Via Ozanam en Roma. "En este barrio nace la famosa novela 'Ragazzi da vita' de Pier Paolo Pasolini, ciudadano de Monteverde" | Fuente: FB 'Il calcio secondo Pasolini' - Valerio Curcio
Via Ozanam en Roma. “En este barrio nació la famosa novela ‘Ragazzi di vita’ de Pier Paolo Pasolini, ciudadano de Monteverde” | Fuente: FB ‘Il calcio secondo Pasolini’ – Valerio Curcio
LUCAS MÉNDEZ VEIGA

@LMendez8

 

Il calcio è l’ultima rappresentazione sacra del nostro tempo. È rito nel fondo, anche se è evasione. Mentre altre rappresentazioni sacre, persino la messa, sono in declino, il calcio è l’unica rimastaci. Il calcio è lo spettacolo che ha sostituito il teatro

El fútbol es la última representación sacra de nuestro tiempo. Es un rito en el fondo, aunque es evasión. Mientras otras representaciones sacras, incluso misas, están en declive, el fútbol es lo único que permanece. El fútbol es el espectáculo que ha substituido al teatro

Pier Paolo Pasolini (Bologna, 1922) fue y es una de las grandes figuras de la cultura mundial. Entre su reconocido trabajo como polifacético intelectual, siempre destacó el fútbol.

Su gran pasión, siempre ligada a Bologna, su ciudad, su equipo. Un 2 de noviembre de 1975, en los alrededores de Ostia —la zona costera de Roma— apareció brutalmente asesinado. Junto a Valerio Curcio, periodista de Il Romanista y escritor del libro Il calcio secondo Pasolini rendimos homenaje y repasamos su controvertida figura, su legado y, sobretodo, su amor y su relación con el calcio.

Un alma libre

Mural en homenaje a Pasolini en Roma | Lucas Méndez
Mural en homenaje a Pasolini en Roma | Lucas Méndez

Polémico. Siempre a contracorriente. Un genio. El gran Pier Paolo Pasolini vivió la vida como le gustaba vivirla. Jamás se calló nada, siempre a la vanguardia. Como intelectual, experimentó todos los géneros artísticos habidos, en todos ellos dejando su marca.

Principalmente se le define como un poeta urbano, de esos que se dejan los zapatos recorriendo asfalto, preguntando, curioseando, anotando. Esa era también su forma de vivir una de sus grandes pasiones, aquella que jamás escondió para desgracia de muchos otros compañeros de profesión: el fútbol, el calcio, ‘su’ Bologna.

Provocador como director, como ensayista, como guionista y como poeta. También un alma libre. Comunista convencido y confeso en unas circunstancias adversas, también se declaró homosexual después de haber vivido una cruda infancia. Polemista a tiempo completo. Católico odiado por los comunistas y marxista odiado por los católicos, otros prefirieron definirle como pederasta o pornógrafo.

Figura comprometida con la realidad social de la Italia de la época, fue uno de los grandes artistas e intelectuales que el país transalpino legó a la humanidad. Sin embargo, hoy queremos centrarnos en su amor por contar el fútbol como si fuese un arte más. En unas circunstancias en las que no se le daba valor literario al balompié, Pasolini siempre ligó su vida a un esférico y quiso dejar huella de su gran pasión.

 

El fútbol es la única representación sagrada de nuestro tiempo

Fútbol literario

“El fútbol vuelve a ser un espectáculo en el que el mundo real, de carne, en las gradas del estadio, se mide con los protagonistas reales, los atletas en el campo”. Nadie como Pasolini sabía lo que encerraba un estadio abarrotado. Las pasiones que genera el fútbol y que él supo plasmar en infinidad de su extensa y variada obra en géneros como el ensayístico o el cinematográfico. Para Pasolini, el lenguaje deportivo, la forma de contar el fútbol, tenía un código propio que le apasionaba.

A través del juego, radiografió la Italia de sus años como la viva imagen de lo que un terreno de juego y unas gradas reflejaban. Esas gradas contaban muchas cosas de lo que significaba su país por entonces. No cabe duda, además, de que hoy estaría en contra de todo el llamado ‘fútbol moderno’.

Firme defensor del deporte amateur, crítico con las fortunas que permitían financiar un fútbol que no le representaba. “¿Qué manos van amontonando los enormes beneficios de la pasión de cada domingo?”, se preguntó.

Pasolini siempre fue más de jugarlo que de verlo, aunque asistió a grandes momentos de su Bologna, su squadra. Vivió en su infancia y adolescencia los grandes años del equipo romagnolo, que conquistó Scudetti consecutivos desde 1925 hasta 1929, y desde 1936 hasta 1939. Lo que comenzó como un amor infantil se fue afianzando y por eso, a pesar de que sus años en Roma le permitiesen coquetear con ‘La Loba’, jamás olvidó al Bologna.

Pasolini, a la derecha y con camiseta del Genoa, en uno de esos encuentros que acostumbraba a disputar junto a personalidades como el actor Mario Valdemarin, a su lado | Fuente: Centro Studi Casarcia della Delizia
Pasolini, a la derecha y con camiseta del Genoa, en uno de esos encuentros que acostumbraba a disputar junto a personalidades como el actor Mario Valdemarin, a su lado | Fuente: Centro Studi Casarcia della Delizia

Il calcio secondo Pasolini

En 2018 vio la luz el libro Il calcio secondo Pasolini del periodista Valerio Curcio (Roma, 1992), un romanista confeso que escribe justamente para el único diario en el mundo dedicado a un equipo de fútbol, Il Romanista.

Atiende la llamada de Mundo Esférico para radiografiar la figura del artista centrándonos en su ferviente pasión por el pallone. “Pasolini era un apasionado del deporte, no solo del calcio. Practicó muchos y se enamoró del Bologna en la época universitaria. Algunos le recuerdan esperando al equipo en la estación después de ganar una copa europea ante el Chelsea antes de ir a clase“, comenta.

