Imagen de Jakub 'Kuba' Wilmanowicz en una entrevista para Radio Marca | Fuente: 'Kuba' Wilmanowicz
Imagen de Jakub ‘Kuba’ Wilmanowicz en una entrevista para Radio Marca | Fuente: ‘Kuba’ Wilmanowicz
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

Jakub ‘Kuba’ Wilmanowicz. ¿Cómo podríamos definir a un periodista polaco apasionado de la UD Almería, de su país natal y del mundo de las gradas y la cultura futbolística? Mejor que lo haga él mismo. Colaborador habitual en medios como Panenka, así como fan de Ibrahimovic y de la ‘incorrección’, se cita a través de llamada por Skype con Mundo Esférico, y el resultado fue el siguiente. Una conversación sin pelos en la lengua.

Pregunta: 1994. Año en el que Jakub ‘Kuba’ Wilmanowicz nace en la ciudad polaca de Toruń. ¿Cómo es la infancia allí?

Respuesta: Yo empiezo aquí en Toruń, en la ciudad de Copérnico, a jugar al fútbol, desde pequeño era mi pasión. En Polonia se hace una cosa muy buena como es el deporte de escuela. En Educación Física se compite mucho, y hay muchas horas. Además de ello, aquí no existe el Fútbol 7, desde muy pequeño ya juegas a Fútbol 11 en campos de tierra… Un poco el fútbol de antes. Se aprendía muchísimo de esa forma.

P: A los pocos años te trasladas a España si mal no tenemos apuntado, pero ya por aquel entonces, has tenido tus primeros escarceos con el fútbol.

R: Sí. Estuve hasta los 11 años en Toruń, pero por razones familiares llegué a España. Me he criado en Almería, estudié en Málaga… A fin de cuentas, he pasado más tiempo en España que en Polonia. Con respecto al fútbol, yo llegué siendo alevín. Recuerdo que para mí el fútbol era algo muy pasional y cuando fue mi primer partido le dije a mis padres que viniesen. En principio siempre jugaba de lateral derecho, pero en ese partido me pusieron en el centro del campo. Le puse tantas ganas que acabé metiendo el primer gol, ¿y sabes lo que hice? Lo primero que hice fue besar el escudo del equipo de aquí, del Comarca de Níjar, con 11 años (risas). Fue algo muy gracioso, porque tú celebrabas como si te fuera la vida en ello y al final creo que ese partido lo ganamos por 6-1 o así… Era un poco como: “Hostia, ha marcado el polaco un gol”.

P: ¿Recuerdas la primera vez que entraste a un estadio de fútbol en nuestro país?

R: A España justo llegué cuando se celebraban los Juegos Mediterráneos en Almería, en el año 2005. La final que de hecho ganó España con un único gol si no recuerdo mal. Ese fue el primer partido que vi aquí en directo.

P: La adaptación a un nuevo contexto siempre es complicada, pero el balón, en muchos casos, puede ayudar a hacerla más sencilla. ¿Resultó primordial en tu adaptación a la cultura española?

R: Sin duda. Yo cuando llegué a España no sabía nada de español, absolutamente nada. De hecho, cuento muchas veces un chiste, porque mi madre se llama Aleksandra, y a todas las Aleksandras de Polonia, su diminutivo es “Ola”. A mi madre mis abuelos le llamaban Ola en Polonia, y voy un día a comprar con mi madre, y veo como todo el mundo le decía “Hola”. Y le digo “Mamá, ¿por qué te conoce aquí todo el mundo?” (risas). Yo llegué a España, entonces lo primero que hizo mi madre fue apuntarme a fútbol e iba a la piscina. Yo me encontraba siempre con españoles, con argentinos… Y en unos tres o cuatro meses, incluso antes de iniciar el colegio, ya hablaba un poco de español. Aprendía dos palabras diarias… Pero si no me quería quedar en casa, tenía que aprender un poco el idioma para poder jugar al fútbol en la calle.

