LUCAS MÉNDEZ VEIGA
A la industria estadounidense del espectáculo solo le faltaba el fútbol. El soccer ha ido expandiéndose desde los 70 a un ritmo vertiginoso y cada vez son más las grandes urbes norteamericanas que cuentan con una franquicia de alto nivel. En uno de estos planes de crecimiento, la ciudad de Philadelphia demandó un equipo. Ese cupo para crear un club de la gran liga americana no lo pidió un empresario o las administraciones locales. Lo pidieron los fans. Aficionados de un club que todavía no existía, pero que ya soñaban. Los hijos de Benjamin Franklin, los ‘Sons of Ben’, llevaron el soccer a Philly.
Nacer por un sueño
Mucho han cambiado las cosas en 13 años. Ya no son los tres amigos que se sentaron un 17 de enero de 2007 en una mesa del pub McGillin’s Olde Ale House. Aquella jornada, en el Downtown de la ‘Ciudad del amor fraternal’ y en la conmemoración del 301 aniversario del nacimiento de Benjamin Franklin, aquel grupo de colegas maquinó la idea de conseguir un equipo de fútbol. Mirando de reojo a otras franquicias en ciudades como DC o Chicago, donde los fans juegan un papel fundamental, decidieron organizarse para montar un grupo de animación de un equipo que todavía estaba por fundarse.
Bryan James, Andy Dillon y Dave Flagler se sentaron aquel día con la esperanza de llamar la atención de las autoridades, de inversores y, sobre todo, de la Major League Soccer. En una liga de franquicias, en las que la gerencia de la misma autoriza la creación de nuevos conjuntos o el traslado de equipos a otras ciudades, pretendían conseguir una expansión que permitiese, a Philadelphia y al estado de Pensilvania, cantar goles de un conjunto local. Esos tres fanáticos se convirtieron a los pocos días en un grupo de 20 personas. A día de hoy, sobrepasan los 2.000 miembros animando en las gradas de Chester.
Fue uno de los recién llegados, Ethan Gomberg, quien sugirió un nombre en honor al hijo predilecto de Philadelphia. Uno de los padres de la patria norteamericana, Benjamin Franklin, pasó a formar parte de los cánticos, banderas y escudo de estos nómadas del esférico. Así, Sons of Ben ideó un logotipo con el cráneo de Franklin en tonalidades celeste y amarillo, bajo el lema latín Ad Finem Fidelis, algo así como ‘Cree hasta el final’. Lo que nunca dejaron de hacer sus aficionados. Como no tenían un conjunto al que animar, y para mostrar sus reivindicaciones de conseguir una franquicia de soccer en Pensilvania, decidieron viajar a partidos de toda la costa este.
El logo de los Sons of Ben cuenta con varios símbolos de Philly: el remo y la guadaña representan las raíces náuticas y agrícolas mientras que la grieta del cráneo de Franklin es similar a la de la Campana de la Libertad | Fuente: Sons of Ben
Los Sons of Ben, recién fundados, acudieron a la Copa MLS en 2007 que se llevaron los texanos de Houston Dynamo para hermanarse con su afición y con la hinchada rival, la de los New England Revolution. Allí ya comenzaron a cantar animando a un equipo de Filadelfia que ni siquiera existía y comenzaron a dejar perlitas de su percepción del fútbol. Este fue el cántico que le dedicaron a los New York Red Bull -una de las inversiones futbolísticas de la bebida energética austríaca- cuando visitaron su estadio, usando cánticos como este:
No tenemos un equipo,
no tenemos un equipo,
no tenemos un equipo,
hemos ganado tantas copas como tú
El grupo siguió creciendo y haciendo acto de presencia hasta en ligas universitarias y locales. Salieron en publicaciones del medio británico de cultura futbolística Four Four Two y de la gran revista estadounidense de temática deportiva , Sports Illustrated. Sin embargo, Sons of Ben seguía sin lograr la atención mediática necesaria para lograr su cometido.
Hasta que llegó el ejecutivo de la MLS Nick Sakiewicz. El representante de la liga hacía tiempo que trabajaba en LA junto a los Dodgers para lograr un conjunto de fútbol en la ciudad. Sin embargo, al ver la iniciativa de los Sons of Ben en acción en aquella final del 2007, se cambió de costa y centró sus esfuerzos en buscar el apoyo financiero necesario. Meses de trabajo acabaron con el magnate Jay Sugarman invirtiendo en una nueva franquicia futbolística en Philadelphia.
