Florentino Antisistema | Montaje de @vallejodj para Mundo Esférico
Florentino Antisistema | Montaje de @vallejodj para Mundo Esférico
CARLOS RODRÍGUEZ LÓPEZ

@Carlosrlop

Ya hace años que los años pasan como minutos. La camiseta que compraste ayer está a diez días de volverse vintage. Estamos a una Superliga de que los partidos acaben cuando alguien marque el primer gol, porque, para qué invertir 90 minutos de nuestro tiempo en una cosa pudiendo emplearlos en mil cosas a la vez. Hacer todo y a la vez no hacer nada, ese es el patrón que impone el sistema.

El párrafo anterior recoge las palabras que pronunció Florentino Pérez la primera y única vez que estuve con él. Sí, sé que puede sonar raro, pero hay una explicación. Empezaré por el principio: los que no seáis de Lugo no lo sabréis, pero, cuando un lucense nace, sus padres reciben un boleto numerado.

Desde hace 40 años, cada 31 de diciembre se celebra un sorteo entre los números de los bebés empadronados en los últimos 365 días y el ganador se convierte en el ‘Floren Jr.’ de su año. El afortunado contraerá desde entonces la obligación de visitar al señor Pérez cuando este lo demande, cumpliendo el trato que hicimos a cambio de la Muralla. Sí, la Muralla Romana de Lugo fue construida por ACS, la empresa de Florentino. En Lugo decimos que es romana para atraer turistas, y él guarda silencio a cambio de poder charlar con un ‘Floren Jr.’ cuando lo solicita.

Explicación mediante, volvamos al día de autos:

Madrid, lunes 1 de junio. Llevo 45 minutos esperando en la puerta del Hotel Ritz, donde se me ha citado, cuando por fin aparece alguien. Es un guardaespaldas de Florentino, que me invita a seguirlo —para mi sorpresa, alejándonos del lujoso hotel—. Tras varios minutos caminando, el hombre se detiene. “Allí te espera”, dice mientras señala un bar en la esquina de la calle.

Por fuera, el local parece más bien cutre. Un letrero de Coca-Cola en el que pone Bar Josete y un cartel descolorido de helados Miko, atado con bridas a una bajante, decoran la fachada. Dentro, el tabernero canturrea Manolo Escobar mientras muerde un palillo. Las paredes escupen gotelé y no hay nadie en la barra ni en las mesas. Salvo en una. Ahí está Florentino Pérez.

– Bienvenido, ‘Floren Jr. de 1997’, encantado de conocerte.

– Muchas gracias, señor, el placer es mío.

– Tutéame, por favor, no me gusta que me hagan sentir viejo. ¿Sorprendido con el sitio?

– Pues la verdad es que sí. Creía que desayunaríamos en el Ritz, aunque entiendo que aquí es más difícil que nos sorprendan periodistas curiosos.

– ¿La prensa? No, hijo, no. No estamos aquí por un tema de discreción, sino por el tema económico: desayuno continental en el Ritz, 25 euros; café y porra en el Josete, 1 euro. Y ya sabes el dicho, ‘Al que ahorra, Dios le forra’.

Después de charlar detenidamente de fútbol (que es para lo que nos solicita a los ‘Floren Jr.’), Florentino me sorprende con una pregunta, cuando menos, curiosa:

– Quizá seas demasiado joven para darte cuenta, pero ¿no crees que el mundo va muy rápido?

– Bueno… no sé, supongo.

– Supones bien. Ya hace años que los años pasan como minutos. La camiseta que compraste ayer está a diez días de volverse vintage. Estamos a una Superliga de que los partidos acaben cuando alguien marque el primer gol, porque, para qué emplear 90 minutos de nuestro tiempo en una cosa pudiendo emplearlos en mil cosas a la vez. Hacer todo y a la vez no hacer nada, ese es el patrón que impone el sistema.

Había barajado la opción de que Florentino llegase a nuestra cita en nave espacial, me dijese que era inmortal o incluso confesase que la Catedral de Santiago también es obra suya. Lo que nunca llegué a imaginar fue que le preocupase el ritmo frenético que había impuesto el capitalismo y, menos aún, que criticase la Superliga.

– ¿Pero tú no eras el mayor defensor de la Superliga?

– Era, tú lo has dicho. El viernes un hombre se me apareció en sueños y me abrió los ojos: “Florentino, interpreta las señales que ofrece este inestable mundo. Que la red social que más tiempo hace perder a la gente se llame Tiktok es toda una provocación, es como si el director de Proyecto Hombre se llamase Perico Rayas. Son las señales que nos envía la naturaleza pidiendo calma. Recuerda, la mejor divisa es no tener prisa”, me dijo.

– ¿Y por eso estás en contra de la Superliga?

– Sí, pero hay más. He vuelto a contratar a Ancelotti. Esta misma tarde lo haremos oficial. Quizá no pueda parar el tiempo, pero sí puedo volver al pasado. Esa será mi primera aportación al cambio de ritmo que el mundo necesita.

– ¿La primera?

– Sí, la primera. Pronto empezaré a trabajar con Íñigo Errejón para destruir este sistema en el que la gente vive para trabajar en vez de trabajar para vivir. Esta misma semana abandonaré el sector de la construcción. El ladrillo es para los viejos, la responsabilidad afectiva es el futuro.

Poco importa lo que sucedió después de aquella confesión. Acabamos de desayunar, nos despedimos cordialmente y paseé por Madrid hasta que salió mi autobús. Regresé a Lugo satisfecho, con la sensación del deber cumplido y con una valiosa e inesperada lección aprendida: ‘Al que ahorra, Dios le forra’.

****A diferencia de la mayoría de los anteriores, este FLECOS es una pieza de ficción. Ojalá existiese el Bar Josete****

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