Iríbar y Kortabarria, capitanes de Athletic y Real Sociedad, acceden al terreno de juego con la ikurriña | Fuente: Eusko Ikaskuntza
Iríbar y Kortabarria, capitanes de Athletic y Real Sociedad, acceden al terreno de juego con la ikurriña | Fuente: Eusko Ikaskuntza
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

Nos encontramos a menos de una semana de que tengan lugar las comicios generales del 28-A en España, y, quien más o quien menos, tiene su opinión formada hacia qué formación política depositará su voto. En líneas generales, podríamos decir que la sociedad española tiene sus predilecciones, y si no es en las urnas, de una manera u otra, practicando la abstención, habrán mostrado su descontento hacia la clase política de nuestro país.

No obstante, parece que hay un colectivo por el que todo el entramado político, así como la realidad parlamentaria pasa, cuanto menos, de puntillas. El mundo del fútbol. Por todos es sabido que el balompié tiene un inmenso peso en la vida pública española, y tan sólo hace falta ojear cualquier medio de comunicación dedicado a la prensa del corazón o de sociedad para vislumbrar la magnitud que adquieren los futbolistas en el imaginario colectivo. Aun así, y pese a que la vida pública de los futbolistas se extienda mucho más allá de los terrenos de juego en la actualidad, pocos son aquellos que se atrevan a involucrarse ya no en campañas políticas, sino a levantar la voz en cualquier tema social.

Comentaba el editorial de la revista Panenka en su número 76, correspondiente al monográfico sobre el fútbol de los 70, cómo parece casi quimérico que un futbolista muestre sus inquietudes sociales. “Qué egoístas, los que hoy en día exigen a los futbolistas que levanten un poco más la voz ante las injusticias, que les preguntan a los cracks si no tienen algo que decir de los sucesivos terremotos políticos que nos sacuden sin parar. ¿Acaso lo harías tú si estuvieras en su lugar, con tanto que perder?”, relataba.

Así se presentaba la revista, con un toque de retranca e ironía sin igual, que mostraba que hubo un tiempo pasado en el que comprometerse políticamente en España y ser futbolista de élite, no estaba para nada reñido.

Iribar y Kortabarría: el renacer de un significante como la ikurriña

Hablaba Ernesto Laclau de que el vocabulario y la política, mediante los denominados significantes vacíos y flotantes, tenían mucho más que ver de lo que, a priori, podría parecer. Podría hacerse el mismo símil con las banderas u los objetos. En este caso, la ikurriña no deja de ser un significante, algo que por sí mismo puede tener muy diferentes pulsiones o significados, pero que, tras los 40 años de franquismo que se vivieron en España, había gente en el País Vasco que prácticamente desconocía su bandera autonómica.

La ikurriña podría ser desconocida, o, cuanto menos, haberse vaciado de significado, pero lo que nunca se había perdido, era esa pasión por el fútbol en el territorio euskaldun. Tanto Athletic como Real Sociedad eran -al igual que en la actualidad- dos de los equipos insignia de la Primera División española, siendo los bilbaínos uno de los tres conjuntos que aún no ha probado las hieles del fútbol de plata en nuestro país.

Valiéndose del significado que el esférico tenía para el pueblo vasco, Iríbar y Kortabarría, capitanes de Athletic y Real Sociedad respectivamente, aprovecharon el derbi vasco que enfrentó a ambos conjuntos en Atotxa en el año 1976, apenas unos meses más tarde de que Franco falleciera. Por aquel entonces, y ya en la era de la transición, la Ikurriña era un símbolo prohibido, y portarla, más aún en un partido de alcance nacional como lo era el derbi vasco, constituía un peligro enorme para aquellos que decidiesen enarbolarla.

Sin embargo, aquella bandera no estaba en los fondos de Atotxa, ocupados por las aficiones de ambos conjuntos, sino que eran los propios jugadores y cuerpo técnico de ambas plantillas los que decidieron dar un paso al frente para dejar atrás una época y crecer -sin temor a que su valía quedase en entredicho- en torno a un nuevo significante como era -y finalmente lo fue- la ikurriña.

La polémica se cierne sobre el conjunto Txuri-Urdin

En enero de 2011, y una vez más con la Real Sociedad como protagonista, el conjunto de Donosti se involucró en un asunto político. En este caso 8 jugadores de la primera plantilla -Imanol Agirretxe, Jon Ansotegi, Mikel Gonzalez, Mikel Labaka, Eñaut Zubikarai, Markel Bergara, David Zurutuza y Mikel Aranburu- apoyaron mediante comunicado una marcha en favor del acercamiento de los presos de ETA a las cárceles del país vasco.

La marcha, a su vez, estaba organizada por los partidos de izquierda abertzale adscritos al pacto de Gernika, lo que provocó que una parte importante de la sociedad española se opusiera de manera directa al apoyo otorgado por parte de los futbolistas de la Real.

Salva Ballesta ‘tiro na testa’

Si por algo es conocido el ex delantero zaragozano en los últimos años es por las polémicas declaraciones en torno a temas relacionados con la política nacional. Si bien siempre ha negado pertenecer a ningún grupo político ultraderechista, sus mensajes públicos han hecho que el ex jugador de Málaga, Racing -donde consiguió ser pichichi de Primera- o Atlético entre otros haya sido tachado de reaccionario y fascista.

El momento culmen llegó en el año 2013, cuando, tras sonar con fuerza para ocupar el puesto de segundo entrenador del Celta de Vigo con Abel Resino al mando, finalmente se descartó su contratación por sus ideales políticos. Salva Ballesta por aquel entonces declaró que un grupo de aficionados del Celta no estaba a favor de su contratación por temas ideológicos, a lo que añadió “creo que una entidad o cualquier estamento no se puede amedrentar por una serie de personas».

En este caso, Salva aludía a la hinchada celtista Celtarras reconocido grupo ultra del club vigués de tendencia nacionalista gallega que, en su época como futbolista le dedicó cánticos al futbolista como “Salva Ballesta tiro na testa” o “ETA mátalo”.

El móvil de este tipo de cánticos viene precedido de declaraciones del hoy en día entrenador del Club Deportivo Móstoles como en las que citaba a Rudel, piloto de aviación alemán vinculado al Tercer Reich, o aquellas que realizó en el año 2007, en las que advertía sentir más respeto por una ‘caca de perro’ que por Oleguer Presas tras la renuncia del futbolista catalán a participar con la selección española por motivos ideológicos. Además de ello, pocos días después de la invasión de Irak, en el año 2003, declaró lo siguiente: “En las botas pone Arriba España, lo tengo como el sello que le ponen a los caballos. Si me piden que vaya a Irak allí estaré el primero”.

Como vemos, prácticamente se pueden contar con los dedos de una mano las declaraciones de futbolistas que se han atrevido a lo largo de la última década a mojarse en temas políticos y sociales, sea de una u otra manera. Además de ellos, Gerard Piqué o Pep Guardiola entre otros manifestaron en los últimos años su apoyo a la consulta de independencia en Cataluña, pero, como decimos, lejos han quedado aquellos tiempos en los que la ‘Democracia Corinthiana’ con Sócrates a la cabeza levantaba la voz en Brasil o Paul Breitner declaraba ser un firme militante maoísta. Veremos si después de este domingo 28, algún personaje de este mundo esférico alza la voz.

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