DAVID FERREIRO PÉREZ
Para muchos los futbolistas profesionales son ejemplos a seguir; tienen dinero, fama, respeto y admiración. Pero el problema se encuentra en marcar como ídolo a alguien que no merece serlo. Porque para ser un auténtico ejemplo a seguir hay que tener también unos valores, valores humanos. Y nuestro protagonista de hoy los encarna como pocos.
Alejado de los tópicos
Cuando se habla de un futbolista profesional en los medios suele ser por temas relacionados con la excentricidad y la polémica. Los grandes sueldos y las lujosas vidas de los profesionales opacan, en muchas ocasiones, una realidad puramente lógica: no dejan de ser personas normales y corrientes. Aunque algunos se camuflen en peinados de diez mil colores y coches de otros tantos caballos.
Al final, medios y fanáticos terminan ‘endiosando’ figuras que lejos quedan del buen ejemplo. De hecho, hoy día los que escasean son aquellos jugadores que prefieren mantenerse al margen de este estilo se vida estrafalario para tratar de vivir la suya con la mayor normalidad posible. Uno de ellos, protagonista de esta historia, es Óscar de Marcos, jugador del Athletic Club.
De Marcos llegó hace casi 10 años al club bilbaíno procedente del Deportivo Alavés sin hacer excesivo ruido. Una década después, el ‘18’ se ha afianzado como uno de los líderes dentro del vestuario por su entrega, compromiso y trabajo. Y todo lo hizo tal y como llegó, sin hacer ruido. En un equipo que, ya de por si, parece más una cuadrilla de amigos que un grupo de futbolistas, De Marcos se alza como uno de los mayores ejemplos para los jóvenes del equipo, y todo a pesar de llegar desde el Alavés.
Y lo es por todo lo que se dice y se sabe de él, pero seguramente lo es más aún por todo lo que no se sabe. Sin ir más lejos, hace un par de meses el jugador fue noticia porque se filtró a los medios que dedicaba un día a la semana a visitar niños enfermos en los hospitales. Un gesto que le honra, pero más lo hizo su reacción a la publicación. En el vídeo, se podía ver a un Óscar de Marcos cabreado y cabizbajo por la noticia. “Todo lo que he hecho, para mí, ha perdido valor al hacerse público”, afirmó en su momento el polivalente futbolista. Al jugador le llovieron aplausos por donde fue, tanto por el gesto como por su reacción, aunque el siempre prefirió mantenerse a un lado.
Comprometido con unos colores
De hecho, quién lo conoce dice de él que es una persona increíble. Prueba de ello son las palabras que tienen hacia él todos sus compañeros o entrenadores a lo largo de su carrera. Uno de los más recientes, el ‘Loco’ Bielsa, ahora en Leeds, que afirmó este verano en una rueda de prensa puso a De Marcos como ejemplo de lo que debía ser un profesional y un capitán dentro y fuera de los terrenos de juego. El preparador argentino lo definió como un trabajador incansable, un mártir por el equipo. Y es que, como por Bilbao todo el mundo sabe, para De Marcos lo primero es el Athletic.
En las diez temporadas que lleva como athleticzale jamás dio un solo problema al equipo, nunca ha alzado la voz de más ni se ha quejado cuando la situación ha sido desfavorable para él, además de que ha sido siempre el primer interesado para sentarse a renovar con el club de sus amores.
Es un líder, un jugador que trabaja por y para el equipo – Marcelo Bielsa
Ninguno de sus seis entrenadores en el equipo de Ibaigane ha tenido nunca una mala palabra ante un jugador que prefiere sacrificarse en lo personal por el bien del equipo. Prueba de ello es su gran polivalencia, característica desarrollada gracias a su sacrificio. Así, cuando el Athletic necesitó un lateral ahí estuvo él, primero por la izquierda y después por la derecha. Y lo mismo cuando necesitó un mediapunta, un medio centro, un segundo delantero o un extremo (su posición natural). Y así será hasta que se le necesite como portero, cuando Óscar no dudará ni un segundo para coger los guantes.
Dentro de un deporte cada vez más individualizado y en el que acostumbran a verse las peleas de egos, De Marcos tiene claro una cosa; ante todo es persona, y por más futbolista que sea es algo que nunca se le olvida. Un gran amigo para todos dentro del vestuario, un futbolista que regala sonrisas a todos sus compañeros en los buenos momentos y que ayuda a levantar a los demás en los malos. El pegamento del equipo. Un líder, un capitán sin brazalete. Al menos por ahora.
Todo lo que he hecho para mí ha perdido valor al hacerse público – De Marcos
Menos mediático que otros compañeros de equipo como Muniaín o Aduriz, el lateral reconvertido tiene muy claro cual es su papel en el equipo, y está encantado de tenerlo. Los focos serán para otros, pero lo gestos de Óscar no se olvidan en la ‘Catedral del fútbol’.