Cuando llegué a España, tenía que aprender alguna palabra para salir a la calle a jugar al fútbol»

P: “Corazón Partío” entre Almería y Toruń. Y parece que también en el fútbol…

R: El tema del fútbol lo enganché por un colega que jugaba conmigo. Nosotros empezamos a jugar al fútbol y todo el mundo tenía camisetas del Real Madrid, del FC Barcelona e incluso alguno del Atlético de Madrid, pero ver una camiseta del Atleti ya era raro… Algo que en Polonia además era raro, ya que allí era muy habitual que los niños llevasen camisetas falsas de los equipos, incluso los escudos eran falsos, imagínate (risas). Pues en el primer entrenamiento aparecí con la camiseta del Liverpool. Apareció por allí un polaco con la camiseta del Liverpool, y claro, era cuanto menos curioso. Yo al principio vivía en un pueblo que está a 30 kilómetros de Almería, que se llama Campohermoso, y al Almería lo empecé a conocer cuando ascendió a Primera en el año 2007. El primer partido lo disputamos frente al Deportivo, ganando 0-3 y a partir de ahí comenzó todo. Sobre todo, porque lo veía de una manera más cercana. Aquí llegabas por la calle y veías a Crusat… Además de ello, un plus que tuve a la hora de hacerme del Almería fue que el club fichó a Kalu Uche, que había estado en Polonia, en el Wisla de Cracovia. Y a partir de ahí, me volví un fanático del Almería.

Nuestro protagonista de hoy ha hecho de la UD Almería su pasíon | Fuente: 'Kuba' Wilmanowicz
Nuestro protagonista de hoy ha hecho de la UD Almería su pasíon | Fuente: ‘Kuba’ Wilmanowicz

P: En el año 2012 comienzas tus estudios de Periodismo en la Universidad de Málaga. ¿Fue el fútbol el detonante de que te decantaras por esta profesión?

R: Sí, absolutamente. Me acuerdo que en bachillerato ya tenía claro que quería hacer Periodismo. El resto de compañeros no tenían claro qué hacer, quizá Filología Hispánica, Derecho, pero no lo tenían claro. Y me acuerdo que un profesor mío, que además era colega y quería lo mejor para mí, siempre me decía que hiciese Historia, que me olvidara del Periodismo que ahí no se ganaba dinero. Tras la primera colaboración que hice le llamé para invitarle a unas tapas en Almería (risas). Además de tenerlo muy claro, mi hermana fue clave en ese sentido, ya que justo el año que yo empezaba Periodismo, terminaba ella el grado en Periodismo, y siempre me animó. Yo entré a la carrera como muchísima gente que se piensa que el periodismo deportivo ocupa parte del temario a lo largo de toda la carrera, y al final de periodismo deportivo tocas nada o un poquito. Yo veía las asignaturas que tenía y dije “aquí me voy a aburrir”, así que comencé a conocer gente. Existían varios medios locales, páginas web… y yo me interesaba por todo. De hecho, la primera colaboración que hice fue para escribir del PSG. Creo que el único futbolista que me gusta hoy en día, o que a lo mejor le tengo respeto para tomarme un café con él, es Zlatan Ibrahimovic, y en aquel momento acababa de fichar por el club parisino. Entonces yo veía los partidos del PSG, y hacía crónicas. Estaba todo el mundo hablando sobre el deporte local, deporte nacional… y yo que hablaba sobre el PSG. Siempre me ha gustado hacer algo diferente.

Creo que el único futbolista actual que respeto para tomarme un café con él es Zlatan Ibrahimovic»

P: Eres un apasionado de la cultura futbolística, especialmente en lo que atañe al mundo de las gradas. ¿Desarrollaste esta pasión antes de aterrizar en España?

