DIEGO GÓMEZ GARCÍA
Cuestionar las dotes futbolísticas de dos tipos como Garrincha y Pelé resultaría ridículo. Y es cierto, a nadie se le ocurriría poner en duda las dotes deportivas de ninguno de los dos. Por eso, fue su presuntamente reducida capacidad intelectual la que casi dejó a ambos fuera del Mundial de Suecia de 1958. Una Copa del Mundo que, por cierto, acabó ganando la propia canarinha.
Dicho así, y sin mayor explicación, estas afirmaciones pueden resultar confusas. Por eso, y para entender todo lo que esconde este meollo de información, hay que remontarse cuatro años atrás desde 1958: a la Copa del Mundo de Suiza, en 1954. En aquel campeonato, Brasil se midió a la mítica Hungría de Ferenc Puskás —que no jugó, por lesión— en el partido correspondiente a la ronda de cuartos de final. La selección sudamericana quedó eliminada, pero el encuentro pasó a la historia por ser tremendamente violento tanto sobre el terreno de juego como en el túnel de vestuarios. Arthur Ellis, el colegiado, llegó a expulsar a tres futbolistas. Así que por todo ello, esa eliminatoria ha pasado a la historia con el nombre de la Batalla de Berna.
El caso es que después de tal incidente, el equipo técnico de la selección brasileña llegó a la conclusión de que todo había sido por culpa de la falta de gestión emocional de los futbolistas. Esta habría sido provocada, también, por el miedo a perder que sufría Brasil desde el Maracanazo. Así que, para evitar este tipo de problemas en futuras ocasiones, en la Confederação Brasileira de Desportos optaron por echar mano de un psicólogo que ayudase a los jugadores a mejorar en este aspecto. Y el elegido fue João Carvalhaes, psicólogo, por aquel entonces, del Sao Paulo.
El PMK que casi cambia la historia
La primera de las medidas que Carvalhaes implementó fue el hacer que todos los futbolistas pasasen un test de inteligencia propio del ámbito militar. Como resultado, Mané Garrincha quedó señalo como el hombre seleccionado por Vicente Feola que menos capacidad intelectual tenía. Y antes de viajar a Suecia, el psicólogo quiso que los chicos pasasen un nuevo examen: el test Psicodiagnóstico Miokinético (PMK). Y en este, se dijo que Pelé, de 17 años, era «un adolescente inmaduro, obviamente infantil y carente del espíritu de lucha necesario«, mientras que sobre Garrincha, de 25, la valoración fue la de un «deficiente mental, indisciplinado e irresponsable«. En definitiva, se desaconsejó su convocatoria.
Sin embargo, ambos rendían tan, tan bien en los entrenamientos y en los amistosos preparatorios que todo lo enunciado por Carvalhaes y sus exámenes —que cada vez tenían peor prensa— dio igual. El final de la historia ya se conoce, porque Brasil acabó levantando su primer Mundial con ellos dos como jugadores fundamentales. Pero no debe olvidarse que un test de inteligencia obviamente poco acorde con la práctica del fútbol estuvo a punto de hacer que dos leyendas se quedasen fuera de aquella aventura.