Lilian Thuram, en el centro, en una manifestación en Francia a favor del matrimonio gay | Fuente: Ericwaltr, CC BY-SA 3.0 , via Wikimedia Commons
Lilian Thuram, en el centro, en una manifestación en Francia a favor del matrimonio gay | Fuente: Ericwaltr, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons
LUCAS MÉNDEZ VEIGA

@LMendez8

El destino ha querido que Francia y Croacia vuelvan a unir sus caminos en un Mundial. En la última ocasión, en unas semifinales de la Copa del Mundo de Francia 98, los galos se llevaron un merecido triunfo gracias a los dos únicos goles con la casaca bleu de un central distinto al resto, Lilian Thuram.

Digo distinto al resto porque el legado del jugador de ascendencia caribeña ha traspasado los límites del rectángulo de juego. Hablamos del jugador que, casualmente, acabó con los sueños de aquella generación de oro croata, pero también del ex jugador que hoy pelea porque los sueños de muchos niños inmigrantes en Francia se vuelvan realidad.

Thuram, un jugador comprometido

Thuram nació en las Antillas francesas en el comienzo del año 1972. Desde su isla de Guadalupe natal se mudó a un barrio parisino caracterizado por la precariedad, la delincuencia y la pobreza. Solo tenía nueve años. Desde entonces, jamás olvida sus inicios, ni en Francia, ni en el Caribe. Sus antepasados habían sido esclavos y desde joven convivió con un ambiente hostil. Suerte que el fútbol le apartó de esa vida. Su afán por conocer, avanzar y mejorar en la vida le llevó a pelearse una carrera futbolística. Sus dotes con el esférico pronto llamaron la atención de ojeadores de clubes potentes en el país galo. Con 20 años ya era profesionalen el AS Mónaco.

La historia de Thuram es la historia de un jugador recordado por su legado futbolístico, una imagen que ha decidido aprovechar para trasladar fuera del terreno de juego. Después de labrarse una impresionante carrera en Mónaco, Parma, Juventus y Barça, al otrora central-lateral no le quedó otra que retirarse prematuramente por problemas congénitos de corazón que le hicieron pensar en que apartarse de los terrenos de juego era la opción más sensata.

Y es que la sensatez ha caracterizado las apariciones públicas y los mensajes que ha querido transmitir siempre el ex jugador. Aunque de forma directa nunca haya mencionado su parecer político, tras colgar las botas, Thuram se ha labrado una imagen de activista político con una clara misión: combatir el racismo y la discriminación en Francia.

Todo comenzó en el año 2007, cuando en plena campaña presidencial, el galo protagonizó un cruce de acusaciones con el, por entonces, Ministro del Interior y candidato de derechas al Elíseo, Nicolas Sarkozy. Thuram acusó al que fuera presidente de «tener una visión racial de la gente y de las cosas». Tras las protestas de ese mismo año en los banlieues (suburbios parisinos) central y Ministro tuvieron una charla privada en la que debatieron sobre los inmigrantes.

El propio jugador admitió que discutió de forma airada la colocación de cámaras de videovigilancia en dichos barrios. «Señor Sarkozy, los bandidos más grandes no están en los suburbios, están quizá en Neuilly —en referencia a Neuilly-sur-Seine, ciudad rica adyacente a París, de la que Sarkozy fue alcalde—. Los que crean los problemas en los suburbios no son los negros ni los árabes, se llaman delincuentes», sentenció.

Como jugador con más internacionalidades del país galo Thuram jugó partidos tan importantes como finales del Mundial | Fuente: David Ruddell - Italy vs France Germany 2006, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=46074011
Como jugador con más internacionalidades del país galo Thuram jugó partidos tan importantes como finales del Mundial | Fuente: David Ruddell – Italy vs France Germany 2006, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=46074011

‘Dos errores’ con la camiseta de Francia

Thuram debutó en agosto del 94 con la selección gala. El mismo día que otro histórico del fútbol francés, Zinedine Zidane. En aquel amistoso contra la selección checoslovaca le tocó marcar a un gigantón de apellido Skuhravy. Aquella fue el primero de los partidos con la selección bleu hasta hacer un total de 142, el que más veces la ha vestido. Todo un honor para un futbolista de la procedencia de Thuram, no siempre muy bien visto por las élites de cierta tendencia política en su país.