Años más tarde, con su mudanza definitiva a la capital, Pasolini empezó a frecuentar los barrios populares de Roma, como el del Prenestino, donde conoció a gente con la que se uniría para siempre como Ninetto Davoli, a quien incluyó con 16 años en el rodaje de uno de sus primeros éxitos Il Vangelo secondo Matteo.

Toda la gente con la que se movía en la ciudad era de la Roma y lo llevaban al Olimpico. También hubo ocasiones como el derby del 57 en el que acude como corresponsal del diario L’Unità y decide ver el partido en la Curva. Hizo algo revolucionario: en vez de contar el partido simplemente contó todo aquello que escuchaba, contando cómo eran los tifosi en una curva espontánea, popular. En el estadio encontraba muchas cosas que reflejar y por eso siempre iba con un pequeño bloc de notas donde apuntar todo aquello que le llamaba la atención”, añade.

Pier Paolo Pasolini y Marino Perani en 1975 | Fuente: Paolo Ferrari
Pier Paolo Pasolini y Marino Perani en 1975 | Fuente: Paolo Ferrari

Como artista multidisciplinar, reflejó el fútbol en muchísimas de sus obras. “En las obras literarias hay muchas más referencias que en las películas. El calcio forma parte del contexto urbano de Pasolini, periferias y edificios, campos en los que no hay nadie. En la Roma de esa época se alternan grandes edificios y el campo donde no hay nada y el fútbol está siempre presente para él. Son los años de Ragazzi di vita”. 

Junto a Eduardo Galeano, son muchos los que hablan de Pasolini como uno de los grandes intelectuales que decidió abrazar el fútbol como elemento literario. “Ha existido siempre un elemento revolucionario dentro del fútbol. Era difícil en los años de Pasolini, en el sentido de que era un intelectual marxista y decía que iba al estadio a animar a su equipo”, continúa Curcio. Incluso a nivel político existía rechazo.

En el círculo del Partido Comunista no estaba bien visto ya que se consideraba el fútbol un elemento de distracción. “Siempre se mostró contra esto, reivindicando su independencia ya que el fútbol podía vivirse también de manera política. Decía que el problema no era que los obreros fuesen el domingo al estadio sino que la mañana siguiente vuelvan a pensar con una conciencia de clase. Calcio y política es un binomio reconocido pero aún hay personas que dicen ‘en vez de ver fútbol piensa en las cosas serias de la vida’. Creo que personas como Pasolini creyeron que el fútbol era uno de tantos modos que tiene el hombre para cambiar el mundo”, apunta.

Su amor por la pelota llegó a inmiscuirse en medio de grabaciones de películas. Allí, el propio director organizaba partidos improvisados entre el elenco en el que él mismo participaba como esterno sinistro. “Tenía un entusiasmo increíble para jugar al balón. Todas las personas con las que he hablado me comentaron que si Pasolini veía un balón no le importaba el resto. En los descansos a la hora de comer organizaba partidos, daba instrucciones, se empeñaba muchísimo y se lo tomaba muy en serio”, añade el periodista romano.

Además, Pasolini fundó la primera Nazionale dello Spettacolo, un equipo de fútbol formado por personalidades e intelectuales italianos. Una de las historias más comentadas ocurrió meses antes de la muerte del propio artista, cuando se rodaba cerca de Parma la película Salò o le 120 giornate di Sodoma, una de sus películas más demonizadas y criticadas.

El posteriormente llamado Novecento vs. Centoventi’ fue un partido entre los elencos de la propia película de Pasolini y el de la película Novecento de Bernardo Bertolucci. Este había sido ayudante del propio Pier Paolo en uno de sus primeros filmes y la relación estaba completamente rota.

“Era el cumpleaños de Bertolucci. Laura Betti fue el personaje clave en ese episodio, era amiga de ambos. No se llevaban mal pero Pasolini había criticado las últimas obras de Bertolucci y había cierta tensión. El partido estuvo lleno de cosas absurdas… las películas eran de la misma productora pero estaban llenas de contradicciones, casi como una lucha de clases: por un lado la de Pasolini, con poco dinero y la de Bertolucci, pagando tantísimo a estrellas internacionales y llevada a festivales internacionales”, comenta.

 

Personas como Pasolini creyeron que el fútbol era uno de tantos modos que tiene el hombre para cambiar el mundo – Valerio Curcio

El partido acabó mal. El equipo de Pasolini, con el propio director de jugador, estaba más acostumbrado a jugar al fútbol casi a diario y, sin embargo, ganó 5-2 la squadra de Bertolucci que observaba el partido desde fuera del terreno de juego, cercano al Ennio Tardini —estadio del Parma Calcio—.

“A Pasolini no le gustó que el equipo de Bertolucci cogiese a jugadores de la cantera del Parma para el partido. Abandonó el campo muy enfadado y al final hizo entender el amor que tenía por este deporte”, concluye.

Imagen de un partido de la Nazionale dello Spettacolo | Fuente: Umberto Pizzi - Il Romanista
Imagen de un partido de la Nazionale dello Spettacolo | Fuente: Umberto Pizzi – Il Romanista

Aquel fue el penúltimo encuentro que disputó el artista italiano antes de su muerte. El último fue en San Benedetto del Tronto, una localidad costera al este de Italia. Era un 14 de septiembre de 1975.

“En Italia, el fútbol no ha tenido todavía el honor de captar una atención inteligente”, llegó a decir. Pier Paolo Pasolini fue el primero.

También te puede interesar… FLECOS | Cerrado por Galeano

¿Te ha gustado? Nos ayudaría mucho que lo compartieras