Paddy Ratcliffe volaba por la banda de Dalymount Park y ni siquiera dos balas nazis pudieron pararle | Fuente: Cillian Shields vía Twitter
Paddy Ratcliffe volaba por la banda de Dalymount Park y ni siquiera dos balas nazis pudieron pararle | Fuente: Cillian Shields vía Twitter
LUCAS MÉNDEZ VEIGA

@LMendez8

El Bohemian FC no es un equipo cualquiera. En medio de una de las mayores crisis humanitarias de la historia, el club de Dublín mandó un mensaje claro para acabar con los Direct Provision, sistemas infrahumanos de alojamiento de refugiados en Irlanda. El club de Dalymount Park ha estado siempre muy ligado con labores sociales y entre su hinchada es reconocido el ambiente de comunidad para un club y un fútbol alejado de los grandes focos del deporte más globalizado.

A lo largo de su historia también han contado con futbolistas que han defendido con orgullo sus colores y la condición de ‘bohemios’ más allá del césped. Uno de ellos fue Paddy Ratcliffe, lateral izquierdo en el período de entreguerras. Recorrió la banda del vetusto campo dublinés hasta que la Royal Air Force le llamó a filas para la II Guerra Mundial. Nadie se podía imaginar que ni dos balas de los nazis lograrían parar el ímpetu del correoso futbolista irlandés.

De las imprentas a la banda de Dalymount Park

Entre 1939 y 1946 Inglaterra solo vio tres partidos de fútbol de su liga. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial el fútbol paró por completo arrebatando la posibilidad de crecer a muchos jugadores que veían en la pelota una salida laboral fructífera en una época de penurias. Sin embargo, al oeste del país, en la isla contigua, la neutral Irlanda continuaba con su modestísima liga doméstica como si nada hubiese pasado.

En un fútbol mucho menos profesionalizado —todavía a día de hoy— Dublín concentra una cuota importante de los equipos participantes en su Premier Division. A pesar del racionamiento de enseres básicos en un período difícil para la vida de los irlandeses, su fútbol gozó de buena fama y produjo grandes jugadores en esa misma época. No fue sin duda el período más exitoso para el Bohemian, que solo añadió metal con la Ireland Shield en el 39 y la Inter-city Cup en 1945.

En aquel entonces, las labores de scouting de los ‘Bohs’ se centraban en jugadores locales, futbolistas de los equipos de fábricas e industrias de la zona que empezaban a despuntar en los torneos de barrio. Patrick Christopher Ratcliffe sería uno de ellos. Nacido el día de Año Nuevo de 1919 fruto de la relación de Bernard, cartero y soldado en la Royal Army, y Bridget Ratcliffe, acabaría siendo una leyenda del club más allá del césped.

En la imprenta Hely de Dame Street tuvo sus primeras incursiones con el fútbol el joven Paddy. Situada en la céntrica y hoy comercial calle que conecta el ayuntamiento de Dublín con el afamado Trinity College, el negocio de las fábricas de papel e imprentas fue de los más rentables y reconocidos de la capital de la república en aquellos tiempos.

Sus buenas dotes por la banda izquierda en el equipo de la imprenta Hely le llevaron a firmar por uno de los clubes de élite de la ciudad, el más característico de todos, el Bohemian. En 1939 hizo su debut en la Leinster Senior Cup y completó 22 encuentros de liga en un meritorio octavo puesto de los ‘gypsies’ en la tabla. A pesar de que el año siguiente jugaría más encuentros (25), solo diez de ellos fueron en liga por una difícil situación. La Royal Air Force británica llamó a filas en 1941 al joven Ratcliffe, quien dejó el fútbol activo para pasar a combatir en la cruel guerra.

Paddy Ratcliffe, superviviente

La armada británica jugaba un papel crucial en la II Guerra Mundial. Necesitada de jóvenes ágiles para manejar artillería pesada, reclutó a Paddy para ponerlo al frente de un Avro Lancaster, un avión de combate con ocho ametralladoras y más de 6.000 kilos de explosivos. En uno de sus primeras misiones, Ratcliffe fue enviado a bombardear la cuenca del Rhur, cerca de la frontera con Países Bajos.

Su papel en el ataque como artillero de cola era crucial. Sentado en la torreta trasera de la aeronave, estaba completamente expuesto manejando cuatro ametralladoras pesadas . Volando a tal altitud, Paddy sufría riesgo de congelación al tener que operar con las escotillas abiertas y el habitáculo era tan minúsculo que sería muy complicado saltar a tiempo en caso de ser alcanzado por una bomba.

