CARLOS RIANDE CORTIZO
¿Qué tiene Francia que reivindica tan bien? En las últimas semanas, una serie de casualidades formaron un combinado que pedía a gritos ser escrito en una columna. Los ingredientes son tres: dinámicas sociales, fútbol y Francia. Estos se entremezclaban y continuaban engrosando renglones imaginarios a los que dar forma.
Espejos
Uno, que es curioso, acostumbra a fijarse en los que saben de esto. Fútbol, nostalgia, estilo, cultura y relatos es el subtítulo de la revista Líbero. Como para no estar suscrito a ella. En el número treinta y dos, el de primavera, dedicaron una amplia entrevista a Lilian Thuram donde otorgó una clase magistral sobre el racismo y la desigualdad en la sociedad actual.
El fútbol profesional es política aunque mucha gente quiera hacer creer que no. Al final, defiende una ideología política y, en consecuencia, económica que define la época
La fundación del galo, creada en el 2008, pretende cuestionar el mecanismo de dominación que existe en la sociedad. Encuentra injusto que un grupo minoritario de personas, por vivir en la abundancia, se crea con derecho a decir cómo vivir tu vida. Echa mano de la influencia del fútbol para realizar acciones políticas, de hecho, hasta fue propuesto ministro de Diversidad en Francia por Sarkozy. A propósito, oferta rechazada.
Solo unas páginas más adelante vuelvo a encontrarme con unas reflexiones sociales, de la mano con el planeta fútbol, con Francia como sede principal. Quizá algo menos conocido que el ex blaugrana Thuram, pero Vikash Dhorasoo, también ex internacional francés, presentó candidatura a la última alcaldía de París por Décidons Paris, que buscaba devolver el ayuntamiento «a la gente común».
Ya como futbolista apadrinó el club Paris Foot Gay, que pretende prevenir la homofobia, o la asociación Tatane, que quiere «desdramatizar» el fútbol con un lema atípico: «anticompetitivo, antiresultadista y popular». De momento la alcaldía es inaccesible pero él tiene clara su militancia.
Si me metí en política es para mandar ese ascensor social de vuelta. No olvido de dónde vengo. Cuando sientes que has sido liberado, tienes la obligación de liberar a otra persona
En guerre
Mi viaje, sin salir de casa, hasta Francia no estaba copado en exclusiva por la lectura, no. Las cookies hicieron su función al relacionarme a Ken Loach con Stéphane Brizé. En medio de Alcoa y Nissan, tan solo leyendo la sinopsis de En guerre, parecía de obligado cumplimiento dedicarle una noche a esa fábrica de Perrin, en Francia de nuevo, como no podía ser de otro modo.
Es cierto que el líder de los trabajadores, Laurent Amédéo (Vincent Lindon), acude a las protestas con un llamativo chaleco… naranja, que no amarillo, pero la cabeza en seguida relaciona y da ese rápido saltito de la ficción a la realidad y vuelve a acordarse de la Francia real y de sus barricadas en llamas.
¿A dónde quieres llegar?
A raíz de una entrevista en The Guardian a Juninho Pernambucano se invocó en mí esa equipación amarilla del Olympique de Lyon, Umbro, de la temporada 08/09. La memoria es buena pero el mérito relacional se lo vamos a dar al actual director deportivo del OL por sus palabras, por mojarse socialmente a pesar de convivir en esa burbuja futbolística.
La élite no comprende cuán grandes son las desigualdades financieras en el país (Brasil) y si se hacen todavía más grandes habrá más violencia
En relación a esa violencia, Juninho recordó el asesinato de una niña de 8 años recientemente en una favela. «Este es un hecho de racismo claro, una confirmación del tipo de política violenta que tenemos en el país en este momento. Hay miles de George Floyd en Brasil y miles de otros que han sufrido en silencio lo que no sabemos».
El ex mediocampista no se muerde la lengua al hablar de su actual presidente, Jair Bolsonaro, quien dice «é un filhote do WhatsApp e das Fake news». Juninho ha dejado de hablarse con un 80/90% de amigos y familiares por haber apoyado a Jair.
Sostiene que en Brasil les enseñan desde pequeños a solo preocuparse por el dinero, un problema que traslada al terreno de juego. «Mira a Neymar. Se fue al PSG solo por dinero. El PSG le dio todo lo que quería y ahora quiere irse antes del final de su contrato. Pero ahora es el momento de retribuir, de mostrar gratitud. Es un intercambio. Neymar necesita dar todo lo que pueda en el campo, para mostrar total dedicación, responsabilidad y liderazgo».
Como toda regla, hay una excepción que la confirma. Ese delantero de Belém, que regresa tras toda una carrera a la que fue su casa y cuyo salario se paga más con aplausos y felicidad que con dinero. Pasarón, el jardín de su casa. Remata de cabeza estas líneas, Charles, y bienvenido de nuevo a Pontevedra.