En Latina, Calcutta recuerda varias noches de gloria en el Francioni. Ninguna como aquella previa a su gran concierto en su ciudad natal | Fuente: Giuseppe Maffia (Cedida)
En Latina, Calcutta recuerda varias noches de gloria en el Francioni. Ninguna como aquella previa a su gran concierto en su ciudad natal | Fuente: Giuseppe Maffia (Cedida)
LUCAS MÉNDEZ VEIGA

@LMendez8

En el panorama musical de Italia, a veces, surgen talentos que escapan de la rigidez de la industria. Talentos que vuelan y buscan influencias alejados del tópico de la canción italiana melodiosa. Edoardo D’Erme (Latina, 1989) se define, nada más y nada menos, como «el Cassano de la música»: talento e irregularidad. Todos le conocen por Calcutta, uno de los cantautores más en auge de todo el país. Charlamos sobre influencias brasileñas, la camiseta de Boca, figuras de un calcio que ya no existe, su ‘curiosa’ ciudad natal y ese maldito año en el que el eterno rival, el Frosinone, estuvo en Serie A.

Pregunta: Para presentarte un poco al público español debemos hablar de la música de Calcutta. ¿Cómo nace esta pasión?

Respuesta: Sobre todo por mi padre, que nos dejó un montón de discos. Cuando te lo encontrabas, siempre escuchaba música. Me ponía mis cascos y me encantaba. Después empecé a tocar la guitarra, el piano. La verdad es que la música me gusta pero no sé decirte por qué. Es curioso (risas). Me divierte, me hace sentir bien. ¿Simple, no?

P: Eres de Latina, una de las ciudades más recientes de Italia. ¿Qué recuerdos tienes allí?

R: Es una ciudad particular. No es una ciudad sencilla, eh. Está entre Roma y Napoli, y entre estos polos muy grandes y muy importantes, coge un poco de una y de otra. Tanto cosas positivas como negativas, me refiero. Recuerdo una infancia bastante tranquila, en el patio para jugar a la pelota, con mis amigos, tocando en casa. Diría que fue todo muy tranquilo. Sin exagerar, tampoco. Después en la escuela superior conocí un poco más el mundo que nos rodea, el barrio en el que vivía, conociendo las cosas buenas y menos buenas. Empecé a entender todo (risas). En esa época empecé a tocar más, llegué a la universidad pero no la acabé porque salió mi primer disco y me fue bien. Me permití el lujo.

P: ¿Se te daba bien el calcetto (término empleado en Italia para referirse al fútbol de barrio en canchas reducidas) o no te lo tomabas muy en serio?

R: Sí, sí. Ahora hace un tiempo que no juego pero, recuerdo que, este verano pasado toqué en un sitio que tenía una portería y jugamos un partidillo contra otra banda brasileña. Mamma mia! ¡Nos destruyeron! En realidad, conseguimos empatar y perdimos en penaltis pero nos humillaron mil veces. Me las arreglo con el fútbol, marqué mi gol en la lotería que son los penaltis, eh (risas).

P: Centrándonos en la música de Calcutta, cuentas que te permitiste el lujo de dejarlo todo para dedicarte a ella. ¿Te hacías una idea de la carrera que querías tener?

R: En realidad, siempre estuve confuso. Mi chica me decía que perdía el tiempo, que me buscase un trabajo. Me daba miedo, en parte, que ella me considerase un perdedor. Si fuese por mí, no lo habría imaginado nunca a pesar de que me considero optimista en cierto sentido. No vengo de una familia rica pero en mí se dio todo: pereza, optimismo… y un poco noté que lo podría hacer. No solo con la música. Siempre sentí que podía dejar algo.

Me pasó con la música y cuando la descubrí mejor cuando crecí y conocí mejor mi barrio. Siempre escuché mucha música independiente, también música viejísima. Nunca me importó cómo funciona la industria discográfica. Al no conocerla, nunca me hice una idea de cómo sería ni un status que quisiese conseguir. Ese punto idílico no parecía para mí. Como mucho, como digo, hacer algo interesante que le pudiese gustar a alguien. Después con el primer disco tenía potencial pop pero no me imaginaba que fuese a ir así, me imaginaba algo peor. Así que no, nunca me imaginé la carrera que estoy teniendo como Calcutta pero siempre pensé llegar a algún punto, aunque no fuese como cantante y sí como autor o como arreglista. En un principio era lo que me gustaba, sin presión y ganando un dinero. Era lo que quería hacer pero no apunté bien y fíjate (risas).

