LUCAS MÉNDEZ VEIGA
Imágenes cedidas por La Recopa
Viajando para dar rienda suelta a su pasión por la arquitectura de los estadios, los ambientes y las gradas, Cris y Hugo, una pareja de y del Zaragoza, se aventuraron a sacar el proyecto que les cambiaría la vida.
Con La Recopa los dos diseñadores gráficos hablan de la pasión por el club de sus amores, ese que sueñan —aunque sea de manera irracional— con volver a ver tan alto como en aquella Recopa del 95.
Conocer la historia para afianzar sentimientos
Un recuerdo ligado al fútbol puede marcar nuestra vida. Un gol, un trofeo, una derrota, una caída a los infiernos. Todo eso lo ha vivido el Zaragoza en las últimas dos décadas. El proyecto que hoy aglutina al zaragocismo bajo ese halo nostálgico comenzó la noche en la que Hugo vio regresar a su padre, periodista deportivo, en aquel avión Iberia que traía de vuelta a casa a los ‘Héroes de París’.
“Tendría unos diez años. Mi padre de aquella trabajaba en Antena 3, que era la televisión que daba todos los partidos de la Recopa, y él estuvo a pie de campo en todos, desde Rumanía hasta la final en París, aunque la dio TVE por un tema de derechos. Recuerdo que cuando llegaba mi padre me contaba las historietas de cómo lo había vivido en Rumanía, Eslovaquia… Era una locura y más siendo un niño. Aquella celebración en la Plaza del Pilar fue la mayor fiesta que ha habido en Zaragoza, sin duda. No ha habido nada comparable y dudo que vuelva a haber nada igual”, dice emocionado.
Cris, por su parte, resume con sus no vivencias de aquella noche de París cómo su proyecto editorial busca llegar a las nuevas generaciones, acercarles aquellos logros que no vivieron, hacerles sentir que, a pesar de los tiempos que corren a orillas del Ebro, están en el bando correcto. “De aquella tenía 4 años y, aunque en mi familia hubiesen estado enganchados a esto del fútbol, no lo habría recordado. Pero por eso nació La Recopa, para que las generaciones que vinieron después que solo han vivido las desgracias, rememoren lo que ha sido el Real Zaragoza. Recordar por qué tienen que ser de este equipo y no del Madrid o del Barcelona”, apunta.

El Real Zaragoza, como uno de los grandes del balompié nacional, nunca ha dejado de estar arropado. Aquellos años de gloria, refrendados con varias Copas del Rey y aquel título europeo de la Recopa que les hace únicos, pusieron las bases del zaragocismo del futuro. Ese que hoy permite que el arraigo de los colores se mantengan en la ciudad con varias generaciones de aficionados a pesar de solo saber lo que es el sufrimiento, coquetear con la desaparición o pelear en la guerra de la Segunda.
El proyecto de La Recopa, zaragocismo para zaragocistas, pudo ser palpable en las gradas del icónico estadio de La Romareda (y lo volverá a ser, cosas de la pandemia). Llegó un día en el que esta pareja de maños descubrió que su plan calaba: el explicar la historia de su club a los más jóvenes, el dotar a los vecinos de asiento de una identidad y merchandising icónico, el cuidar una imagen y un legado que el club, en los años de penuria, había descuidado hasta casi rechazarlo. Todo por la supervivencia.
Y fueron esos jóvenes zaragocistas, compañeros de grada e hijos que nacieron de aquella Recopa, los que abrazaron e impulsaron este proyecto cultural y literario. “Nosotros vamos a la grada de animación y son todo chavales animando como si hubiesen visto al mejor Zaragoza de la historia. Es verdad que se transmite en las familias, que tus padres hayan sido abonados toda la vida. Hay muchos casos de esos porque aquí hay mucho arraigo pese a las desgracias. Hemos sido un equipo grande y sus padres no han dejado de ser del equipo. Lo han vivido en casa y eso explica el sentimiento”, apunta Cris.
Sacamos un material y si se acaba, se acabó. Al final lo vuelve un poco exclusivo, lo concebimos así. Muchos diseños también son porque los queremos para nosotros mismos. Que queremos esta camiseta o esta bufanda – Cris de La Recopa
El proyecto siguió creciendo en las redes sociales hasta confluir en el pasado 10 de mayo de 2020. Día señalado en la capital aragonesa. Se cumplían 25 años de aquella victoria frente al Arsenal de Ian Wright o Tony Adams en el Parque de los Príncipes. París tomada por una marea de maños portando sus iconos. El gol de Nayim, Pardeza levantando aquella copa de proporciones extrañas con el medallero en la boca, la Plaza de España de bote en bote. Así nació la obra culmen del proyecto, el libro Yo no viví la Recopa.
“A Cristina la arrastré un poco al Zaragoza. Soy abonado desde hace más de veinte años. Mezclando nuestras profesiones y el mundo del fútbol se nos ocurrió crear La Recopa. Era una época en la que el Zaragoza estaba mal, aunque lo sigue estando, pero justo cuando lanzamos el proyecto en 2014 digamos que es cuando tocó fondo, coincidiendo con la salida de Agapito (Iglesias). Sacamos un primer libro en 2015 por el 20 aniversario con un crowfounding. De ahí, la tienda de ropa. La gente es muy agradecida y es lo que nos ayuda a seguir porque no ganamos dinero con este proyecto. Son satisfacciones personales y alguna profesional“, explica Hugo.
