Una imagen de Argentinos en su época dorada, jugando contra la Juventus | Extraído de: argentinosjuniors.com.ar*
Una imagen de Argentinos en su época dorada, jugando contra la Juventus | Extraído de: argentinosjuniors.com.ar*
DAVID FERREIRO PÉREZ

@ferrekt

Una buena temporada sobre el verde puede quedarse en la nada más absoluta si desde los despachos la gestión administrativa no es igual de profesional que sus peloteros. Da igual quedar arriba, clasificar para competiciones internacionales o ser la sorpresa del campeonato… si la recompensa es un castigo y no un trofeo.

Los fallos administrativos son más comunes en el fútbol de lo que en un principio pensamos. Y es que, a veces, una buena temporada se puede ir al traste por no hacer los deberes a tiempo.

De hecho, si nos paramos a pensar un par de segundos sacamos más de un fallo de este tipo, ya que los ha habido muy famosos.

La eliminación copera por la alineación indebida de Cheryshev, la reciente no inscripción en competición europea de Sebastián Haller (25 millones costó) con el Ajax, el tardío fax de De Gea o la no participación en Europa del CD Aves por entregar la documentación fuera de plazo son solo algunos de ellos.

Pero, ¿eres capaz de imaginarte un equipo profesional… sin jugadores? Pues esta es la historia de un clásico del fútbol sudamericano como es Argentinos Juniors. Y ojo, que no les salió barato.

Del Diego a Fernando

Para contar esta historia, lo primero de todo es contextualizar un poco la situación. Situémonos en el final de la década de los setenta y los primeros años de los ochenta. Por aquel entonces, un tal Diego Maradona llevaba varios años rompiéndola con la camiseta colorada, firmando sus primeras grandes actuaciones.

Con la salida del Diego rumbo a Boca Juniors en el mismo 1980, se hacía presagiar lo peor. No fue así, ya que durante la década de los ochenta el equipo firma la gran parte de los éxitos importantes de su historia, como son los dos títulos de Liga de 1984 y 1985, su única Copa Libertadores en 1985 y la Copa Interamericana de 1986.

Es, sin lugar a duda, su época de mayor gloria, disputándole de tú a tú la final de la extinta Intercontinental a la Juventus de Turín, aunque cayendo en los penaltis.

A partir de la segunda mitad de la década, el destino de Argentinos fue apagándose poco a poco. Aunque eso sí, entre medias el conocido como “El Semillero del Mundo” (por ser una de las grandes canteras del planeta) continuaba generando talentos. El último, Fernando Redondo, que saltaría al primer equipo tras esta época exitosa.

El mítico centrocampista, que pronto tomó las riendas del equipo, sería irónicamente, el que marcaría el declive del conjunto argentino. Y no por rendimiento, sino por un error ajeno a él.

Estamos hablando, sin duda, de uno de los descalabros más terribles ocurridos nunca en unos despachos de fútbol.

¿Un equipo sin jugadores?

Corría el verano de 1990 y por aquel entonces, Argentinos Juniors estaba tratando de reestructurar su proyecto para volver a hacerlo ganador, aún con el regustillo de su época dorada en una esquina del paladar. Pero un error nunca aclarado, mandó al pozo todas las opciones.

De repente, salta la noticia de que alguien dentro de la estructura del club, que nunca trascendió nombres, se olvida de enviar los telegramas de renovación de los contratos de la plantilla, por lo que, técnicamente hablando, todos los jugadores quedan libres para negociar con otros clubes.

De la noche a la mañana. Ver para creer, un equipo de fútbol de primer nivel… sin futbolistas. La secretaria trata de parar una hemorragia que pudo ser cuasi mortal, con relativo éxito.

Consiguen llegar a un acuerdo con casi todos los jugadores, lo que salva un poco la situación. Pero lo más importante es que se ‘escapan’ dos de ellos; Silvio Rudman y la principal estrella del plantel, Fernando Redondo, que hizo las maletas rumbo al Tenerife de Jorge Solari, dando comienzo a su brillante carrera en Europa.

Del éxito a la B

Así, de una forma tan dramática, se puso el final a la carrera como colorado de Redondo, coincidiendo con el declive de un equipo que fue cada vez a menos.

En 1992 salvarían los muebles in extremis, pero para 1996 la moneda terminó cayendo cruz y Argentinos Juniors dio con sus huesos en Segunda División tras algo más de cuatro décadas en la máxima competición argentina.

De esta manera, Argentinos pondría punto y final a su época dorada, pasando en poco más de un decenio de ganar títulos y pelear por todo, al ostracismo de la liga de plata. Para el recuerdo siempre quedará ese error en los despachos, que trascendería a la historia como uno de los fallos administrativos más sonrojantes del fútbol moderno.

*La fotografía del artículo fue extraída de la pieza original publicada en: https://www.argentinosjuniors.com.ar/noticias/departamento-historia/el-futbol-elevado-a-su-maxima-expresion

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