Remco Evenepoel ha irrumpido con fuerza en el panorama de las dos ruedas. Antes, probó fortuna con el esférico | Fuente: Granada, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons
Remco Evenepoel ha irrumpido con fuerza en el panorama de las dos ruedas. Antes, probó fortuna con el esférico | Fuente: Granada, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons
DIEGO GÓMEZ GARCÍA

Remco Evenepoel no es un joven típico. Lo habitual, en el mundo occidental, es que los niños sueñen por encima de cualquier otra cosa con ser futbolistas. Y, normalmente, no optan por otros deportes cuando tienen condiciones para dedicarse profesionalmente al balompié. Este joven belga de solo 18 años destacó sobremanera en las categorías inferioes del Anderlecht para, en su etapa juvenil, dejar el fútbol por el ciclismo. Ahora, es una de las mayores promesas a nivel mundial del deporte de las dos ruedas.

Herencia familiar

Lo cierto es que lo de ser ciclista le viene de familia. Lo fue su padre, Patrick Evenepoel, pero ni de lejos llegó nunca al nivel que parece que puede llegar el propio Remco. El jovencísimo belga, nacido en el año 2000, se llevó en septiembre de 2018 el Mundial Júnior de Innsbruck con una superioridad aplastante para alguien de su edad, que compite en pruebas más bien cortas y, sobre todo, que solo lleva algo más de un año dedicándose a este deporte. Es una especie de Luka Doncic del ciclismo, un talento precoz que tiene en su mano la posibilidad de hacer historia.

Sus primeros años de adolescencia, sin embargo, los dedicó al deporte más popular entre la mayoría de niños europeos: el fútbol. Y lo cierto es que Remco tenía capacidades para llegar a dedicarse profesionalmente a él. A los cinco años entró en las categorías inferiores del Anderlecht, en las que destacó en sobremanera desde el principio. A los once disfrutó de un Erasmus futbolístico en Holanda: jugó en el PSV Eindhoven hasta los 13. Con esa edad volvió al Anderlecht y allí terminó de destacar.

A la izquierda, el belga Evenepoel en las inferiores del Anderlecht. A la derecha un jovencísimo Remco con la zamarra del equipo de la Philips, el PSV holandés | Fuentes: De Standaard / nos.nl

Remco se apartó del fútbol

Participó también con la selección belga cadete e, incluso, llegó a completar una pretemporada con el primer equipodel Anderlecht. Pero cuando ya se preparaba para comenzar a pensar en el fútbol sénior, todo cambió. Se cansó del fútbol. Quizá por desmotivación o quizá, simplemente, porque no era su verdadera vocación. Su nivel, así, comenzó a empeorar y dejó de ser el prometedor pivote defensivo que había sido durante años. El equipo belga le dio la baja y él incluso tuvo problemas a nivel anímico. Trató de relanzar su carrera en el Malinas, pero tampoco surtió efecto.

Su vocación era otra. Así que, siguiendo los pasos de su padre, Remco Evenepoel dejó las bicicletas con el esférico y se pasó a las de verdad. Su progresión fue meteórica. Ahora, lo comparan incluso con El Caníbal Eddy Merckx. Él huye de las odiosas comparaciones y sigue entrenando día a día para llegar a triunfar en este mundo. El Mundial de Innsbruck fue el principio, porque el hoy ciclista belga demostró que el fútbol no siempre es la mejor opción.

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