R: Mucho antes. Esto no nace de un día para otro, porque tú ves una bengala y en vez de ver violencia ves otra cosa, ves algo bonito. Yo nunca tuve la figura del padre que te lleva al fútbol, porque ni a él ni a mi madre les gustaba tanto. En Polonia tiene mucha popularidad el Speedway, sobre todo en mi ciudad, en Toruń, porque el equipo era muy bueno, ganaba campeonatos, y atraía a muchos fans. Además, el equipo de fútbol del que yo soy fan, el Elana Toruń, era muy malo (risas). A mí al fútbol me llevó mi primo, a ver un partido del Elana que encima era de alto riesgo. Yo cuando veía con 10 años que se paraba el partido, mi primo ponía el brazo encima de mí porque volaba una botella o volaban bengalas, me lo tomaba a risa, porque no tenía conciencia de que me pasara algo malo. Otro partido de los que recuerdo en Polonia fue justo antes de venir a España, ya en 2005, un partido entre Elana y Lechia Gdańsk, el equipo que ahora mismo es líder en Ekstraklasa, la máxima categoría del fútbol polaco. Normalmente para la afición visitante hay alrededor de 400 entradas, y en aquel partido podría haber más de 1000 aficionados del Lechia, ocuparon toda la preferencia y fue un descontrol absoluto. Es más, si buscas en Google ‘Elana Toruń y Lechia Gdańsk’ lo primero que aparece son los incidentes que hubo en ese partido.

P: Periodismo y gradas… Un terreno complicado, al menos en nuestro país.

R: Muchísimo.

P: ¿Piensas que el periodismo patrio no se ha centrado por comprender la realidad del mundo ultra?

R: Aquí la gente escribe lo que quiere. Mismamente hace dos semanas lo que pasó en San Petersburgo. El Zenit hizo un recibimiento espectacular, pero como ocurre en Rusia es un lugar espectacular. Lo hace el Valencia, y están hablando de ultras peligrosos. Creo que lo que pasa aquí es que se vive el fútbol de distinta manera, porque en Polonia lo puedes justificar, ya que el fútbol es tan malo que no te fijas en el fútbol, te fijas en la grada, ves el ambiente… Yo por ejemplo voy al Legia de Varsovia y ni siquiera veo el fútbol, porque no paran de tifar y de animar, encima hacen cosas cada partido, da igual contra quien jueguen. Es más, mucha gente relacionada con la cultura deportiva aquí en España siempre me dice que Polonia es lo mejor porque se les permite todo y ni mucho menos. Sí que es verdad que en las gradas no hay Policía, solo hay seguridad, y la seguridad la pone el club, pero me parece mucho mejor, porque así el ciudadano que no le interesa nada el fútbol no tiene que pagar gastos de Policía. Es un poco ese doble rasero que tiene el periodismo en España. Sale Müller con la grada del Bayern de Múnich y se alababa que un jugador celebrase el triunfo con la afición, en cambio sube Falcao a la grada del Frente Atlético y ya es: “madre mía, qué imagen estamos dando a los niños”. Los medios criminalizan mucho a todo el movimiento de hinchas, aficionados, ultras o como se quieran llamar. Incluso en la etimología de la palabra ultra, si la gente supiera lo que significa realmente, vería que es un aficionado que aprieta al equipo hasta el final. En Polonia no tiene ningún significado peyorativo, otra cosa es en torno a los hooligans, pero sí que en Polonia hay mucha diferenciación entre ultras y hooligans. El ultra, que se dedica a los tifos, a la animación, pinta grafitis en la calle, etcétera, y el hooligan, que se dedican únicamente a pegarse, hacen sus negocios… Porque en Polonia ahora mismo hay ciertos hooligans que van más allá, llegando casi al terreno de la mafia. Gente que hace un chasquido de dedos y tiene a 500 personas que le siguen o jóvenes que no han acabado sus estudios, les dicen que vayan al gimnasio 5 meses, y tienen un trabajo como portero de discoteca. Pese a ello, ahora mismo en España está empezando a despuntar mínimamente, pero aún queda mucho por andar. Sólo hace falta ver lo que pasó ayer en Gijón, en el derbi asturiano, y eso en Polonia no pasaría.

