LUCAS MÉNDEZ VEIGA
Un final y dos nuevos inicios. Así han sido los últimos años para un histórico del calcio. El Parma, como tantos otros, ha vivido un convulso proceso de reseteo. Tras haber sido uno de los clubes mata-gigantes de la década de los 90 —coronada con la consecución de dos Copas de la UEFA— le tocó vivir la cara más amarga del fútbol. La realidad de un Parma poderoso y ganador dejó paso a la nostalgia de un club que vagó por las categorías más bajas del fútbol transalpino. Hoy celebramos que vuelve a ser un club de élite.
La gloria y el infierno
Mucho se ha escrito sobre el añorado fútbol noventero. Hablar del Parma es hacerlo, irremediablemente, de su época dorada. Como muchos otros clubes del calcio, en los 90 gozaron de un gran auge que consiguió que grandes jugadores se enrolasen en sus filas. Por ahí, el equipo del Tardini pudo disfrutar sobre su césped a jugadores de la talla de la ‘Brujita’ Verón, Hernán Crespo, el otrora Balón de Oro Fabio Cannavaro, Dino Baggio, Enrico Chiesa, Zola, Gianluigi Buffon o Lilian Thuram, entre otros. A la retahíla de estrellas se le asocia un gran palmarés que pusieron sobre el mapa al, por entonces, humilde club de Parma. Dos Coppa Italia en el 92 y en el 99, dos Copas de la UEFA en el 95 y en 99, una Recopa de Europa, en el año 1993, y una Supercopa de Europa en el 94. Más tarde aún llegarían nuevos éxitos de las botas de futbolistas como Hakan Sükür, Taffarel o Nakata.
El nivel fue altísimo, pero toda esa burbuja acabó por explotar. En 2003, el histórico patrocinador del equipo, la empresa láctea Parmalat, quebró por un escándalo financiero de sus dirigentes. La deuda de la empresa de la ciudad había sido camuflada en paraísos fiscales y el Estado italiano disolvió la empresa. El club se quedaba sin su principal fuente de ingresos y a partir de ahí se fueron destapando las vergüenzas que acabaron con una refundación a nombre de Parma Football Club y los huesos del histórico en la Serie D.
Segunda bancarrota y vuelta a empezar
Tras la primera caída, la gestión del Parma no mejoró. Con el paso de los años, la crisis económica se trasladó a los terrenos de juego. Grupos de inversión extranjeros, impagos de fichajes… y la venta del club por 1€. Sí, no es un error, un solo euro. En las únicas temporadas en las que el club consiguió salir a flote, se tiró todo el trabajo por la borda con sanciones, como la que dejó al equipo que dirigía Roberto Donadoni con Cassano, Bibiany, Parolo o jóvenes como Lapadulla o Joel Obi sin Europa League en 2014. Era el preámbulo de un nuevo desastre. Y el club tocó fondo al año siguiente. La situación era insostenible y con el agua al cuello, el club se rehizo desde lo más bajo del fútbol italiano, la Serie D. El colmo fue un encuentro Parma-Udinese que el club crociati no pudo albergar por no tener dinero para pagar a los distintos empleados necesarios para abrir su estadio.
Pero su afición y la ciudad se volcaron con el moribundo Parma. Un grupo de empresarios compraron el club para reflotarlo y así se refundó el Parma Calcio 1913. Con su nueva vida llegaron nuevos inversores extranjeros pero esta vez acompañados de un viejo conocido, una mano amiga que se moría de ganas por ayudar a su equipo. Era el argentino Hernán Crespo, máximo goleador histórico del club en Serie A, quien entró como vicepresidente del club con el grupo chino Desports Group.
Lucarelli, guía de un nuevo Parma y eterno capitano
Bajo la mirada de Hernán Crespo en el palco y con la ayuda de varios viejos rockeros del fútbol italiano, el club certificó el pasado mayo su vuelta a la Serie A tras tumultuosos años peleando por sobrevivir. Emmanuelle Calaiò, Munari pero, sobre todo Alessandro Lucarelli, fueron los guías de un nuevo Parma. El hermano pequeño del gran ídolo del Livorno, Cristiano Lucarelli, resistió cuando su equipo se moría y llegó a jugar en campos de quinta categoría con la entrega de un partido de Champions. Con la consecución del ascenso, el eterno central número 6 anunció entre lágrimas el deber cumplido. Y con él puso fin a su carrera con un club que marcó los futbolísticos noventa y al que le ha costado volver al sitio del que nunca debió salir. Bentornato, Parma!
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Ya puedo retirarme feliz. Después de todo lo sucedido, de Lucarelli me he convertido en Ale […] uno de vosotros