
ALBERTO ALGOBIA
En el barrio de Heiligengeistfeld, Hamburgo, nacen las esperanzas de una afición distinta, que no sigue al Hamburgo S.V. Son hinchas del St. Pauli, las ovejas negras de la ciudad que tienen su refugio en el Millerntor Stadion, la puerta de entrada al ‘Barrio Rojo’.
El St. Pauli, club rebelde, con una lucha social siempre a la vista, nació en 1910 y su primer estadio conocido fue un campo de deportes de la ciudad de Hamburgo, situado en Heiligengeistfeld, construido en 1919 tras la finalización de la Primera Guerra Mundial. Lo compartía junto a otras asociaciones deportivas de trabajadores, y así fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
En 1946 el St. Pauli decidió crear su propio estadio, en ese mismo barrio, frente a una vieja estación de bomberos. Sin embargo, esa zona de la ciudad de Hamburgo quedó totalmente arrasada en la guerra, y con el parón del fútbol, el estadio fue posible gracias a la ayuda de los aficionados al club. Es en este momento cuando el club tomó un claro tinte social. Siempre dispuesto a ayudar a uno de los barrios más pobres por los estragos de la guerra.
Millerntor Stadion y la Bundesliga
Aquel estadio construido en 1946 estuvo activo durante casi 20 años, hasta que en los inicios de los años 60, en 1961, el St. Pauli tuvo que cerrar la que era su casa hasta ese momento y buscar una nueva.
La IGA (Exposición Internacional de Jardines) decidió construir allí el Planten un Blomen, un parque urbano. Apareció así la idea del Millerntor Stadion, justo coincidiendo con la creación de la Bundesliga en 1962.
El Millerntor Stadion abrió sus puertas en 1963, en la entrada del barrio de Heiligengeistfeld, el barrio de St. Pauli dentro de Hamburgo. Durante los siguientes 16 años el equipo formó parte de la Oberliga Norte y de la Regionalliga Norte, hasta que en la campaña 1977-1978, logró su objetivo de alcanzar la Bundesliga. Desde entonces fue encadenando temporadas en segunda división, primera e incluso tercera.
Con un club ya instalado en el panorama alemán, ganando cada vez más fama en Europa gracias a sus aficionados, el club quiso ampliar el Millerntor. En los años 80 podían entrar 20.629 personas, pero la directiva prefirió construir un nuevo estadio, el conocido como Sport-Dome, que sería un complejo de instalaciones deportivas, centro comercial y un hotel.
Los aficionados comenzaron entonces una airada protesta contra la comercialización de su estadio y del club, logrando que se abandonase la idea del Sport-Dome ante el bloqueo que los aficionados causaron. El estadio sufrió pequeñas modificaciones, sobre todo en su fachada, y cada uno de los presidentes que iban pasando por el club quisieron hacer un nuevo estadio, pero los hinchas siempre impusieron sus ideas.

El Millerntor en el siglo XXI
El St. Pauli se convirtió en un equipo asiduo de la 2.Bundesliga en el siglo XXI, con solo dos participaciones en la máxima categoría desde principios de siglo. Esto hizo que el club quisiese crecer a través de su estadio, demoliendo la Grada Sur en 2006, para construir una nueva tribuna en 2007 que acogía a 22.648 espectadores.
En 2009 se decidió demoler la tribuna principal, logrando estar lista para 2010, ampliando el aforo a 24.487 espectadores. Para 2013, el Gegengerade, conocido como lado lejano, dio el impulso final a este estadio icónico de la ciudad de Hamburgo, que separa al barrio de St. Pauli, al ‘Barrio Rojo’, con casi 30 mil espectadores en su interior.
Sin duda, el túnel del Millerntor es una de las atracciones más grandes de este estadio. Diferente a cualquier otro en Alemania, odiado y envidiado a partes iguales, pero con una idea clara, ser ellos mismos.

El Millerntor Stadion, hogar de los olvidados en Hamburgo. Hermanados con el Rayo Vallecano en España. Sus colores negro, marrón, rojo y blanco, su bandera con la calavera, el St. Pauli, el ‘Barrio Rojo’ de Hamburgo. La victoria sobre el Bayern Munich en 2002 y los cientos de derbis. Todo esto hacen de este lugar y de este equipo, algo único e irrepetible.