Kuba es un apasionado de la cultura futbolística en el Este. Imagen bajo la pancarta de los Ultras Wroclaw | Fuente: 'Kuba' Wilmanowicz
Kuba es un apasionado de la cultura futbolística en el Este. Imagen bajo la pancarta de los Ultras Silesia | Fuente: ‘Kuba’ Wilmanowicz

«En Polonia la calificación de ‘ultra’ no tiene ningún significado peyorativo»

P: A su vez, ¿crees que el movimiento ultra ha denostado toda información proveniente de medios de comunicación?

R: Creo que el movimiento ultra, tanto en España como en el mundo, no es que tenga nada contra los medios, sino que debe saber seleccionar a quién publica qué y sobre qué. Yo por ejemplo no publico un vídeo donde se diga que se han pegado gente del Levante y el Valencia y subo un vídeo de los hooligans del Celtic de Glasgow. No sé si leíste mi artículo en Panenka sobre lo que iba a pasar en Rusia, donde explicaba el por qué era imposible que ocurriera nada, y en cambio la opinión pública española era “llega Rusia, se van a matar…”. Si no lo entiendes, si no hablas con ellos, no vas a tener nada fácil que tengan una opinión favorable. A mí me molesta que programas como el Chiringuito, que además tienen tantos seguidores, aprovechen esa repercusión para informar de manera errónea. Cuantas veces se han visto imágenes en las que se decía que tal grupo se había pegado con este otro, y al final resulta que era un vídeo de Polonia.

P: Parece que la cultura futbolística está teniendo un papel preponderante en los últimos tiempos con publicaciones como Panenka, en la que colaboras esporádicamente.

R: Sí, sobre todo porque se tratan de historias mucho más largas y más elaboradas. Yo empecé a colaborar con Panenka porque a lo largo de la carrera me fijaba en medios que escribían de forma pausada, un contenido largo más parecido a un libro podríamos decir. Y un amigo mío de clase trajo una Panenka dedicada a las rivalidades, vi que aparecía en aquella revista la rivalidad existente entre Ruch Chorzów y Górnik Zabrze, y me pregunté cómo alguien en España sabía algo sobre eso. Porque es cierto que hay muchos historiadores que saben sobre ello, pero también hay muchos periodistas, muy preparados y que escriben muy bien, y sobre todo que aportan algo a la cultura futbolística. Yo no escribo sobre el gol de Messi, pero sí me interesa saber por qué la gente de Varsovia relacionada con el fútbol es tan agresiva. Buscar el contexto me divierte mucho más. A lo mejor vas a un derbi a Macedonia, te tomas un café con un abuelete y te cuenta la historia de aquella rivalidad y es increíble. De hecho, ahora mismo estoy pensando en escribir algo sobre dos amigas fotógrafas aquí en Polonia que se dedican a fotografiar las gradas a lo largo del partido. No aparece el terreno de juego ni ningún jugador en las imágenes, sino que se dedican exclusivamente a mostrar el ambiente. Y con respecto a mi trabajo en Panenka, algunos reportajes salen y otros no. El otro día planteamos una entrevista a Kuba’ Błaszczykowski porque tiene una historia muy larga y difícil detrás y él no quiere hablar de ello en los medios. Pero ya te digo, me apasionan los contenidos largos, reportajes que tenga que estar escribiendo dos semanas o más.

Yo no escribo sobre el gol de Messi, pero sí me interesa saber por qué la gente de Varsovia relacionada con el fútbol es tan agresiva»

P: Cruzamos el telón de acero, y llegamos al Este de Europa. Polonia. ¿Cómo se vive el fútbol en el país centroeuropeo?

