LUCAS MÉNDEZ VEIGA

@LMendez8

Usar el fútbol como elemento sanador, terapéutico. Esa fue la idea de un psiquiatra romano: conseguir formar un equipo de personas con problemas de salud mental. La idea tomó forma y la Selección Italiana participó en 2016 en el primer Mundial en la modalidad de calcio a 5 en Japón. No es más que otra demostración del poder del esférico en la vida de las personas.

Los invisibles

250.000 personas padecen un trastorno mental grave en España —según el Ministerio de Sanidad del Gobierno español—. Pero hablamos de un tema poco conocido. Demasiada gente trata la enfermedad mental como una ‘debilidad’ o ‘culpa’ del que la padece. No se reconoce así como lo que es: una enfermedad más. Esta puede llegar a alterar relaciones sociales, trabajo, educación, etc.

También ocurrió y ocurre con futbolistas de élite y no tan reconocidos: la presión se vuelve insoportable y afecta a su trabajo o hobby y también a sus vidas. Muchas veces se ha mostrado en medios de comunicación, literatura o cine a personas excluídas socialmente pero muchas de ellas consiguen llevar una vida plena y normalizada gracias a la ayuda terapéutica y a un tratamiento adecuado. Esta será una de esas historias de superación.

En Italia existe una ley desde el año 78. El psiquiatra Franco Basaglia fue el principal promotor de una ley destinada a reformar todo el sistema psiquiátrico transalpino. El objetivo era erradicar los asilos mentales y el estigma social, adoptando una mentalidad orientada a implementar teorías psicoterapéuticas. Se quería reconocer, de este modo el derecho de todos los pacientes mentales a vivir una vida digna y plena.

El balón que todo lo cura

Imaginemos ahora un partido de fútbol. Tienen el esférico en su posesión, consiguen regatear a todos los contrarios y ya enfilan la portería rival. Tienen el gol entre ceja y ceja, vislumbran la portería, se disponen a disparar a puerta… y ven de refilón el banderín del linier levantado. Marca fuera de juego. Imaginen esta escena una y otra vez, repetida cíclicamente. Y extrapolada a la vida real. Esta bien podría ser una metáfora de los sentimientos que pueden recorrer el cuerpo de una persona con problemas mentales.

La plantilla disputó en Japón en 2016 el primer Mundial para personas con problemas de salud mental bajo la iniciativa 'Crazy for Football' | Fuente: ilpuntonews.net
La plantilla disputó en Japón en 2016 el primer Mundial para personas con problemas de salud mental bajo la iniciativa Crazy for Football | Fuente: ilpuntonews.net

Ayudándose de la ‘ley Basaglia’ el psiquiatra romano Santo Rullo comenzó a dedicar tiempo, ganas e invertir dinero en un proyecto para crear una selección nacional italiana de fútbol sala para pacientes mentales. El objetivo era participar en la primera edición de una Copa Mundial en esta modalidad, celebrada en Japón.

 

«El campo es un espejo de la sociedad: debes encontrar tu lugar, hay reglas de juego y participas junto a otros compañeros. Sales de la exclusión, sales de la soledad» – Claudio Palmieri, educador y ayudante en el equipo

Esta aventura fue contada magistralmente por el escritor Francesco Trento y el director italiano Volfango De Biasi en un libro y documental titulados Crazy for footbal: The Craziest World Cup. La pieza audiovisual se presentó al Festival de Cine de Roma en 2016 y al año siguiente ganó una estatuilla del David de Donatello de manos de la Accademia del Cinema Italiano.

Aventuras en Japón

Todo comenzó con un proceso de selección a nivel nacional que atrajo a candidatos de todos los rincones de Italia a su capital, Roma. El entrenador, Enrico Zanchini, se encargó de la selección final y, con la ayuda del ex campeón mundial de pesos pesados Vincenzo Cantatore —preparador físico—, dio forma a un equipo dispuesto a competir por el título mundial.

En febrero de 2016, doce jugadores emprendieron el viaje de sus vidas a Japón. Italia consiguió un meritorio tercer puesto. El fútbol actuó como nexo entre todos los participantes, dotando a las personas de un elemento a través del cual poner en valor sus cualidades y sus vidas, eliminando todo el dolor, creando equipo y amistades e intentando competir por ganar. Todo lo que una persona que padece una enfermedad mental necesita. En definitiva deporte terapéutico, que une y ayuda a la reinserción social. 

Fuente: Roberta Cappelli y Paolo Quadrini para Shoot4Change

Desde entonces el proyecto ha cogido proyección mundial. Se presentó el documental en diversos certámenes a nivel internacional en ciudades como París. El gran éxito del mismo se utilizó para evolucionar en la importancia del deporte en la rehabilitación psiquiátrica. Ocurrió así un pequeño milagro: de los treinta o cuarenta equipos existentes en diez años se pasó a los actuales miles de casos repartidos por todo el mundo. Los campeonatos que se organizan suelen ir acompañados del lema ‘Locos por el fútbol’ y Japón es uno de los países pioneros con casi 600 equipos financiados casi todos con donaciones de los principales equipos de fútbol profesionales del país del sol naciente.

Mientras, los protagonistas que dieron inicio a la gran iniciativa Crazy for Football, siguen entrenando para seguir alcanzando metas. El 16 de mayo de 2018 la selección Azzurra se coronó en Roma, en casa, como campeona del mundo. La Dream World Cup encumbró, tres años después de su creación, al equipo que consiguió volver a demostrar el poder que puede albergar un esférico.

 

«Esta iniciativa ha permitido realizar el sueño de todos los participantes vistiendo la camiseta de su selección. Esta  camiseta ha derribado la vergüenza, el estigma de los problemas psiquiátricos y se ha vestido de orgullo» – comentó Santo Rullo, psiquiatra e ideólogo del equipo para personas con problemas de salud mental.

El documental Crazy for Football ganó multitud de premios y sirvió para concienciar un poco más sobre las enfermedades mentales y el fútbol como elemento terapéutico | Fuente: Il Libraio
El documental Crazy for Football ganó multitud de premios y sirvió para concienciar un poco más sobre las enfermedades mentales y el fútbol como elemento terapéutico | Fuente: Il Libraio

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