La afición del Shakhtar es una de las que más ha sufrido las consecuencias de la guerra en el Donbass | Fuente: Brücke-Osteuropa - Own work, Public Domain via Wikimedia Commons
La afición del Shakhtar es una de las que más ha sufrido las consecuencias de la guerra en el Donbass | Fuente: Brücke-Osteuropa – Own work, Public Domain via Wikimedia Commons
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

A comienzos de 2014 y con las protestas del Euromaidan en pleno auge, Ucrania vivía una escalada de tensión sin precedentes. Mientras desde Kiev se instaba al gobierno a alcanzar acuerdos con la Unión Europea para poder formar parte de esta organización y salir del área de influencia rusa. En el este del país, de mayoría rusa, se oponían directamente a ello. Si bien Crimea conseguía su independencia por medio de un referéndum, en la cuenca del Donbass, en la misma frontera con el antiguo país de los zares, no ocurrió lo mismo.

Las protestas Anti-Maidan desembocaron en altercados violentos a los cuales el gobierno respondió con fuerza. Esto terminó por desatar el primer conflicto bélico en Europa tras la guerra en Yugoslavia a finales del siglo pasado. Esta guerra civil en el este de Ucrania afectó a todas las esferas de la sociedad, y el fútbol no iba a ser menos.

La metralla del Donbass

El 23 de agosto de 2014, después de que los oblasts de Lugansk y Donetsk declarasen unilateralmente la independencia de Ucrania y organizaciones como la OTAN y los EEUU tomasen cartas en el asunto, dos bombas explotaron en el Donbass Arena, estadio donde el Shakhtar Donetsk disputaba tradicionalmente sus encuentros como local. Decimos disputaba, porque el conflicto obligó al equipo a trasladarse hasta la ciudad de Lviv, controlada por el gobierno ucraniano, para disputar sus encuentros.

De esta manera, el Shakhtar abandonaba su hogar oponiéndose a los designios de sus aficionados, quienes, en gran medida, estaban en el frente ayudando a las milicias prorrusas a combatir contra las fuerzas “Otanistas” y los aliados del gobierno ucraniano.

Más allá del Shakhtar…

La cuenca del Donbass es un área estratégica para la economía ucraniana, ya que buena parte de los gaseoductos del país, se encuentran situados en esta región compuesta por las autodenominadas —actualmente- Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk—. Gran parte de estos magnates tenían el control de varios clubes de fútbol de la región, lo que llevó a que en el momento en el que el conflicto estalló, el Donbass contase con hasta 4 conjuntos, Dinamo Donetsk, Zarya Lugansk, Shakhtar Donetsk y Metalurg en la Liga Premier, la máxima categoría del fútbol nacional.

Ninguno de estos clubes disputa ya sus encuentros en la región que los vio nacer, jugando a más de 400 kilómetros de distancia, y potenciando un desarraigo cada vez mayor entre sus aficionados; puesto que, si bien el Shakhtar es el club más laureado del país en los últimos años y aglutina seguidores a lo largo de toda Ucrania, el resto de conjuntos mencionados apenas tienen afición fuera del Donbass.

La decisión de los dirigentes de abandonar el este de Ucrania, no sólo afecta a los aficionados de estos clubes, sino también a la propia Liga Premier. El número de equipos que disputan la primera división ucraniana se ha reducido en tan sólo tres temporadas de 16 a 12. El Metalurg Donetsk, por su parte, se ha unificado con el Stal, abandonando ya no sólo su lugar de origen, sino también sus señas de identidad, decidiendo sus propietarios que el club —donde se dieron a conocer al gran público jugadores de renombre internacional como Henrikh Mkhytarian— desapareciese.

El impresionante recinto deportivo del Shakhtar vive hoy sumido entre el polvo. Desde que escaló la tensión en la región del Donbass, el club naranja ha jugado de prestado en Kiev | Fuente: quantizer, CC BY 3.0 via Wikimedia Commons
El impresionante recinto deportivo del Shakhtar vive hoy sumido entre el polvo. Desde que escaló la tensión en la región del Donbass, el club naranja ha jugado de prestado en Kiev | Fuente: quantizer, CC BY 3.0 via Wikimedia Commons

Una federación fantasma

El conflicto, que aún a día de hoy está latente pese al silencio de la mayor parte de medios de comunicación en España, llevó a un grupo de ex jugadores y entrenadores a intentar crear una federación de fútbol que congregase a los eqipos y futbolistas que aún permanecían en la región.

Con el ex jugador del Shakhtar, Igor Petrov a la cabeza, se impulsó esta iniciativa en el año 2015. Incluso, se llegó a barajar la creación de una liga propia que ayudara a potenciar aún más el sentimiento patriota y de reconocimiento más allá de sus fronteras, valiéndose para ello del esférico. Cabe señalar que las canteras de los clubes del Donbass son las punteras dentro del país. Tanto es así, que ese mismo año el conjunto juvenil del Shakhtar alcanzó la final de la UEFA Youth League.

Todas estas iniciativas quedaron en agua de borrajas y, finalmente, lo único que tuvo lugar fue un encuentro entre las auto constituidas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk en agosto de 2015. El choque finalizó con la victoria de la Selección de Donetsk por 4 goles a 1, sin embargo, el resultado fue lo de menos. El ambiente ceremonial y de exaltación patriótica impregnó el estadio, donde se congregaron alrededor de 4.000 aficionados para vivir un día de celebración. Los cánticos de Nueva Rusia —en alusión a la confederación entre ambas repúblicas— se escuchaban al unísono en un halo de confraternidad entre la afición local y visitante.

Tan sólo en 2017, y pese a la difusa información que llega desde el país de Europa Oriental, se contabilizaron más de 500 civiles fallecidos en la región según datos de la OSCE. El fútbol y la política vuelven a ir de la mano, y la opacidad informativa proveniente de Ucrania afecta a ambas esferas en igual medida. Quizás algún día, los días de guerra tornen en paz para la región, una región que tuvo algo que festejar en el verano de 2015 gracias al balón.

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