Sin embargo, la noche más recordada por el jugador puede que sea un 8 de julio de 1998. En el Mundial que se celebraba en su propio país, dos goles del central certificaron el pase a una final de una Copa del Mundo que acabarían por ganar. Aquella noche, Thuram se enfrentó a la Croacia de Davor Šuker —finalizaría como Bota de Oro—, Prosinečki, Boban o Bilić. «Me equivoqué dos veces en el mismo partido» acabó confesando el antillano. Nunca más volvería a marcar goles con aquella camiseta que vistió más veces que nadie en su país. Aunque a muchos le escociese.

Lucha por los derechos de los inmigrantes

El tema racial en Francia siempre ha centrado las reivindicaciones de Thuram. Hablamos de otro caso, cuando reclamó a la candidata socialista Ségolène Royal que expulsase al político Georges Frˆche por unas declaraciones en contra de los jugadores de color en la selección. «Contar los negros en el equipo de Francia es una perversión. La situación es una catástrofe, ya en la época de las colonias se elegía a una élite para que la masa fuera más dócil y aceptara mejor la situación», alegó en su momento. Desde que puso a fin a su carrera el futbolista galo se centró en explicar a la gente los orígenes del racismo. En unas declaraciones a Le Figaro comentó una vez: «Quiero contar de dónde viene ese complejo de superioridad de ciertos blancos sobre los negros: de 400 años de esclavitud, de la colonización…».

En otra entrevista más reciente en El País comentó que el Mundial que le encumbró en aquellas semis ante Croacia fue un punto de inflexión en Francia. Su reflexión merece ser expuesta tal cual se redactó:

«Fue un momento muy importante en Francia porque fue la primera vez que la selección ganó un título mundial. Hubo una emoción positiva entorno al equipo de Francia, una mirada muy positiva sobre la composición de la selección. Se plantearon dos cuestiones. Primero, ¿cómo es posible que un equipo multicolor y multireligioso consigue ganar unido? Esto planteó otra cuestión: ¿Por qué esto no ocurre en otros ámbitos en Francia? Esto es muy importante. El cuestionamiento sobre la igualdad, sobre la historia, se vuelve cada vez más legítimo a partir de 1998. Desde 1998 ese debate se instala en la sociedad. Todavía está entre nosotros. Porque hay sociedades en Europa donde este debate no es tan fuerte. Ni en Italia ni en España existe un debate tan presente y fuerte como en Francia sobre la igualdad, la integración, la historia, el racismo. Esto es fundamental. Porque el primer paso para cambiar las cosas es hablar«.

El ejemplo instaurado por un jugador que encontró en el fútbol una vía de escape debe servir para entender un conflicto racial que en Francia —y en medio mundo— vuelva a estar de actualidad. El éxito de selecciones nacionales como Bélgica, Inglaterra, Países Bajos o el propio combinado galo no se entendería sin la aportación de los jugadores  de otras nacionalidades. «En el fútbol por regla general uno encuentra mucha gente que viene de ámbitos desfavorecidos y allí encuentran luz y pueden tomar la palabra ciertas personas a las que jamás nadie da la palabra. De este modo el equipo nacional puede cuestionar la sociedad». Que cunda el ejemplo de Thuram.

Thuram en un coloquio | Fuente: Alliance Internationale, CC BY 2.0 , via Wikimedia Commons
Thuram en un coloquio | Fuente: Alliance Internationale, CC BY 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/2.0>, via Wikimedia Commons

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