la Ligue 1, produciéndose ascensos y descensos de categorías y coronando, un año más, al PSG como campeón de Liga.

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