Drogba con niños de su fundación | Fuente: Drogba Foundation
Drogba con niños de su fundación | Fuente: Drogba Foundation*
DAVID FERREIRO PÉREZ

@ferrekt

Corría el año 2005 cuando la selección de Costa de Marfil clasificaba, por aquel entonces, al que era sería su primer mundial. Tras la victoria y con todo el país detrás de la pantalla de los televisores, la selección costamarfileña liderada por Didier Drogba, pediría la paz a todos sus conciudadanos y el fin de la sangrienta guerra que dividía el país desde el 2002. Un acto sin precedentes en la historia del fútbol.

Didier Drogba es un hombre de paz. Sus numerosos actos lo demuestran. Un hombre que ha sufrido por su país aun cuando estaba en la distancia. Colaborador con varias organizaciones, embajador de la ONU y creador de su propia fundación, Drogba Foundation, el delantero ha demostrado que el fútbol es más que un simple deporte. Ha demostrado la trascendencia que puede tener el balompié con el fin de conseguir cotas mayores.

Corría el año 2002. La inestabilidad política dominaba Costa de Marfil, tierra natal de Didier Drogba. A finales de año, la situación fue a peor y acabó desencadenando en una sangrienta guerra civil que duraría años. El país quedó fragmentado en dos, con la parte norte dominada por los rebeldes y la sur, por el gobierno. Sus gentes, como en toda guerra fraticida, se vieron obligadas a posicionarse en uno u otro bando, creando mayor división en la nación.

En una situación dramática para el país, su selección daba la sorpresa y se clasificaba para su primer mundial en el año 2005. El país, pese a todo, estaba eufórico. Todo el mundo estaba pendiente de la televisión, independientemente del bando que representaran. Era una ocasión de oro, y no la iban a desperdiciar. El equipo nacional, liderado por Didier Drogba, lanzaba tras el partido un mensaje a los costamarfileños que rezaba:

 

Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, sur, este y oeste, os pedimos de rodillas que os perdonéis los unos a los otros. Perdonad. Perdonad. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejad vuestras armas y organizad unas elecciones libres

Cada detalle importa

Era el primer paso para tratar de concienciar al país. Y no sería el último. Una semana después de la emisión del mensaje ambos bandos firmarían el cese de las armas. No significó, por aquel entonces, el fin de la guerra, pero fue un gran paso en su consecución. La selección lo había conseguido.

Drogba, consciente del poder que tenía en sus manos, no lo dudó ni un segundo. El siguiente paso lo daría en 2006, cuando tras ser galardoneado como el Mejor Futbolista Africano del Año decidió ir a ofrecérselo a su pueblo. El destino elegido para hacerlo no sería casualidad.

El delantero viajó a Bouaké, ciudad ocupada por los rebeldes, para aprovechar la ocasión y repetir el mensaje de paz para el pueblo. La estrella del país buscaba conseguir así la unidad nacional. Y no se detendría en su lucha. Un año después de lo citado, el jugador propondría a la Selección y a la Federación jugar un partido en la misma ciudad.

La petición, pese a los riesgos, fue aceptada. En un estadio lleno hasta la bandera, a la par que protegido, la selección de Costa de Marfil se enfrentaría a Madagascar en un partido que iba más allá de lo deportivo. Se trataba de una causa nacional.

Todo el estadio, independientemente del bando, unido bajo un mismo himno. La gente hermandada en las gradas era prueba de ello. El país pedía el fin de la guerra. Y el palco del campo de Bouaké fue la escenificación del mismo. Los líderes de ambos bandos, juntos, cantaban al unísono el himno nacional. Era el principio del fin.

El camino hacia la paz

Al año siguiente se pondría fin a la sangrienta guerra tras cinco años de lucha. Drogba lo había conseguido. Había demostrado a todos que el poder del fútbol va más allá del deporte, que el fútbol es capaz de unir a las personas. Aunque lamentablemente la guerra aún tendría un último capítulo en 2011, cuando la inestabilidad del país acabó desencadenando en diversos enfrentamientos que, afortunadamente, sólo duraron un par de meses.

Desde entonces el país trata de reconstruirse y crecer, dejando atrás todos los problemas del pasado, haciendo valer eso de que la unión hace la fuerza.

Fue lo que Drogba y sus compañeros pidieron, y fue como se consiguió la paz. El ‘elefante’ de Abiyán ha ganado múltiples títulos en su dilatada carrera, pero ninguno tan importante como este. Y es que la paz en Costa de Marfil tiene mucho que ver con el fútbol.

*Imagen extraída de la fuente original: www.didierdrogbafoundation.org/

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