Nunca me importó cómo funciona la industria discográfica […] Antes era más fácil irme al bar, tomarme algo, conocer a una persona que no te conoce y entablar una conversación – Calcutta

P: Justamente con el álbum Mainstream, el fenómeno Calcutta se convierte de verdad en reconocido. ¿Qué echas de menos de la escena más alternativa, de esos pubs con conciertos más íntimos?

R: En el momento que empecé a tocar en sitios más grandes me di cuenta que falla el contacto con el público. Que es curioso, porque te escucha mucha más gente, pero parece que te pierdes. Que pierdes tu sonido. Al principio, con el cambio de escenarios pensaba así. Después, siendo la de ahora una música diferente, necesitas una serie de habilidades musicales que la conviertan en algo especial en ese tipo de dimensiones. Ha ido bien en los sitios grandes. Ahora lo que echo de menos es bajarte del escenario y tomarte una birra tranquilo. Cuando estás en un sitio grande es un poco arriesgado, sobre todo para tu salud mental. A pesar de ser afectuosa, no me gusta esa atmósfera del asalto. Me molesta. Antes era más fácil irme al bar, tomarme algo, conocer a una persona que no te conoce y entablar una conversación. Ahora me quedo dentro del backstage y me voy a dormir después.

P: Digamos que echas de menos la atmósfera que se crea en esos locales.

R:  Sí, aunque también la atmósfera del tour es bonita. Es más de día que de noche. Antes los hacía de noche. Todo se desarrollaba de noche, al bar y al furgón a dormir para ir a otro sitio.

P: Tu música me resulta curiosa. Calcutta une ritmos más pop con influencias indie, rock o incluso de la música sudamericana, como la brasileña. He leído que te encanta Gaetano Beloso.

R: Sí, además estos días he visto un documental sobre João Gilberto que se llama ‘¿Dónde estás, João Gilberto?’. Pues mira, me ha hecho volver a escuchar de manera obsesiva la música brasileña. Y ahora escucho esto, Gilberto Gil… pero igual después me pongo Black Sabbath. Madre mía, fue mi amor adolescente Black Sabbath. Cuando tenía 10 u 11 años me encantaba. Entonces hago Brasil – Black Sabbath. Me he dado cuenta que es un poco esquizofrénico.

P: Curiosa la mezcla, desde luego.

R: Un poco de dulce, un poco de amargo (risas).

Los domingos daban el campeonato argentino y me encantaba el Boca de Riquelme y Palermo – Calcutta

P: Hablando de esa dicotomía entre dos mundos. En casi todos tus discos tienes canciones casi conceptuales, solamente instrumentales. ¿Tienen algún tipo de sentido para ti o es solo experimentación?

R: Más que nada es una distracción en el proceso de creación de un disco, que da siempre bastante trabajo y es un proceso enervante, casi. En estos casos, uno se mete en el estudio, con los productores, y necesita un momento de diversión y de evasión. Entonces se abrazan acordes, instrumentos, un loop que creas, los mezclas todos… después me dan fotos chulísimas en un contexto de trabajo, es la recreación, la pausa y la fiesta. Allí dejo ir todo mi estrés, estás también creando y me divierto.

P: ¿Qué tal ha ido el confinamiento? ¿Has aprovechado para escribir algo nuevo que puedas adelantar?

R: Sí, escribí muchísimo para otros artistas. Para amigos y canciones para cantantes italianos importantes que no te puedo decir por ahora (risas). Y bien, lo pasé solo, en Bologna en una casa pequeña. Es curioso porque la alquilé mientras buscaba una casa grande que nunca encontré y me quedé aquí. Y mi confinamiento ha sido un momento de soledad, en el que he escrito, vi películas, cargué pilas, cogí referencias, pelis, libros mientras veía por la ventana este contexto bastante extraño. Pero fue bonito en cierto sentido en esta ciudad silenciosa, desierta. Debo decir que fue un momento fuerte, también para mi inspiración. Encontré cosas que, antes o después, publicaré.

Calcutta, en un concierto con la camiseta de Boca Junios | Fuente: Aldo Torchia (Cedida)
Calcutta, en un concierto con la camiseta de Boca Junios | Fuente: Aldo Torchia (Cedida)

P: En todo este contexto tan musical, ¿el fútbol viene de siempre o lo sigues desde hace poco?

