DIEGO TOMÉ CAMOIRA
La visita del presidente chino, Xi Jinping, a nuestro país, ha puesto al gigante asiático en boca de todos a lo largo de la última semana. Disciplinas como la gimnasia rítmica, la natación, el bádminton o el tenis de mesa son punteras en el país más poblado del mundo, sin embargo –o al menos no todavía- no se puede decir lo mismo del balompié. Dicen que el fútbol es, en la mayoría de casos, un nexo de unión, y parece que España y la República Popular China se entienden mejor con un esférico de por medio.
El dragón chino absorbe a Roures
Todos y cada uno de los aficionados al fútbol en este país han escuchado hablar de Mediapro en alguna ocasión; o bien han visto su logo por televisión, o bien han visto sus reconocibles unidades móviles de producción aparcadas domingo sí y domingo también a la entrada de cualquier estadio del fútbol profesional en España.
La empresa comandada por Jaume Roures es, entre otras cosas, la encargada de gestionar los derechos televisivos de las principales ligas europeas en nuestro país. Además de ello, también es propietaria al 50% del canal BeIN Sports, a través del cual se emiten 8 de los 10 partidos de la Liga Santander cada jornada. En resumidas cuentas, cualquier partido de la Liga que vean desde el sofá de su casa –o en su establecimiento de confianza- cuenta con el sello Mediapro.
Pues bien, desde el pasado mes de enero, el 53% del accionariado de Mediapro es de propiedad china. El fondo Orient Hontai Capital se convirtió en la principal propietaria de la productora creada por Roures y Tatxo Benet previo pago de 1.016 millones de euros. Si bien la gestión de Mediapro sigue en manos de Roures y Benet, se puede decir que la dirección de la compañía está ya bajo las garras de Shanghai.
Madrid, cantera del fútbol chino
El pasado 30 de noviembre la Asociación de Fútbol Chino (CFA) y la Liga de Fútbol Profesional (LFP) llegaron a un acuerdo mediante el cual Madrid contará con una base permanente de entrenamiento de La Liga en la localidad de Algete para la formación de futbolistas y técnicos de la CFA. Dicha base cuenta ya con una treintena de jóvenes futbolistas chinos llegados a España en las últimas semanas donde completarán su formación, al menos, hasta final de temporada.
Creemos que el fútbol, más allá de la competición, tiene una serie de valores que han de ser compartidos por todos. Es por ello que con este proyecto buscamos unir el entrenamiento con aspectos educativos y culturales, para de esta manera ofrecer una formación integral a los jóvenes futbolistas – Óscar Mayo, director de Desarrollo Internacional de LaLiga.
La globalización -y sobre todo el dinero- ha propiciado este tipo de acuerdos en los últimos años. Hasta principios de siglo parecía que el fútbol jamás tendría arraigo en el continente asiático. El jugador japonés más conocido hasta entonces era, en el mejor de los casos, Oliver Atom, y China se veía desde el mundo occidental como aquel reducto comunista que exportaba al mundo deportes minoritarios.
«Acho, en Jumilla se habla mandarín»
Lo que sobre el papel se denominó inicialmente socialismo de mercado, y consistió en la práctica en la apertura del país de la gran muralla a una sociedad de mercado capitalista, abrió consigo grandes oportunidades de negocio más allá de sus fronteras para aquellos empresarios respaldados por el gobierno de Pekín. La primera potencia económica mundial según el PIB ha visto en el fútbol español una vía de negocio, y no sólo en sus capas más altas como veremos a continuación.
Solo hace falta mirar hacia el distrito de San Blas y encontrarse con el Metropolitano, la actual casa del Atlético de Madrid. Por motivos de patrocinio, el estadio que albergará la final de la Champions League esta misma campaña, lleva el prefijo Wanda. Wanda Metropolitano. Y es que este prefijo hace alusión al conglomerado empresarial chino que adquirió el 20% de las participaciones del club rojiblanco en el año 2015.
Sin embargo, los colchoneros no son el único club con accionariado chino en el fútbol profesional. El Espanyol tiene en la multinacional china Rastar Group a su principal propietario, con más del 93% de las participaciones del club periquito. Por último, en Granada, el grupo de inversores Desport hace y deshace por los Cármenes en calidad de dueño del conjunto nazarí.
Pero si hay una localidad donde sorprenda este auge de los propietarios chinos en España es Jumilla. La localidad murciana cuenta desde 2016 con el inversor de origen chino Li Xiang al frente del FC Jumilla de la Segunda División B. La oferta de negocio se le presentó tras dos etapas convulsas para la entidad de reciente creación –el club se fundó en el año 2011- tras el fugaz paso de la empresa británica Football & Management LTD y del italiano Nobile Cappuani, quien, en tan sólo medio año al frente del club, lo dejó al borde de la quiebra.
Nadie sabe cómo acabará el cuento de los inversores chinos en nuestro país ni tampoco cómo evolucionará el balompié en la República Popular China. Lo que está claro es que, ante el objetivo de convertir al país en una de las principales potencias futbolísticas de aquí al 2050, ambición es lo que les sobra.