Trece meses después de la creación de los Sons of Ben, aquella tarde en el pub del centro, nacía la decimosexta franquicia de la Major League Soccer. Nacían los Philadelphia Union.
Ayudando a la comunidad con los Sons of Ben
Ya con el nacimiento de la nueva franquicia, siguieron trabajando y animando sin descanso para materializar su sueño. Desde la expansión hasta que un equipo de fútbol en la MLS pasa a ser una realidad, pueden pasar varios años. En cuestión, en Philadelphia, fueron algo más de dos en los que Sons of Ben presionó sin descanso.
Unidos por el transcurso del río Delaware, el condado homónimo y el ayuntamiento de Philly se pusieron de acuerdo gracias a esos fans sin equipo para regenerar una zona abandonada de la ribera a su paso por la ciudad de Chester. Allí fue donde decidieron ubicar un nuevo y flamante estadio, el Tale Energy Stadium, donde los Sons of Ben tienen su ‘curva’ de animación bajo el puente Commodore Barry. Fue la primera de muchas buenas iniciativas para ayudar a mejorar la situación de la comunidad de esa zona de Estados Unidos.
La cultura futbolística echó raíces en esa región y las acciones benéficas de los Sons of Ben permitieron mejorar la vida de la comunidad más desfavorecida. Chester, lugar donde se ubica el estadio del equipo, es una de las zonas periféricas más olvidadas del área metropolitana de Philadelphia. Casi un 30% de la gente de la ciudad vive bajo el umbral de la pobreza y ha sido un enclave particularmente problemático con casos de venta ilegal de droga, delincuencia y prostitución.
Sons of Ben se puso manos a la obra casi antes de pensar en el sueño de un equipo al que animar. En el mismo 2007 iniciaron una acción llamada ‘Help Kick Hunger’, una campaña de recogida de alimentos no perecederos que sobrepasó todas las expectativas y permitió crear un banco de alimentos en Chester. Esta asociación benéfica sigue a pleno funcionamiento hoy en día gracias a los continuos apoyos de estos fans e imparte cursos de educación nutricional y talleres de habilidades para la vida. Buscan así, acabar con el ciclo de pobreza y dependencia en el que se ven sumidas multitud de jóvenes madres que acaban sin ingresos en la ciudad que acoge a los Philadelphia Union.
En su página web cuentan todas las iniciativas que han ido llevando a cabo para de la comunidad, para hacer crecer un futuro mejor gracias al gran escaparate que supone la llegada del fútbol a la región. Ahí se pueden ver acciones como ‘Clean Sheets for Clean Sheets’, que busca recoger sábanas limpias para donar a asociaciones locales que quitan a personas sin hogar del frío de la calle. Otras como el ‘‘Stache Bash’ busca, a través de rifas del grupo y tickets de los partidos, financiar unas Olimpiadas para personas con discapacidad intelectual. De este modo, se permitirá que estos deportistas puedan participar en un gran acto que reivindique sus casos.
Con la acción solidaria de los Sons of Ben, sus hilarantes cánticos en el estadio y su inquebrantable apoyo al fútbol en Philadelphia, grandes deportistas de otras ligas se han fijado en la franquicia. Especial relevancia cobra el caso de Kevin Durant. El alero de los Brooklyn Nets y campeón de la NBA acaba de comprar un paquete accionarial de la franquicia de Pensilvania y esto no ha hecho más que atraer atención mediática en el conjunto y en sus curiosos aficionados. De este modo, el altavoz -ya poderoso- de los hijos de Benjamin Franklin no hará más que crecer.
It’s official!! Looking forward to working with @PhilaUnion for years to come 💪🏾 https://t.co/Usg0HOdKVY
— Kevin Durant (@KDTrey5) June 15, 2020
En la ciudad que la MLS olvidó a la hora de repartir equipos, un grupo de aficionados trabaja para la comunidad. Los Sons of Ben pelearon por un equipo de fútbol. Son los mismos que se imaginaron celebrando los goles de un club con el que, antes de fundarse, ya soñaban.