R: Bueno, yo nací aquí entonces lo veo como algo normal (risas). A lo mejor llega un español y ve en directo un partido del Legia y lo ve como algo espectacular. Por ejemplo, el otro día el derbi de Cracovia, en cuanto a grada, a mí me pareció un partido flojito. Es que para que veas, te cuento de principio a fin un partido de Polonia. Hacen un corteo dos horas antes, y eso que el campo del Cracovia está a 10 minutos del campo del Wisla. Llegan al estadio y los ultras del Cracovia hicieron un bengaleo. Lo hacen muy sencillo, porque juntan cuatro banderas a modo de cubregradas, ahí se visten, y alrededor de ello todo lleno bengalas. El mundo ultra en Polonia está muy profesionalizado, y se ve perfectamente cuando se ponen los guantes, se ponen bolsos en los calcetines para no dejar huella en el pie, pasamontañas y encima unas gafas para que ni siquiera puedan verles los ojos. Se suben a las vallas, un minuto, y otra vez de vuelta a cambiarse y seguir animando o preparando el siguiente tifo. Y, sobre todo, hay un mito que no es cierto con respecto a las gradas en Polonia, y es que son todos vándalos sin estudios, y para nada. Hay mucha gente que es abogada, que ha terminado sus estudios… De hecho, nos sucedió algo muy gracioso cuando fuimos a grabar el reportaje a Polonia con el equipo de Offside, de BeIN Sports. Estábamos grabando como accedían al estadio los ultras del Wisla de Cracovia y de repente uno nos habla en español, y nos comentaba que había estado de Erasmus en España, que había vivido en Barcelona, y todo ello en un castellano muy fluido. Además de ello, algo muy curioso son todas las amistades y hermanamientos que tienen los grupos polacos por Europa. Tú llegas a la grada del Lech Poznań y encuentras a gente del Spartak de Moscú, y para gente que no esté acostumbrada es algo que resalta mucho. Es más, cuando se produjeron los incidentes previos al partido entre el Athletic y el Spartak en Bilbao, aparecía en las noticias que había dos polacos detenidos, y si no entiendes este tipo de amistades, es imposible de comprender el fenómeno.

Imagen de Kuba en un Legia - Górnik | Fuente: 'Kuba' Wilmanowicz
Imagen de Kuba en un Legia – Górnik | Fuente: ‘Kuba’ Wilmanowicz

P: ¿Afecta el carácter polaco a darle unas características propias a este movimiento?

R: Sí. La gente polaca ha sido siempre muy peleona. Aparte de ello, es cierto que la mentalidad polaca es mucho más tradicional. En las últimas semanas en cada partido de fútbol en Polonia se han visto pancartas en contra del movimiento LGTB, pero al mismo tiempo hay mucho menos racismo que en otros países, al menos lo que yo he visto. Algo que llama mucho la atención son ciertas amistades que han nacido después de duros enfrentamientos. Muchos grupos polacos que se han enfrentado a cara descubierta y a las dos semanas de la pelea firman un hermanamiento… Es difícil de entender (risas), pero en el contexto polaco piensan, «¿si esta gente se ha pegado conmigo siendo legal, por qué no vamos a poder ser amigos y enfrentarnos juntos a otros grupos?» Además, para que veas la importancia que tienen los colectivos hinchas en Polonia, las relaciones de amistad entre los clubes, nacen de los propios ultras. Primero son los ultras los que hacen un hermanamiento, y a partir de ahí, nacen las relaciones entre presidentes, directivos, etcétera.

En Polonia, las relaciones de amistad entre los clubes nacen de los propios ultras.»

P: El mercantilismo en el mundo del fútbol lo ha empapado absolutamente todo a lo largo del SXXI. ¿Puede ser que este fenómeno no sea plausible aún en la Europa del este?

R: Puede ser, y yo creo que en esta cuestión también influiría el nivel futbolístico. No puedes poner una camiseta del Legia de Varsovia a 80 euros porque no te la compra nadie, y luego llegas a la tienda del Almería y te cuesta la camiseta de un equipo de Segunda División 65 o 70 euros. Es muy visible también en el precio de las entradas. En Polonia te puedes permitir una entrada porque no valen mucho, tres entradas para ver un partido del Cracovia en preferencia valen 21 euros. Eso cuesta una única entrada de fondo en España. En ese sentido, si en España se quieren ver campos llenos, se deben poner entradas, y sobre todo abonos, a buen precio. Lo que acaba ocurriendo es que se expulsa al aficionado real. Vas al derbi de Belgrado y te cuesta la entrada 15 euros, vas a la supercopa griega y otros 10, y llegas a España y pagas por un partido de esas características 80 euros. ¿Qué se consigue con ello? Que el aficionado de siempre que no trabaje o no tenga dinero tenga que prescindir de ir al estadio, y llegue el típico turista que se pasa el partido entero haciendo fotos. Pasa de haber aficionados a consumidores.