R: No, no, desde que era un niño. A parte de animar a un equipo, me encanta el fútbol como deporte, como filosofía. Vi un poco vuestro proyecto y me encantó. Me gusta ese enfoque y aquí tenemos una revista digital muy similar llamada L’Ultimo Uomo. El tratar el fútbol en manera narrativa. Así que en cuanto vi lo que hacíais, me puse muy feliz y acepté la entrevista.

P: Ese lleno en el concierto en tu estadio, el Francioni de Latina, ¿es la mejor noche que has vivido allí o hay otra en la que esté metido directamente el fútbol?

R: (Se lo piensa) Pues no sé. El año que la Latina consiguió estar en la Serie B solo conseguí ir dos veces al estadio. Y pasé buenas noches allí, muchas veces. Pero quizá, la noche del concierto sí… No, no. ¿Sabes cuál ha sido la noche más bonita en el estadio? Fue la noche antes del concierto. Hice las pruebas de sonido en el Francioni completamente vacío y, en un sitio en el que he estado tantísimas veces, bajé después al centro del campo, completamente vacío, nadie. Toda la ciudad alrededor, veía todos los edificios y nosotros allí en el estadio, a oscuras y fue impresionante. Mejor incluso que la del concierto, tengo incluso fotos.

P: Me imagino la imagen de aquel día. Tiene que ser impresionante.

R: Increíble, el silencio… dije ‘wow’.

Me gusta la filosofía de equipos de provincia que consiguieron ser la sorpresa del campeonato – Calcutta

P: También el fútbol te ha permitido dar a conocer más tu música, el fenómeno Calcutta. ‘Oroscopo’ la presentaste en la RAI.

R: Es verdad, hace dos o tres años. Es cierto. Después también la historia del Frosinone que, sabes, es nuestro rival. El rival de la Latina y se veía que el mundo estaba cambiando. La canción expresaba toda esta incerteza de un mundo cambiante y, en medio de todas estas revoluciones, desgracias y desastres, el Frosinone asciende a Serie A. No sé si en España se dice algo así pero nosotros dijimos ‘Non c’è più religione’ [Algo así como lamentarse porque las cosas no van como uno querría]. De verdad, incluso estos consiguieron llegar a Serie A. Fue así. El fútbol forma parte de mi vida y me ha ayudado con la música. También la historia del fútbol, que casi siempre es más bonita que el fútbol en sí.

 P: Hablando del Frosinone, he visto una frase en redes sociales que me ha hecho bastante gracia. “El Frosinone en Serie A es un dolor que solo un latinense puede entender”.

R: (Risas) De verdad que sí. Fue algo horrible. Ocurrió cuando todavía estaba reciente que el Latina jugase la promoción a la Serie A (2013-2014). Perdió la final contra el Cesena y no pude ir a verla. Estaba en Roma, estudiando, y la vi en casa de un amigo en la televisión. Fue una desilusión. Y lo del Frosinone en Serie A fue feo. De hecho, en aquel concierto en el estadio, en vez de decir “el Frosinone en Serie A” [parte de la letra de la canción], dije “quién no salte es gialloblú”, que es un cántico del Francioni. Me acuerdo que había muchas bufandas del Frosinone y no es algo bonito que en nuestro estadio estén esas bufandas. Pues las bajaron en ese momento (risas). Pero en general es bonito también esta rivalidad, es simpática.

P: Más de relación música – fútbol. El director Francesco Lettieri está de moda por su peli ‘Ultras’ de Netflix pero tú ya llevas años trabajando con él para tus videoclips. ¿Cómo surge esa oportunidad? ¿Cómo empezáis a trabajar juntos?

R: Lo conocí antes de que ambos fuésemos conocidos. En Roma, me vio en un concierto y me escribió: “Te he escuchado dos canciones, me gustaría hacerte un video”. En ese momento no tenía tantas grabaciones de mi música y le dije que en el momento que hiciese una, le llamaba. Y me acuerdo que hablamos de grabar el videoclip de mi primer single, ‘Cosa mi manca a fare’. Creo que es un tío buenísimo, ha hecho cosas buenísimas. Y ahora ha hecho esta peli, Ultras.

Creo que un entrenador, antes de decir que es buenísimo, debe poner en práctica sus esquemas en Italia. Nos da valor como liga – Calcutta

P: ¿Qué te ha parecido? ¿La has visto?

