Ansu Fati en un partido de La Liga | Extraída de laliga.com *
Ansu Fati en un partido de La Liga | Extraída de laliga.com *
DAVID FERREIRO PÉREZ

@ferrekt

La irrupción de Ansu Fati en el panorama futbolístico actual ha sido tan rápida como inesperada. El jugador de apenas 16 años era un desconocido hace solo seis meses pero, desde entonces, tanto su desarrollo como su evolución en el equipo han sido a pasos agigantados. De jugar en el juvenil a debutar con el primer equipo, sonar para la selección de Robert Moreno en la Euro 2020… todo esto sin llegar apenas a los 17 años que cumplirá a finales de octubre. Todo está pasando muy rápido pero ¿está el joven preparado?

Ansu Fati ha llegado para quedarse. O al menos, eso parece. El jugador hispano-bisauguineano ha caído de pie en Can Barça desde el primer minuto en el que pisó el verde. ‘Bendecido’ por Messi, el joven se ha integrado a la perfección en el esquema y el juego del conjunto azulgrana. Y no solo eso, no solo se ha adaptado al dedillo –como si fuera poco-, sino que el chaval ha demostrado que tiene mucho por decir y mucho por aportar.

Héroe por sorpresa

Su llegada le ha dado una bocanada de aire fresco al equipo barcelonés y, aunque no debería por su edad, le está aportando muchas más soluciones a Ernesto Valverde de lo que uno pensaría a principio de temporada, cuando su nombre era poco menos que desconocido para el gran público.

Desde entonces, el joven es casi un fijo en las convocatorias y sus minutos en el terreno de juego ya no resultan inesperados para la afición. También porque se lo ha ganado, todo sea dicho. Pero resulta llamativo el hecho de que un jugador tan joven asuma tantas responsabilidades. ¿Debería?

Malas pasadas

El caso concreto de Ansu Fati, tanto por naturaleza como por equipo, recuerdan inevitablemente a otros dos jugadores que también salieron de la Masía con mimbres de romperla y que, sin embargo, se han quedado un poco por el camino: Bojan Krkić y Munir El Haddadi.

Ambos irrumpieron a edades similares y, desde el primer minuto, parecieron llegar para comerse el mundo. Primero fue Bojan, goleador histórico de la cantera, el que tiró la puerta abajo y se ganó un puesto en todo un Barcelona, teniendo incluso a Pep Guardiola en el banquillo y a competidores por su puesto del nivel de Zlatan Ibrahimovic, al que llegó a sentar. Su nivel y desparpajo no pasaron desapercibidos y la selección española, en la que ya había jugado en categorías inferiores, tanteó su salto a la absoluta. Incluso estuvo a punto de viajar a la Euro de 2008, aunque fue el jugador quien decidió declinar la invitación por problemas de ansiedad.

A medio camino

Terminó debutando meses después de que la Selección se alzara con el título europeo pero, pese a lo que muchos esperaban, su carrera con la Roja terminaría ese mismo día. Desde entonces, el joven salió del equipo azulgrana tratando de hacerse el nombre que prometía, aunque nunca llegó al nivel que muchos vaticinaban. Aunque nunca se ha pronunciado públicamente al respecto, lo cierto es que ese partido con España le cerró la puerta a la posibilidad de jugar con la selección de Serbia, país de origen de su padre, un equipo en el que sí que podría haber hecho más carrera. Los serbios tantearon dicha posibilidad, pero tras el debut del jugador de Linyola con España, esa posibilidad se desvaneció, pese a que se exploraron todas las medidas posibles.

Terminó saliendo por la puerta de atrás al carecer de minutos. Previamente, y ante la posibilidad de que el muchacho se decantara por jugar con el país de sus orígenes, debutaría con la absoluta en 2014, aunque ese mismo año había jugado con la sub-19. Pese a que su decisión fue firme desde el primer momento, lo cierto es que ante la escasez de oportunidades y la dificultad de hacerse con un puesto fijo en la Roja, en 2018 terminó intentando viajar al Mundial de Rusia representando a su Marruecos de origen, aunque al igual que en el caso de Bojan, le fue imposible tras su debut con España.

Maduración lenta

Sin embargo, un detalle que no se puede olvidar es que estamos hablando de un chico, un juvenil, un chaval de apenas 16 años. Por muy avanzado que parezca su fútbol y por mucho que este prometa. Y es un factor muy importante que se debe de tener en cuenta. Como ya citamos, el de Ansu Fati no ha sido el único caso de estas características, y por desgracia muchos no han terminado por salir bien. Quizás el salto a la selección, por el momento, sea prematuro, puesto que podría cerrarle puertas -Ansu Fati es bisauguineano de nacimiento- como le pasó a sus antecesores.

Munir El Haddadi o Bojan Krkić fueron dos jugadores a los que las prisas no les fueron bien. Aunque eso no quiere decir que no hayan echo una más que meritoria carrera. Ni tampoco que algunos de los casos no hayan conseguido revertir la situación. Otros claros ejemplos los podemos ver ahora en el Estadio de Anoeta: Alexander Isak y Martin Ødegaard. El primero no ha terminado aún de despuntar, pero el segundo parece haberse liberado del peso que su talento le hizo cargar en su día, cuando era un niño prodigio que no terminaba de asentarse en el Real Madrid.

Lo bueno, tarda

El tiempo de maduración es muy importante, no solo en un futbolista, sino también en una persona. Ser joven y tener el foco de atención encima no es fácil. Algunos se acostumbran y otros no. Algunos prefieren alejarse de las miradas, de los focos, para conseguir brillar y crecer. Es mucha presión para la edad que tienen y, posiblemente, sea mucha presión para cualquier edad.

A Ansu Fati deben darle tiempo de crecer, de formarse y, obviamente, tiempo de juego. No se deben cometer errores pasados. A Ansu Fati deben cuidarlo, debe cuidarse. Solo así, el joven podrá alcanzar el nivel que muchos se imaginan, aunque no tiene por qué ser el techo que en realidad tenga. A los jóvenes como él, en definitiva, hay que dejarles formarse y no cargarlos. Las responsabilidades llegarán con el tiempo, y este no se puede adelantar.

* Imagen extraída de: https://www.laliga.com/multimedia/revive-los-mejores-momentos-de-la-tercera-jornada-de-laliga-santander-2020-21

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