Algunos clásicos de Europa | Foto: David Ferreiro
Algunos clásicos de Europa | Foto: David Ferreiro
DAVID FERREIRO PÉREZ

@ferrekt

Los nuevos cambios en el formato de acceso a la Uefa Champions League implantados de cara a la temporada 2018/19 han reabierto un viejo debate. Mientras la competición crece económicamente y en cuanto a espectacularidad año tras año, el romanticismo y la tradición de antaño se han ido perdiendo. Los nuevos cambios favorecen claramente a las grandes ligas, lo que imposibilita aún más que se repitan gestas pasadas. En una competición cada vez más elitista, cuyo título parece estar sólo al alcance de unos pocos, los más románticos del fútbol se acuerdan de aquellos conjuntos hoy alejados de la primera plana, pero que un día brillaron y atemorizaron a Europa con su fútbol.

Que la Uefa Champions League no es una competición cualquiera no hace falta ni decirlo. Ganarla es el sueño de todo niño aficionado a este deporte, especialmente en Europa. Una competición histórica, con nada más ni nada menos que 63 ediciones hasta la fecha, disputada por más de 500 equipos a lo largo de los años pero que sólo han sido capaces de levantar 22 conjuntos.

El inicio de la mejor competición

En sus inicios, la Liga de Campeones nació, como su propio nombre indica, como un torneo que enfrentaba a los campeones de cada liga, además de otorgarle al campeón de cada edición la posibilidad de reeditar su título aunque no consiguiera la clasificación vía liga. Así, por ejemplo, con los cinco primeros títulos del Real Madrid, España pudo gozar de dos representantes en cada edición de esos años. Aunque también conviene recordar que a la primera edición sólo se pudo acceder mediante invitación.

El formato original del torneo, unido al contexto prematuro de un deporte que empezaba a dar sus primeros pasos de gigante, hacían que la competición fuera mucho más abierta de lo que hoy en día se pueda pensar, con la participación de equipos como el Stade Reims, primer finalista junto al Real Madrid y de nuevo finalista en la cuarta edición, hoy lejos de aquellos gloriosos años. Fiorentina o Eintracht Frankfurt fueron otros de los equipos finalistas por aquellos años.

Época de cambios

El formato de la competición, aunque con ligeros cambios, se mantuvo a grosso modo hasta 1997, cuando se permitió a los subcampeones de liga acceder también al torneo, para posteriormente en 1999 ampliarse el número hasta un máximo de cuatro en las ligas con mayor coeficiente UEFA, algo que se mantiene hasta nuestros días. La polémica reside en que la nueva estructuración de clasificación a la Champions beneficia a estas ligas claramente, restando posibilidades a equipos de ligas más modestas.

Sin ir más lejos, los primeros damnificados son los equipos de la histórica liga holandesa, que si bien no se trata de una liga con gran nivel, sí se trata de una buena cuna de talento, además de ser un país que a dado grandes campeones a la competición como Ajax, PSV o Feyenoord. Tras los nuevos cambios, la Eredivise pierde el derecho de que sus equipos, ni tan siquiera el campeón, puedan acceder de forma directa al torneo. Y como el caso holandés muchos más.

Estos cambios que se han ido produciendo a lo largo del tiempo en la máxima competición del Viejo Continente, han tenido como objetivo tanto el crecimiento económico como deportivo del campeonato, además de incentivar y aumentar la competitividad. Algo que se ha conseguido, pero sólo en cierto sentido. Es decir, el aumento de las plazas para aquellas ligas más poderosas ha hecho que la competición creciera como nunca antes, especialmente a lo largo del S. XXI. Pero, por otro lado, aunque la Liga de Campeones haya ganado claramente en nivel, se ha visto perjudicada en cuanto a igualdad.

Europa old school

En tiempos anteriores al boom del llamado fútbol moderno, antes del Caso Bosman y del loco mercado de los miles de millones, en Europa casi cualquier cosa podía pasar. El antiguo formato del torneo permitía a equipos de todas las ligas las mismas posibilidades de ganar el campeonato. Un torneo mucho más abierto y propenso a las sorpresas, destacando especialmente el papel de los equipos de Europa del Este, hoy relegados a un segundo plano en el ámbito continental.

Así, equipos como el Steaua de Bucarest (1986) o el Estrella Roja de Belgrado (1991), se alzaron con una ‘orejona’ que en nuestros días sería todavía más utópica. Otros clubes como el Celtic de Glasgow (1967), el Nottingam Forest (1979, 1980) o el Hamburgo (1983), también aprovecharon su oportunidad para alzarse con un título que con el paso de los años se revaloriza y aprecia más. Puede que no fuera el mejor modelo en cuanto a nivel del torneo, pues resulta obvio que la Champions League actual es una competición con mayor nivel, pero si que se trataba de un torneo con un toque más romántico, con el fútbol como único protagonista.

La Europa divertida

Con el crecimiento económico del fútbol en los últimos años y el ‘agigantamiento‘ de ciertos clubes a base de fichar ‘megacracks’, ciertas ligas se han ido quedando en un segundo plano, pasando la competición a estar dominada por un selecto número de equipos, especialmente en la última década, donde la variedad de finalistas ha brillado por su ausencia. El Atlético de Madrid, que aún así ya había sido finalista del torneo en el pasado, ha sido el único club capaz de derribar la puerta recientemente.

Lejos quedan ya finales como la de 1991, que enfrentó a Marsella y Estrella Roja (con victoria serbia), o la de 1979, que enfrentaría al Nottingam Forest contra el Malmö (primer entorchado de los ingleses). Finales que hoy en día difícilmente podríamos llegar a ver. De hecho, esta especie de tendencia elitista que se ha asentado en la Liga de Campeones  se ha agrandado en los últimos años.  Si miramos el historial de finales, tenemos que remontarnos hasta 2004 para encontrar la última con la presencia de dos outsiders, Mónaco y Oporto, que aún así son dos grandes equipos en sus respectivas ligas.

La evolución del campeonato, al igual que la de este deporte, es necesaria pero, ¿se están haciendo las cosas de la manera adecuada? Puede que el torneo haya ido ganando en espectacularidad, pero sin duda se ha ido distanciando del fútbol puro, aquel con un aura más romántica que sí tenía el torneo en su pasado.

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