P: En una pieza para Mundo Esférico con respecto al Mundial de Rusia hablamos de las Ustawkas, las peleas concertadas en los bosques que tan de moda se han puesto en los últimos años. ¿Son las sanciones las que llevan a que se hayan vuelto “virales” o es algo propio del carácter del este?

R: Las sanciones y sobre todo el afán de los hooligans de alejar la violencia de los estadios. A lo mejor en un partido puede volar una botella o caer una piedra a cualquier aficionado y tampoco se quiere eso. Primero las sanciones, sin duda alguna, y segundo el ‘ir limpio’ a la pelea. En Polonia se firmó un pacto, conocido como el pacto de Poznań, que firmaron todos los grupos polacos menos los hooligans de la ciudad de Cracovia, para no utilizar armas en las peleas. Y es que los grupos de Cracovia tienen un historial de 8 muertos en los últimos 10 años, pero no es tanto por el fútbol, sino más por temas de mafia, negocios turbios… El business que le llaman. En torno a las multas es cierto que en España cualquier persona se toma dos cervezas en un estadio y le caen 3.001 euros, pero en Polonia si te pillan encendiendo una bengala dentro del estadio vas directamente a la cárcel. Por eso se profesionalizan tanto.

Andalucía se convirtió en el hábitat de nuestro protagonista desde muy jóven | Fuente: 'Kuba' Wilmanowicz
Andalucía se convirtió en el hábitat de nuestro protagonista desde muy jóven | Fuente: ‘Kuba’ Wilmanowicz

P: ¿Qué opinión tienen los medios polacos del mundo de las gradas?

R: Igual que en España o incluso peor. Tienen el mismo doble rasero. El aficionado hace algo malo y copa las portadas de todos los medios, y cuando hace cualquier acto beneficioso para el club no se habla, pasa completamente desapercibido para los medios.

P: Sabemos, a su vez, que eres un apasionado de la antigua Yugoslavia. ¿Cómo nace esta pasión?

R: Como casi todo, gracias al fútbol y las gradas (risas). Se parece bastante a Polonia en lo que respecta a las gradas. Tú vas a un derbi de Belgrado y se respira fútbol antiguo, parece que estás en los años 90 y nada hubiese cambiado. Ves los estadios y no son tan modernos, porque tú ahora te acercas al Emirates Stadium, al Metropolitano y al Nuevo San Mamés y parece que estés en el mismo sitio. Llegas a Serbia y te encuentras una grada destrozada, grafitis en los muros exteriores, el típico hombre en la grada que pasa sirviendo una salchicha, y aquí lo máximo que te encuentras es un Burger King a las afueras, acaba siendo como ir al cine. Además, en los países de la antigua Yugoslavia se debe entender el contexto, porque corres, incluso viéndolo como aficionado neutral, cierto peligro dependiendo a dónde vayas; no sabes lo que te vas a encontrar, a lo mejor por ser diferente te dicen algo… Pero hay que ir con predisposición a ello, y eso es lo que más me llama la atención, que es algo que no has visto antes. Como mucho en España tienes al derbi de Sevilla o el derbi asturiano que se salen algo de lo común.

Se debe entender el contexto de las gradas en la antigua Yugoslavia (…) eso es lo que más me llama la atención, que es algo que no has visto antes».

Para acabar una ronda rápida de preguntas:

P: ¿Javier Tebas?

R: Fuera.

P: ¿UD Almería?

R: Mi pasión.

P: ¿Elana Toruń?

R: Simpatizante.

P: ¿Periodismo Deportivo en España?

R: Ojalá fuese mejor.

P: ¿Movimiento Ultra?

R: Que nunca se acabe.

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