Los carteles de siempre, made in La Recopa

A lo largo de estos seis años, La Recopa ha pasado a convertirse en un punto de referencia para los aficionados del Real Zaragoza. Parte de esa fama la tiene la cartelería de toda la vida, pero con el sello de esta pareja de diseñadores gráficos maños. El cartel de toda la vida, ese que anunciaba en la tasca de la esquina el partido de tu equipo en el viejo estadio, ahora rediseñado con los nuevos tiempos de Instagram.
Todo empezó el pasado año 2019 y con la influencia de los viajes por el Viejo Continente. Como buenos amantes de la cultura futbolística, el ambiente que rodea los estadios o la mística de las torretas encendidas en día de partido, Cris y Hugo fueron de estadio en estadio recopilando anécdotas, influencias, goles e ideas. “Hicimos un Interrail de Polonia a Grecia. En Varsovia vimos lo que hacía el Legia, empapelando la ciudad de carteles del partido, todo de manera muy sencilla para publicitar sus partidos. Con esa premisa empezamos, la bola fue creciendo sin nosotros imaginárnoslo y fue totalmente satisfactorio”, dice Hugo.
Mientras, Cristina apunta a su lado que hoy en día ya suponen un recuerdo de cada uno de los partidos que juega su equipo. “La gente esperaba al partido también para ver qué cartel sacábamos y eso se hizo una bola grande. Nos animó a seguir porque era una paliza hacer cada uno de ellos”. De este modo, y en solo un año han sacado ya más de medio centenar de carteles entre liga y copa. Un trabajo que compensan con la acogida por parte de la afición como objetos de culto, de esos para colgar para siempre en la pared de la habitación.
Un futuro más nostálgico que nunca
Viendo el panorama en Europa en todos estos viajes futboleros, el sentimiento es algo decepcionante por el panorama de la cultura futbolística en España. Los creadores de La Recopa creen que no son muchos los clubes que se fijan en estos ejemplos para cuidar sus historia y sus iconos, cuidar al aficionado y arraigar el sentimiento. Solo el Athletic de Bilbao sobresale en la conversación como ejemplo de club que cuida los elementos visuales y los proyectos culturales independientemente de si la pelota entra o no.
“En España vamos por detrás en este tema. Nosotros que hemos visto otras culturas, otras ligas, ya no solo Italia e Inglaterra. Nos quedamos flipando cuando hicimos el Interrail. Visitamos veintiún estadios, igual era solo visitarlo por fuera, y ya te preguntabas por qué había cosas que no se están haciendo aquí. Con lo sencillo que es en muchos casos. Vinimos con muchas ideas y pensamos que si gestionásemos esas cosas por ejemplo en el Zaragoza, sería siempre positivo para ensalzar el club, demostrar a la gente de Zaragoza por qué tiene que hacerse de este equipo y no de uno de fuera. Obviamente iba muy vinculado al diseño pero no solo, era destacar la memoria del club”, continúa Cris.
El proyecto nos ha servido para conocer a mucha gente que acaban siendo amigos. En Santander u Oviedo, por ejemplo, que tienen proyectos similares. A nivel profesional nos ha dado un gran altavoz. Conseguimos colaborar con el Real Zaragoza el año pasado. Ha habido colaboraciones y satisfacciones que cuando comenzamos ni nos podíamos imaginar – Hugo de La Recopa
Fanzines, arquitectura, viejas gradas con olor a césped recién cortado o la comida típica en cada estadio son algunas de las vivencias de estos diseñadores del Real Zaragoza en sus viajes por Europa | Cedidas
Y ahora, con la pandemia del Covid-19, el escenario se ha puesto más difícil. En el apartado cultural y en el deportivo. Y no hay muchos clubes que hayan acusado la llegada del virus como el Real Zaragoza el pasado curso. Todo iba encaminado hacia el ascenso con el entrenador que les dio aquella Recopa, Víctor Fernández, con iconos como Zapater portando el brazalete, con “un gran delantero” como incide Hugo… pero todo se torció. La historia, encaprichada con ponerle las cosas difíciles a un grande del fútbol español.
Y aún por encima, viviéndolo desde fuera de la alambrada. “Estamos en un punto en el que no nos marcamos fechas ni proyectos de futuro, además porque no nos dejan hacer lo que más nos gusta que es ir a los estadios. Sea aquí en La Romareda, en El Sardinero o donde sea. Sin eso no podemos disfrutar y a la vez nos impide sacar material. No podemos sacar fotos, que nos encanta, vivir la experiencia…”, apuntan.
Esperando a que vengan tiempos mejores, el proyecto de La Recopa promete seguir recordando quién fue el Real Zaragoza que tocó techo en el 95. Todo para contar, quizá algún día con otro libro, quizá con otro gran cartel, que toda la ciudad despierta de su gran letargo futbolístico.
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