ALEJANDO VÁZQUEZ CORRAL
Las grandes portadas de los diarios deportivos son para los futbolistas. Las gestas más memorables de la historia del balompié son escritas por los jugadores, pero hay una figura con gran importancia que a menudo pasa desapercibida –si las cosas funcionan, claro–. El entrenador es la batuta que orquesta a la plantilla; el adalid entre las sombras. También los mártires que pagan los platos rotos.
Y hablando de platos, si un partido de fútbol fuera un menú, el entrenador sería el cocinero. En un restaurante, los comensales trasladarían su satisfacción al chef si lo degustado resultara de su agrado. Siguiendo la analogía y salvando las diferencias, los aficionados al fútbol se quedarían alabando las cualidades de los ingredientes. O algo así.
Es mejor olvidar y dejarlo así, échame la culpa
No quiere esto decir que esas figuras que deambulan por las áreas técnicas desgañitándose y desquitando a golpes su frustración con lo primero que se encuentran estén olvidadas en este nuestro mundo esférico. Johan Cruyff, Helenio Herrera, Pep Guardiola, Rinus Michels o Alex Ferguson, entre una larga lista de nombres, fueron y son reputados entrenadores cuya labor marcó un antes y un después en la historia del fútbol.
En el plano terrenal del oficio, en las labores del día a día, entrenamientos y partidos del fin de semana, puede que el técnico sea la figura más importante y la menos destacada a su vez. Algo así como los padres que velan por el buen hacer de sus hijos a lo largo de su vida. El entrenador hace de guía, pero es el futbolista el que agarra el volante. La culpa de los malos comportamientos, sin embargo, recae sistemáticamente en los padres.
Leo Franco, el primero en caer esta campaña en Primera División, no es un caso aislado. Poco tardarán en ser destituidos más entrenadores –no es un mal augurio, sino un hecho más que probable– cuando los resultados sean leve o gravemente desfavorables para los intereses de los clubes.
Al respecto de la destitución del argentino como técnico del Huesca, Juan Tallón proclamó en su momento que el despido del entrenador es “un crimen perfecto”. Si tras la posterior contratación de un nuevo inquilino en el banquillo la tendencia negativa se revierte, “qué más da quién fuera el verdadero culpable: lo importante es que parecía serlo el entrenador”.
«Un entrenador de Primera debe tener personalidad para no acabar sentenciado», Luisito
¿Profesión de riesgo?
Es complicado sobrevivir en un club siendo entrenador como lo haría un jugador. Pocos técnicos franquicia se ven actualmente, salvando las carreras del ya mencionado Alex Ferguson o de otros baluartes como Arsène Wenger o Miguel Muñoz. El del ‘Cholo‘ Simeone es un extraño caso en la élite del fútbol europeo, por ejemplo. «Un entrenador de Primera debe tener personalidad para no acabar sentenciado», explicaba Luisito en una entrevista a este medio.
Una de las claves que daba el ex entrenador del Pontevedra es la complicada estructura que rige a un club de alta categoría: «hay un director deportivo, un director general, un secretario técnico, etc. Entre todos firman a los futbolistas y se los ponen al entrenador sin tener en cuenta su opinión. Si luego él no es capaz de sacarles rendimiento se va a su casa«, contaba. La vida del entrenador en la élite, si no de riesgo, es cuanto menos dura.
Técnicos de la casa: el modelo español
Un dato relevante en nuestro país y que viene muy al caso es la imperante presencia del entrenador de la casa en Primera. Desde la eclosión del modelo del ‘tiki taka’ de Pep Guardiola que guió al estrellato a uno de los mejores Barça de la historia, los técnicos españoles proliferan en La Liga. 15 de los 20 equipos contaban a principio de temporada con un director de orquesta español. Ya son 16 con el despido de Leo Franco en favor de Francisco Rodríguez.
El Mundial de Sudáfrica de 2010 constató la tremenda fuerza del fútbol español. También fue, en consecuencia, uno de los grandes hitos dentro de las áreas técnicas del país. No fue el inicio, pero sí una cumbre que mostró al mundo la gran capacidad ganadora de esta escuela de entrenadores. De momento, la fórmula sigue dando resultado.