R: Claro, somos muy muy amigos. Está genial y habla de fe futbolística y de Napoli.

P: También haces referencias en tu música a mitos del fútbol italiano, a esa fe futbolística. Hablas de Dario Hübner, conocido por ser un gran delantero pero poco reconocido y que antepuso muchas veces sus sentimientos al dinero. ¿Te sientes identificado con ‘Tatanka’?

R: Con el dinero, en mi caso, no lo sé. En general la ambición sí. El dinero es algo que forma parte del recorrido, de la carrera musical en general. A veces sí he hecho como Dario, y por eso escribí esa canción. Lo hice sin pensarlo. La cosa más increíble es que a veces haces cosas sin que te des cuenta. Te das cuenta que has perdido tiempo en cosas poco importantes cuando podrías haberlo empleado en cosas más importantes para uno mismo. Menos fundamentales, digamos. Siempre intento centrarme en esto.

P: Pero también te defines en alguna otra entrevista como ‘El Cassano de la música’. ¿Pones más el corazón como Hübner o el talento de Fantantonio?

R: Ambos (risas). Lo de Cassano, mira, si hubiese tenido una cabeza diferente, una regularidad, sería uno de los delanteros más fuertes de nuestra historia. Me acuerdo de su debut, lo vi con mi abuelo por televisión. Él era un auténtico apasionado de fútbol, era un Bari-Inter. Jugó como si fuese veterano, marcó un golazo y mi abuelo ya en ese momento me dijo que ese chico iba a ser espectacular. En efecto, Cassano tenía esas características únicas, después sé que no dejó buen recuerdo en España (risas).

P: Tampoco Capello guardó buen recuerdo después de Madrid (risas).

R: Pero él es así, un poco irregular y yo soy igual. Además, fíjate ese momento de la presentación en el Bernabéu, con la camisa blanca y ese pelo sintético. Uno así, me siento muy cercano a alguien así. A veces pierdo mucho tiempo, no aprovecho todo lo que podría dar al cien por cien. Pero pienso que es algo normal, sano. No creo que sea un pecado. Igual con el talento de Cassano sí fue un pecado.

P: ¿Cómo ves esta Serie A? ¿Todavía existen jugadores como Cassano o Hübner?

R: No. Creo que el fútbol está muerto, lo reconozco. Debo decirte que Mertens, en ese sentido sí. Ha firmado prácticamente de por vida en Napoli. Para mí es una gran historia de amor. Es algo que va más allá de su propia carrera, pienso que podría estar en equipos mejores. He visto cantidad de partidos de Mertens y me parece uno de los mejores jugadores de esta Serie A, sumando también ese sentimiento. Hay alguno de sus características pero no abundan en la élite.

Lo del Frosinone en Serie A fue feo. En aquel concierto en el estadio Francioni, en vez de decir “el Frosinone en Serie A”, dije “quién no salte es gialloblú” […] había muchas bufandas del Frosinone y las bajaron en ese momento – Calcutta

P: Pero en muchos casos, ese romanticismo no vale de mucho en el fútbol de hoy. Totti o De Rossi han sido prácticamente echados de la Roma, por ejemplo.

R: Sí, también De Rossi. Incluso Florenzi, que me parece bueno y fue muy tierno ese momento del abrazo a su abuela en la curva. La Roma podemos decir que es la escuadra más pop de Italia. De algún modo, siempre tienen estos personajes muy ligados a la afición, muy interesante. Siguiendo ese ejemplo de Totti tienen esta tradición ligada a los colores que no hay en otros sitios.

P: En los conciertos de Calcutta se hace gala también de los colores y son como una especie de desfile futbolístico, si se me permite la definición, entre bufandas, chaquetas de Boca Juniors, de camisetas de la Azzurra. ¿Te gusta toda esta estética futbolística?

R: Me mola, sí. Me acuerdo cuando, los domingos por la mañana, no iba al colegio y daban en televisión partidos de Boca. Daban el campeonato argentino y cada dos o tres partidos daban al Boca de Riquelme, de Palermo. Me flipaba este equipo, esos colores, esas camisetas. Después me fui informando y me di cuenta que la historia de Boca es también increíble, fundado por genoveses. Y sí, de Argentina, animo a Boca.

P: ¿Has estado alguna vez en Buenos Aires?

R: Nunca, es increíble. ¿Tú?

P: Tampoco, y me muero de ganas por conocerlo.