No todos podrían regresar a casa. Aquel ataque en tierras alemanas se cobró la vida de 8 de los 19 tripulantes de los Lancaster. Paddy sobrevivió a la batalla aérea pero fue capturado por los nazis, que le metieron dos balas en su pierna izquierda y le enviaron como prisionero al Stalag 357 del noroeste de Alemania. En 1943 los tabloides irlandeses notificaron su caída. Paddy Ratcliffe, el joven lateral del Bohemian, habría caído en combate en Alemania.

En medio de ese clima, hasta su familia le dio por muerto. No era para menos, en aquellos campos de concentración morirían más de 30.000 soldados en el transcurro de la guerra, la mayoría soviéticos, pero no Paddy. Él todavía tenía fútbol que ofrecer.

En un pequeño habitáculo como el de la imagen de la izquierda, Paddy Ratcliffe se jugó la vida en un bombardeo contra los nazis. Sobreviviría, todavía tenía una gran carrera por delante. A la derecha, jugando al fútbol en EEUU | Fuente: Wikiwand y Bohemians FC

A su vuelta a suelo británico en 1945, Paddy solo tenía una idea en la cabeza: retomar el fútbol donde lo había dejado. De este modo se volvió a enrolar en las filas de los ‘Bohs’ con los que voló por la banda en una gran temporada en la que incluso se prodigó con el gol. Aquella sería la primera temporada de vuelta del fútbol en Inglaterra tras la guerra y los equipos estaban buscando rearmarse. Su sensacional primer tramo de campaña hizo que varios equipos de la First Division inglesa se fijase en aquel correoso y espigado lateral que rasuraba el césped a su paso por la línea de cal. No todos conocían que en esas piernas había sufrido la crueldad del nazismo.

Una carrera en el fútbol inglés y en Estados Unidos

Paddy firmó por el Notts County de segunda división, pero solo estaría de paso en el condado. El Wolverhampton Wonderers, un club de élite, le firmó en pack por 10.000£ junto a Jesse Pye, un delantero que en el Molineux anotó más de 90 tantos, incluido un doblete en una final de FA Cup que llevó el afamado título a la ciudad de las Midlands. Sin embargo, Paddy no gozaría de continuidad y acabaría marchándose del conjunto naranja en dirección al Playmouth Argyle,de nuevo en segunda.

El fútbol pasó a ser algo secundario en lo deportivo, ya que en su nuevo club cosechó un duro descenso a la tercera categoría. Aún así, fueron los mejores años del Ratcliffe jugador, alternando los dos laterales, siendo un indiscutible e incluso el lanzador habitual de penaltis. Conseguirían el ascenso automático y en 1952, con Paddy a la cabeza, el Playmouth quedó cuarto en segunda división, a un paso del ascenso a la élite, y cosechando la mejor clasificación histórica del club.

Su primera toma de contacto con Estados Unidos llegaría en 1952, en una gira del modesto Playmouth por ciudades como St. Louis, Chicago, Los Angeles y Nueva York. A pesar de jugar a un gran nivel durante tantos años, nunca fue llamado por la selección irish. En 1955, totalmente estancado en su carrera y sin opciones de esa llamada por la nacional de su país, decidió emprender la aventura americana con su familia.

Junto a su mujer se mudó a una barriada tranquila de Los Angeles llamada Lawndale y allí decidió retomar el negocio de la imprenta que le pusiera en el mapa en su juventud. Se convirtió en responsable de las máquinas de tinta que sacaban el periódico de Palos Verdes Hills y, ocasionalmente, hizo sus pinitos como periodista escribiendo sobre el deporte que tanto le apasionaba. Siguió jugando hasta 1962, cuando con 43 años decidió colgar las botas en los Danish de Los Angeles.

Sus hijos crecieron en Estados Unidos por lo que Paddy Ratcliffe echó raíces y falleció en octubre del 86 en la ciudad de la costa oeste. Sin embargo, nunca olvidó Dublín ni las noches de gloria y barro en Dalymount Park. Nada le pudo impedir cumplir su sueños: trabajar en la imprenta, el oficio que le conectaba con su padre, y recorrer la banda, incansable. Y para eso, ni la guerra ni dos balas de unos nazis pudieron frenarle.

Dalymount Park | Carlos Rodríguez
Dalymount Park | Carlos Rodríguez
Agradecimiento especial al periodista irlandés Cillian Shields. Historia original de Gerard Farrell en abohemiansportinglife.wordpress.com.

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En el Bohemian los refugiados siempre son bienvenidos

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