Montaje de Carlos Rodríguez
Montaje de Carlos Rodríguez
CARLOS RIANDE CORTIZO

@Carlosriande

La huelga es un derecho fundamental de los trabajadores para defender sus intereses, reconocido en la Constitución Española y en el Estatuto de los Trabajadores. Pese a ello, algunos todavía temen posibles represalias aunque está demostrado que lo único que no sirve para nada es, simplemente, no hacer nada.

Las huelgas en el fútbol español

Por si quedaba alguna duda, por supuesto que los futbolistas tienen derecho a huelga. Los actores que salen a escena son los mismos que en cualquier empresa o situación semejante. Tenemos una patronal, una asociación al servicio del colectivo de futbolistas (AFE) y unos trabajadores. El fútbol, en nuestro país, se llegó a parar hasta en nueve ocasiones, de las cuales seis fueron debido a huelga:

Hace algo más de 40 años, en el 1979, se detuvo el campeonato un fin de semana. Significó la primera huelga y llevo el nombre de «botas caídas». Los jugadores reclamaron la abolición del derecho de retención, su inclusión en el régimen de la Seguridad Social y la supresión del límite de edad para jugar en Tercera División, establecido en 23 años, lo que supuso un cambio en las entonces condiciones laborales de nuestro fútbol. La presión de los futbolistas surtió efecto y, tras llegar a un acuerdo con la Federación, el fin de semana siguiente volvió la competición.

Dos años después, en 1981, la AFE planteó una nueva huelga que se prolongó durante las dos primeras jornadas de Liga. El 6 de septiembre no se jugaron los partidos y el 13 los disputaron los equipos juveniles. Una vez logrado el pago de las deudas y la abolición de la normativa de alinear a los sub-20, los futbolistas regresaron a los terrenos de juego.

Esa temporada, la del año del Mundial en España, sería de las más «revolucionarias». La AFE convocó otra huelga tres jornadas antes de concluir el campeonato. Esta vez, con la anterior todavía caliente, registró un seguimiento escaso y fue desconvocada al día siguiente.

Sin embargo, en 1984, en el mes de septiembre, los clubes de Primera decidieron alinear a juveniles ¡y aficionados! con el objetivo de boicotear la protesta de los profesionales, que pararon el fútbol para exigir intervenir en los convenios con las televisiones y hacer valer sus derechos de imagen.

Fotografía de la primera huelga, la "botas caídas" | Fuente: El Mundo
Fotografía de la primera huelga, la «botas caídas» | Fuente: El Mundo

La segunda jornada transcurrió de la misma manera, con los clubes jugando los partidos sin sus futbolistas profesionales. Hasta que en la tercera no hubo fútbol tras un dictamen del director general de Trabajo, quien determinó que utilizar juveniles y aficionados no era ajustado a derecho. Una semana después se reanudó el torneo.

Debemos viajar en el tiempo hasta la siguiente ocasión donde se suspendieron partidos a causa de una huelga del fútbol masculino. En la temporada 2011/12, los desacuerdos entre la AFE y la LFP por el convenio colectivo y por la petición de la patronal de que los clubes hicieran frente a una deuda de 50 millones de euros que mantenían con los jugadores desembocó en la paralización de la primera jornada. Después, en la séptima ronda de negociaciones se llegó a un acuerdo y se disputó la siguiente tanda de partidos.

La última huelga

¿Y eso, no la recordáis? Quizá sea porque se trata de la demanda del primer convenio colectivo por parte de las futbolistas. De hecho, coronavirus a un lado, el fútbol femenino es el último en detener encuentros de La Liga. Después de meses de negociaciones sin llegar a un acuerdo, las jugadoras de los 16 equipos de la Primera Iberdrola no disputaron la jornada del 16 y 17 de noviembre del 2019. Al final consiguieron su objetivo, no se paralizaron más jornadas de la Liga y, en diciembre, clubes y sindicatos firmaron un preacuerdo por el que decidieron poner fin a la huelga.

No acabaría de forma tan rápida. El 6 de febrero de este año, las jugadoras se vieron obligadas a exigir a todas las partes que cumpliesen con lo pactado o volverían a organizar otro parón. A la preocupación e indignación por la falta de respuesta, ahora sí, se unió la pandemia por el coronavirus.

Tuvo que ser el 15 de agosto cuando el Ministerio de Trabajo publicó en el BOE (Boletín Oficial del Estado) el primer convenio de fútbol femenino, tras meses de negociación y una huelga (casi y media). Este hecho histórico protege a las futbolistas en puntos como la maternidad o la violencia de género.

El fútbol femenino ya cuenta con su primer convenio | Fuente: La Vanguardia
El fútbol femenino ya cuenta con su primer convenio | Fuente: La Vanguardia

En cuanto a los derechos deportivos, la jornada acordada en ningún caso debe superar siete horas diarias, ni 35 horas semanales en cómputo semestral. Las concentraciones no pueden superar las 24 horas si el encuentro se disputa en casa y las 72 horas si es en campo ajeno, contando con los desplazamientos al mismo. Además, tienen derecho a mínimo un día y medio de descanso a la semana, disfrutado de forma ininterrumpida, y se les asignan 30 días naturales retribuidos de vacaciones, donde 21 días serán disfrutados de forma continuada.

Las futbolistas pasan a tener un salario mínimo bruto anual de 16.000 euros con una jornada del 75%. Quienes tengan una jornada del 50% serán indemnizadas y su jornada pasará a ser del 75%, con la pertinente subida de sueldo. Además, las futbolistas con antigüedad superior a 6 temporadas recibirán un plus que va desde los 2.000 hasta los 3.500 euros.

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