DAVID FERREIRO PÉREZ
El Mundial de 2010 fue una cita histórica y no solo para los españoles, sino para muchos otros equipos también. Y uno de ellos fue Corea del Norte, que clasificó para la máxima cita del fútbol de selecciones por segunda vez —la primera en 1966—tras más de 40 años de ausencia. La expectación ante un equipo del que poco o nada se sabía, fue máxima. Al igual que los rumores, mitos y leyendas que rodeaban a la expedición norcoreana.
El fútbol de selecciones tiene su público. En eso estamos de acuerdo. No a todo el mundo le apasiona, pero todos nos sentamos delante del televisor cuando toca una Eurocopa, una Copa América o un Mundial. Ahí sí que somos, casi todos, incondicionales. Y en cuanto a selecciones, hay de todo; potencias mundiales, equipos emergentes… e incógnitas.
La situación de algunos países hace que a su equipo nacional le rodee cierta aura de misticismo. Ese es el caso de Corea del Norte, cuyo hermetismo choca de lleno con la realidad de la gran parte de las selecciones mundialistas, de las que conocemos hasta su dieta. De ellos no. No conocemos casi nada.
Corea del Norte, el gran desconocido
Su mera clasificación para la gran cita de selecciones ya era un mérito más que suficiente, pero los focos y la expectación no llegaron, precisamente, por lo visto sobre el verde. Encuadrados en uno de los grupos más complicados del Mundial, con Brasil, Portugal y Costa de Marfil los norcoreanos no tenían nada que hacer. De hecho, perdieron todos sus partidos. Para el recuerdo, un equipo que más o menos se sostuvo contra Brasil y la dolorosa derrota ante los lusos por 7 a 0.
Partido que, por cierto, allí se cortó con el 4-0, afirmando que los coreanos aguantaron el resultado ante la selección que ellos terminarían vendiendo como campeona. Sí, sí, para los norcoreanos la campeona ese año fue Portugal, no España. En base a este hecho, nos podemos hacer a la idea de la cantidad de rumores que protagonizaron los asiáticos en tierras africanas.
Además del anterior, existe otro ‘rumor’ confirmado, aunque este sea más cuestión de picardía que cualquier otra cosa. Resulta que para la cita mundialista, el seleccionador coreano decidió hacer una pequeña trampa, introduciendo en la convocatoria al delantero Kim Myong Won, pero falsificando su posición para poner la de portero. ¿El motivo? Pues resulta que pensó que para qué quería tres porteros, así que se llevó al ariete a modo de extra.
Poco —o nada— le duraría la ilusión, puesto que la FIFA se dio cuenta de la triquiñuela y le paró los pies. Y nunca mejor dicho. La respuesta fue clara: si lo has inscrito como portero, a pesar de que no es portero… podrá jugar, sí, pero como guardameta. Y listo. A grandes problemas, grandes soluciones.
De escándalo en escándalo
Estos fueron algunos de los puntos, digamos, anecdóticos, pero hubo otros bastante más preocupantes. Por ejemplo, la noticia que saltó cuando la expedición norcoreana apenas llevaba un puñado de días en Sudáfrica, que afirmaba que cuatro jugadores habían desaparecido.
La noticia corrió como la pólvora y pronto aparecieron las primeras informaciones afirmando que estos cuatro futbolistas habían aprovechado la ocasión para desertar y huir del país, algo que en territorio norcoreano es poco menos que una quimera debido a la férrea vigilancia sobre sus fronteras.
Uno de los factores que más influyó a la hora de esparcir este rumor, es que en la convocatoria del primer partido contra Brasil, cuatro jugadores se ausentaron de la convocatoria por motivos que no fueron aclarados. No tenían ningún tipo de lesión ni de sanción. Simplemente, no aparecieron. Y nadie dio explicaciones.
A pesar de esto, para el siguiente encuentro ya figuraban convocados los 23 jugadores que formaban la lista norcoreana, aunque esto no bastó para parar el runrún, con las sospechas en el horizonte de que podrían haber dado un ‘cambiazo’.
Pero sin duda la noticia que más polémica desató fue la de los supuestos castigos a los que habrían sido sometidos los integrantes del equipo nacional coreano, a los cuales se les habría impuesto una condena por dejarse humillar por el resto de conjuntos, avergonzando según ellos a toda la nación.
La FIFA, a investigar
Teniendo en cuenta que se trata de un país en el que este tipo de comportamientos existen y en el que, además, hay tanto hermetismo, la noticia parecía ser perfectamente real. Según se decía, los jugadores norcoreanos habrían sido obligados a estar seis horas firmes al frente del Palacio de la Cultura Popular de Pyongyang, mientras que al técnico le habría tocado la peor parte, siendo obligado a hacer trabajos forzosos.
La gran cantidad de información sobre estos presuntos castigos a los jugadores de la selección norcoreana obligó a la propia FIFA a investigar el asunto, que terminó quedándose en agua de borrajas por falta de evidencias.
Por otro lado, ni los aspectos más baladíes pasaban desapercibidos. Por ejemplo, fueron noticia hasta los pocos miles (o cientos, según otras informaciones) de aficionados que pudieron viajar a Sudáfrica con el equipo, de los que se dijo que eran actores contratados.
Incluso la camiseta tiene su historia, ya que no se tenía noticia de ella a pocos días de empezar el Mundial. Los asiáticos aparecieron con una indumentaria de la marca Legea, con la que habrían cerrado un acuerdo de patrocinio, a pesar de otros rumores que defendían que las habían adquirido de manera informal, sin contratos.
Y así, se podrían seguir enumerando mil y una historias, como la que dice que los jugadores que se desempeñan en el extranjero deben ir acompañados de un representante del país o que están obligados a aportar una cuota al régimen por jugar fuera de sus fronteras.
Pero será mejor dejarlo aquí, al menos por el momento, porque seguro que aún quedan muchas páginas por escribir en el libro de cuentos coreano.