La Federación Cultural Deportiva Obrera incautó los bienes del Real Madrid durante la guerra | Fuente: soymadridista
La Federación Cultural Deportiva Obrera incautó los bienes del Real Madrid durante la guerra | Fuente: soymadridista
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

En los albores del fútbol profesional en España, cuando la línea que dividía el amateurismo del profesionalismo era muy fina y los debates se sucedían entre aquellos amantes del deporte rey, nació en nuestro país la Federación Cultural Deportiva Obrera (FCDO), una organización que cambiaría, en cierto modo, la relación del balompié con la cultura de masas popular.

Si bien el fútbol se había convertido en un elemento de distracción entre la burguesía y las clases migrantes que llegaban a España por motivos laborales y trajeron consigo el deporte que tan de moda estaba en las islas británicas, no fue hasta finales de la década de los años 20 cuando la adhesión popular al balompié se convirtió en una realidad.

Las organizaciones obreras veían en el fútbol un elemento identitario a través del cual llegar a las clases populares. Y no sólo eso, sino que los diferentes partidos y agrupaciones socialistas y obreras, trataron de tomar el control de estas organizaciones y hacerse un hueco dentro de ellas, llevando la dialéctica desde el parlamento hasta las oficinas de los clubes.

El nacimiento de la Federación Cultural Deportiva Obrera

La Federación Cultural Deportiva Obrera nace en Madrid en marzo de 1931 con el fin liderar a todas aquellas organizaciones obreras que veían en el deporte no sólo una forma de expansión de su mensaje político, sino que creían en una nueva manera de organización deporte popular en general y el fútbol en particular.

Miembros fundadores del Oviedo CF o la Agrupación Deportiva Tranviaria, entre otros, se interesaron rápidamente por el poder de atracción de esta organización madrileña que, en apenas unos meses, ya tenía representantes difundiendo su mensaje por toda España.

Al estilo de los clubes de accionariado popular que tan en boga están en la actualidad, el mensaje de la Federación Cultural Deportiva Obrera no era hegemónico por aquel entonces, aunque sí empezaba a tener un cierto calado entre republicanos, socialistas y comunistas que ya no veían al esférico como el “opio del pueblo”, sino como un símbolo de identidad.

“Esta red de equipos y asociaciones, extendida por toda la geografía nacional y con especial y mayoritaria afición a la práctica del fútbol, configuraría lo que podríamos denominar deporte «de los obreros» para distinguirlo así del «deporte obrero y/o militante». Y aunque Otero Carvajal, tras reconocer que eran clubes «más inestables y menos organizados» y centrándose en el caso de Madrid, afirma que no pocos de ellos fueron alentados y promovidos por los socialistas, es un tema que apenas está estudiado y que exige una investigación a fondo para tratar de confirmar esa tesis y para conocer el alcance y las características del asociacionismo deportivo popular en España en esa época”, detalla Luis Martín de Francisco en su libro ‘Historia del deporte obrero en España’, al hablar sobre la importancia de la Federación Cultural Deportiva Obrera.

Pero no todo fue un camino de rosas en el seno de la organización. Tal y como explica Luis de la Cruz en este reportaje para ‘Somos Malasaña’, las tensiones entre quienes estaban dispuestos a integrarse en competiciones federadas y quienes querían distanciar al fútbol obrero de las ligas nacionales dio lugar a diferentes escisiones dentro de la Federación Cultural Deportiva Obrera.

Este cisma interno, unido a la adhesión de la Federación Deportiva Obrera de Castilla La Nueva, organización de marcado carácter socialista, desembocaría en uno de los hechos más insólitos del fútbol español a lo largo de la historia: la incautación del Real Madrid.

De Rafael Sánchez Guerra a Juan José Vallejo

Tras la llegada de la República, y al margen de la Federación Cultural Deportiva Obrera, el Real Madrid se despojó de toda su simbología monárquica para refundarse como Madrid C.F.

No sólo la franja morada y la caída de la corona en su escudo daban nuevos aires al madridismo, sino que los órganos de dirección del conjunto blanco se renovaron por completo, teniendo a Rafael Sánchez Guerra, antiguo secretario general de la presidencia durante el gobierno de Alcalá Zamora, como presidente del club.

El político, perteneciente a la Conjunción Republicano-Socialista era un defensor acérrimo de la causa republicana, pero su ideario estaba muy lejos del de la Federación Cultural Deportiva Obrera, que veía en el Madrid C.F un club muy alejado de su concepción del deporte obrero.

Con la victoria del Frente Popular y el posterior golpe de estado del 18 de julio, todos estos ánimos se caldearon, y para los representantes del nuevo gobierno republicano no bastaba con que el equipo capitalino tuviese un fervor republicano decidido. Chamartín debía convertirse en el epicentro de la lucha contra los golpistas, y ahí entraba en juego el papel que debía desempeñar la Federación Cultural Deportiva Obrera.

Con Juan José Vallejo como líder de la organización al comienzo de la guerra, el Madrid como club, su estadio y todas las posesiones del conjunto blanco fueron incautadas por la citada organización en 1936.

El Madrid pasaba de ser un símbolo del republicanismo a epicentro del deporte popular, con el fin de convertir a uno de los principales equipos de fútbol de España en el núcleo del fútbol obrero nacional.

Y es que el fútbol quedó relegado a un tercer plano. La incautación de los bienes del Madrid por parte de la Federación Cultural Deportiva Obrera no tenía tanto que ver con acercar el fútbol a las clases proletarias, sino en utilizar todas las instalaciones del club como campo de batalla en la guerra.

Fue así como el viejo Chamartín se convertiría en la sede del Batallón Deportivo, una organización compuesta por futbolistas y diferentes personalidades del mundo del deporte que cogieron las armas para defender la república en medio de la guerra civil.

Según se menciona en el artículo de ‘Cuadernos de Fútbol’ dedicado a la figura de Juan José Vallejo, todos los empleados del club tuvieron que participar de la incautación, como recuerda José Robledo, botones del Madrid en aquel momento, y donde habla de reuniones de la junta directiva en las que, en lugar de bolígrafos y cuadernos, se debatía con pistolas y fusiles.

De un pequeño local de Malasaña a hacerse con el poder durante un largo año bélico del mejor club del siglo XX según la FIFA. El relato olvidado de una organización como la Federación Cultural Deportiva Obrera, que quiso acercar el fútbol a las masas populares y acabó empuñando las armas en nombre del esférico.

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