CARLOS RIANDE CORTIZO
Hace unos días que terminé mi tratamiento a base de Pharmagrip para cortar el primer resfriado de lo que algunos llaman el “inveroño”. Hay gente que también dice “juernes”, así que menos cara de sorpresa. Resulta ésta una época propicia para los que tenemos tendencia a irritar la garganta o pillar frío a la mínima. “La época cebolla”, dice mi madre, por eso de tener que poner y quitar capas de ropa varias veces a lo largo del día.
Para mi fortuna, en esas tardes de sofá, mantita y estornudos, estaban retransmitiendo el Mundial de Atletismo. Una fuente de entretenimiento amplia y variada. No tenía ya tanta prisa por resolver el tema del resfriado, aunque la localización del evento y las temperaturas despertaron mi curiosidad.
«Xavi juega en Qatar»
Temperaturas que no bajan de los 30 grados y que pueden alcanzar los 40 no semejan las condiciones más favorables para disputar alguna prueba deportiva. Sin embargo el dinero es capaz de limar este obstáculo. El Estadio Internacional Khalifa, una de las sedes del Mundial de Fútbol 2022, tiene incorporado un colosal sistema de aire acondicionado que permite a los atletas y al público presenciar las pruebas en directo con una temperatura agradable. Son 3.000 las toberas que rodean a tres niveles de altura y diámetro gradas y pistas lanzando chorros turbulentos de aire helado, transportado este por tuberías subterráneas desde una central situada a un kilómetro donde congelan agua.
Las distintas delegaciones trabajaron en los últimos meses con sus atletas para cuidar su salud de cara a la cita más importante del año. La Federación Española de Atletismo lo ha hecho con unas cápsulas-termómetro que ingirieron los atletas dos horas antes de las pruebas y que, cuando terminaba su competición, les ayudaba a conocer su estado físico.
Esas píldoras registran la temperatura central pero solo pueden descargar los datos al final de la prueba. Además también tomaron medidas de la temperatura de la piel con termo-cámaras de infrarrojos, ubicadas en la línea de meta y durante el recorrido de las pruebas. El objetivo era, por tanto, conocer el estado físico de los atletas después de competir.
Doha no repara en gastos, no es ninguna novedad, ni tampoco me voy a meter en que haya acogido el Mundial de Ciclismo en 2016, el de Atletismo en 2019 y el de fútbol en 2022. Daría para otro artículo. El caso es que para el evento recientemente finalizado, en el estadio y alrededores ubicaron 11 puestos médicos, contrataron los servicios de profesionales del Maratón de Boston y de otras carreras de ultradistancia y colocaron una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en la misma línea de meta de las pruebas de maratón y marcha. Cuando hay tanta prevención será porque hay riesgo, pensé.
Resultará curioso ver cómo será la estrategia de los combinados nacionales en poco más de dos años. Qué avances habrá y cuál será la preparación física, pues se aventura fundamental para tener éxito. Del mismo modo, la organización y calendario también tiene su ingeniería: se desarrollará entre los meses de noviembre y diciembre de 2022, a diferencia de los meses habituales de junio y julio. De forma paralela será el Mundial más corto desde 1978, pues durará solamente 28 días a diferencia de los 32 días habituales en los últimos campeonatos.
Winter is always
La construcción de este relato tiene como pilares las casualidades. En una narración de una MultiEuropa League, en uno de los enfrentamientos entre equipos del este, salió a la palestra el nombre del FC SKA-Khabarovsk. Desconocido, para qué engañarnos. Resultó ser un equipo del extremo oriental ruso, extraordinario por sus bajísimas temperaturas, que obligan entre otras cosas a modificar el calendario del resto de la liga. El contraste estaba servido y necesitaba buscar algo más sobre ellos.
Descendidos la temporada pasada a la segunda categoría del fútbol ruso, actualmente están en la mitad de la tabla. Las distancias y dificultades no hacen que el SKA pueda o haya podido codearse con los mejores. Pese a ello, en la temporada 2016-17 consiguieron el ascenso a la Liga Premier Rusa por primera vez en su historia después de finalizar el campeonato en cuarta posición, con 59 puntos, e imponerse en la eliminatoria de ascenso al Gazovik Orenburg en los penaltis (5-3) al empatar en los dos partidos (0-0). En Copa su mejor año fue en 1963, cuando alcanzó los cuartos de final de la Copa Soviética. A lo largo de su historia tuvo diferentes nombres, de hecho hasta el 2016 eran conocidos como el SKA-Energia Jabarovsk.
El club, cuyo campo es el Estadio Lenin, se encuentra situado más cerca de países como China (25 kilómetros) mientras que su distancia hasta San Petersburgo es de 8755 kilómetros por la vía terrestre. Los clubes de San Petersburgo y Moscú deben viajar entre 7 y 10 horas en avión para jugar allí, además de jugar en un frío intenso. Entre diciembre y febrero se registran -27,1° de media y se supera el 60% de humedad durante todo el año.
Al profundizar algo más en el fútbol de la zona, son cuatro los equipos profesionales en la región del Lejano Oriente. Todos ellos sitúan en el mapa ciudades emblemáticas y otras ubicaciones geoestratégicamente importantes en la Rusia del pasado. Hay que ser muy valiente como aficionado para decidir acompañar a tu equipo en esta aventura como visitante. Una buena anécdota la dejaron tres seguidores del Zenit al viajar hasta Vladivostok al Estadio Dynamo, donde reside el Luch.
Aleksandr Zaraysky, Evgeny Stepanov y Veronika Davidova, decidieron ver a su equipo en septiembre de 2006, la primera vez que jugaban ambas entidades en el sudeste en la primera categoría. No cogieron un vuelo, ni emplearon el Transiberiano. Decidieron recorrerse Rusia de un extremo al otro en un Honda Civic de 1986. Por cuestiones de relieve, clima y fronteras, las carreteras no unen las ciudades en línea recta, con lo que la distancia real en coche pasa a acercarse a los 15.000 kilómetros, que exigirían una semana de viaje continuado, sin paradas. Zaraysky, Stepanov y Davidova llegaron a Vladivostok, vieron a su equipo ganar por 0-2 (goles de Andrey Arshavin y Syarhey Shtanyuk en propia puerta) y cuando era hora de volver, su coche les dejó tirados. Para regresar tuvieron que usar el Transiberiano.
Días después, el Zenit premió su fidelidad regalándoles un nuevo vehículo (Toyota) que este trío de aficionados utilizó desde entonces para desplazarse siguiendo al club. Además, decidieron organizar, con el apoyo del diario Komsomólskaya Pravda, el de las juventudes comunistas en tiempos de la URSS, una especie de encuesta vinculante para que aficionados del Zenit decidiesen el color y el aspecto externo que querrían que tuviese el coche. La única premisa era que quedase claro que el coche era un regalo del club.
Mundial y mundos de yupi
Termino el texto curado del resfriado pero queriendo hacer una reflexión. La atleta gallega, Ana Peleteiro, denunció la falta de apoyo del público en el Mundial: «Lo del público ha sido vergonzoso, muy triste. No entendían de atletismo», concluyó en su vuelta a España en el diario Marca. Además, aseguró haber vivido un episodio machista en el hotel de concentración.
Poderoso caballero es Don dinero y no vivo en los mundos de yupi, aún así me adelanto y atemorizo por la dinámica que está llevando a que pruebas de un Mundial, bien de ciclismo, fútbol o atletismo, se celebren en este tipo de escenarios. Ni beneficia al deportista ni al espectador; los beneficiados los conocemos todos.