DIEGO TOMÉ CAMOIRA
“África y el fútbol africano son grandes desconocidos. Un continente rico que no ha sabido, o no se le ha dejado, apropiarse de su riqueza. Por eso era necesario escribir este libro”. Así presentaba Alberto Edjogo-Owono el pasado miércoles, en el madrileño centro cultural contemporáneo La Fábrica, su primer libro, ‘Indomable. Cuadernos del Fútbol Africano’. De la mano de la Revista Panenka, el exfutbolista y actual analista, colaborador habitual en medios como Gol Televisión, lanza su ópera prima, dónde, a través de diferentes historias de todo el continente africano, pretende trasladar la realidad que vive el fútbol a lo largo y ancho de África.
Al ecuatoguineano le acompañaron en la presentación Marcel Beltran, director web de Panenka, y Filippo Ricci, corresponsal en España de La Gazzetta dello Sport y uno de esos locos del fútbol africano que, antes de la llegada de Internet, ya seguía a la Camerún de Roger Milla en Italia 90 o a la Nigeria de Amunike y Okocha en el Mundial del 94.
El reflejo de la sociedad
“Para comprender lo que pasa en África debemos retrotraernos mucho, hasta la Conferencia de Berlín del Siglo XIX, cuando los países europeos decidieron repartirse todo el continente”, declaraba Edjogo durante el acto. Y es que, hasta bien entrado el siglo XX, gran parte de los países africanos no se constituyeron como estados independientes de sus metrópolis.
Destacaba Filippo Ricci, además, que en el momento en el que estos estados tomaron conciencia de sí mismos, las naciones europeas se aseguraron de que todo quedase bien atado, poniendo en el gobierno a hombres de su confianza para favorecer -con mano de hierro y dictatorialmente en muchos casos- los intereses europeos más allá del mediterráneo.
Estas dinámicas y corruptelas son extrapolables al balompié en África. Grandes mansiones a escasos kilómetros de poblados sin suministros de electricidad y agua potable. Algo que el pueblo africano, en su conjunto, ve y acepta con buenos ojos. Lo mismo que ocurre en el caso de la federación. “Si llegan tres millones para desarrollar el fútbol base en Senegal, por ejemplo, uno se lo queda el presidente de la federación, medio millón se lo reparten sus hombres de confianza, y cuando se llega, por fin, a la base,solo quedan las migajas. El dinero se lo reparten entre cuatro”, relataba Alberto Edjogo.
Esto se asume como una práctica habitual y responsable a ojos de la opinión pública, lo que provoca que el déficit en torno a cualquier tipo de estructura formativa, se agrave cada día más.
Se repite, en muchas ocasiones como un lema vacío de cualquier significado, que se juega como se vive. Así, si pensamos en un jugador africano, se piensa en un futbolista rápido, técnico, pero sumamente anárquico y sin ningún tipo de visión táctica. Cualquier generalización es apresurada y da cabida al error, pero esta, en líneas generales, se corresponde con la realidad. Una caracterización que, en buena medida, responde a la falta de estructura desde la base con la que cuenta el continente africano.
Un proyecto a largo plazo
“Hay pocos entrenadores que estén dispuestos a asumir el cargo de seleccionadores, porque igual están un año, y al pasar ese año, cuando ya tienen el proyecto definido, llega la federación o el ministro de turno, y decide destituirlo para poner a un hombre de su confianza”.
Edjogo hablaba de esta forma sobre el fútbol de selecciones y el viraje de 180 grados tan habitual entre los combinados africanos. Además de ello, apuntaba a la confianza que muestran las propias federaciones en los entrenadores de fuera del continente, buscando siempre en el exterior lo que, en muchas ocasiones, no se ha sabido formar en casa.
Casos como el de Aliou Cissé al mando de la selección senegalesa son un rara avis en el contexto africano. No obstante, y a la vista de los éxitos cosechados recientemente por el combinado de Senegal, con la clasificación de los leones para su segunda cita mundialista en Rusia 2018, parece que conocer el contexto en el que te desenvuelves puede ser fundamental para el crecimiento del fútbol en África.
Apelar a los orígenes
Hablar de África es hablar de etnias más que de países. Fronteras construidas con gran arbitrariedad y que separan a pueblos por la mitad. Sin hacer spoiler alguno del libro -y esta historia aparece en él- Alberto cuenta cómo recibió la llamada de la selección de Guinea Ecuatorial cuando él ni siquiera había visitado la tierra de sus padres. “La situación política hizo que mis padres emigraran hacia España. De hecho, mi padre era reticente a que yo jugase con el combinado nacional, pero eran mis raíces, y sentía que jugar con la selección era mi deber”, explica.
El prólogo, escrito por Frédéric Kanouté, refuerza esta idea de retorno a los orígenes, de un jugador que estando en la élite del fútbol mundial, y siendo seleccionable por Francia, su país natal, decide acudir a la llamada de Mali. Por puro compromiso con sus orígenes y con un continente que, a través del fútbol, trata de construir una identidad común.
Una Copa del Mundo en la tierra del Apartheid, numerosos futbolistas africanos triunfando en Europa, pero, sobre todo, segregación. Tanto a nivel étnico como religioso, cada estado africano es un crisol de culturas que difícilmente son capaces de convivir pacíficamente, lo que hace que resulte una tarea harto complicado encontrar una identidad nacional colectiva en torno a la que crecer. Algo que el esférico tampoco parece poder remediar.
El bautizo de Panenka
Sociedad, política y cultura en África con el balón como excusa. Una excusa que ‘Indomable’ comparte con la Revista Panenka. Explicaba Marcel Beltran al comienzo del acto que Panenka nacía hace 8 años tomando cervezas, y que, 8 años después, esta primera experiencia en el mundo editorial de la revista se gestaba, como no podía ser de otra manera, durante una merienda en una cafetería de la ciudad condal.
Caminos destinados a cruzarse el de Alberto Edjogo-Owono escribiendo un libro sobre cultura futbolística y el de un proyecto que, tras años quemando rotativas mensualmente, se lanza a la aventura con el libro que, como dice Edjogo, siempre quiso leer, pero aún no se había escrito. Fútbol africano; fútbol indomable.