R: ¿Y cómo es que te gusta el fútbol italiano?

P: Porque viví en Italia, estudié el idioma y me encantan esas figuras del fútbol italiano como las que hablábamos, esos mitos del calcio de los 90, historias de equipos humildes que consiguen cosas grandes en Serie A, el amor por los colores, es un campeonato físico… Ahora me entrevistas tú (risas).

R: Sí, sí. Es un campeonato físico pero diferente a la Bundesliga. En realidad el fútbol italiano tiene esta táctica que, creo, nos da valor como liga. Creo que un entrenador, antes de decir que es buenísimo, debe poner en práctica sus esquemas en Italia. No hablo de excelencia. En esta etapa he visto partidos antiguos, he visto aquel gran Verona. Era increíble como jugaban, no muy preciosista pero creo que es un juego muy táctico, muy fuerte el italiano. Ya no es tan catenaccesco. Existe todavía el catenaccio. Todo sumado, es una victoria igual aunque sea de catenaccio, como puede decir ahora un entrenador en la Campania, con una victoria en la Coppa Italia [en referencia a Gattuso y su título con el Nápoles].

Es importante tener esta ausencia, esta saudade, y yo soy un nostálgico. El echar de menos es parte de nuestra vida – Calcutta

P: Grande Rino.

R: Pero es un catenaccio desarrollado, avanzado, diferente. Con una presión altísima, fuertísima.

P: Son estas historias de superación, como en su día lo fue el Napoli de Maradona, esas historias de equipos de provincia como el Verona, el Benevento… ¿También tú tienes este sentimiento ‘provinciano’? ¿Pasas de esos clubes grandes, de los ‘mainstream’?

R: Sí, me encantan estas historias. Mira la Atalanta, es un gran ejemplo. Una gran cantera, han construido una escuadra provinciana que está en Champions. Poca cosa, eh. Incluso en Europa dan miedo, hacen un fútbol increíble. Entrenadores como Gasperini o Galeone, que entrenó a Pescara o Perugia y jugaba un fútbol ultra ofensivo y los aficionados le amaban. Ambos tienen o tuvieron jugadores que no eran fueras de serie y consiguieron hacerles fuertísimos. En Italia hay muchos de estos ejemplos de equipos así. En el confinamiento me vi un montón de partidos antiguos. Un poco del Perugia de Galeone y es una de las filosofías de equipos de provincia que consiguieron ser la sorpresa del campeonato. Es muy bonito esto. ¿En España no pasa esto? ¿Quién es el equipo que está ahora dando la sorpresa?

P: No suele pasar mucho. Casi siempre están arriba los mismos, con excepciones, pero no suele pasar. Ahora… el Getafe, quizá.

R: Ya. También el Leicester fue una historia similar.

P: Bueno, pero antes fueron historias de derrota también. Gasperini no ha ganado casi nada en su vida, lo echaron del Inter en el único gran club que estuvo…

R: Nunca ganó nada. Primero en el Genoa me parece, hizo un año bueno y se fue con Mourinho, creo. Fue una responsabilidad grande, también. Y fue rescatado por la Atalanta y se ha hecho respetar. He visto entrenar a Gasperini, desde el borde del campo cuando vino a Bologna estos años. Muy duro, muy fuerte, muy enérgico.

P: Y se ve que es un equipo trabajado en el plano mental.

R: Justamente, se ve que es un trabajo más allá del fútbolístico, algo psicológico.

P: La última, es quizá muy poética pero, ¿Cosa gli manca a fare a Calcutta? [¿Qué echa de menos Calcutta?, en referencia a una de sus grandes canciones titulada así]

R: (Risas) Qué echo de menos… El echar de menos, como te dije que vi este film de Gilberto que habla de la ausencia, es así. En resumen, a veces si lo piensas es mejor no saber qué echas de menos. Aunque creo que es importante tener esta ausencia, esta saudade. Entonces, echo de menos todo. Soy un nostálgico. Si veo una foto de hace un par de años, lloro. Ultimamente me emociono mucho, el echar de menos es parte de nuestra vida. Así lo creo.

En Italia, fútbol y música se dan la mano constantemente. También en el caso de Edoardo D'Erme, Calcutta | Fuente: Giuseppe Maffia (Cedida)
En Italia, fútbol y música se dan la mano constantemente. También en el caso de Edoardo D’Erme, Calcutta | Fuente: Giuseppe Maffia (Cedida)

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