Diego Cervero: un símbolo por sus goles en el barro... y por sus patillas | Ilustración de María Parada
Diego Cervero: un símbolo por sus goles en el barro… y por sus patillas | Ilustración de María Parada
DIEGO TOMÉ CAMOIRA

@FirstClassSDP

31 de agosto de 2003. El Real Oviedo, tras una pésima gestión tanto a nivel deportivo como económico, debutaba en su estadio un año más. En esta ocasión no para medirse a Las Palmas, Sporting o Murcia entre otros. Esta vez, el —por entonces recién estrenado— Carlos Tartiere, se engalanaba para recibir al Ceares, al Astur o el Condal. El descenso deportivo, unido a un descenso administrativo por impagos, dio con los huesos de uno de los históricos del fútbol español en la Tercera División.

Por aquel entonces, el Requexón era una de las fábricas de futbolistas más prolíficas de España. Para muestra un botón. Michu, Cazorla, Mata o Adrián López fueron algunas de las perlas que se foguearon en la cantera del conjunto carbayón a principios de siglo antes de dar el salto al primer escalón del fútbol nacional. Sin embargo, los ojos en aquel momento estaban puestos en un joven delantero que ya destacaba entre los chavales de su edad por su corpulencia y estatura. Diego Cervero Otero.

«O me muero, o yo de aquí no me marcho»

Hablar de uno de los máximos goleadores nacionales de la última década, son palabras mayores. Algunos podrán pensar en Fernando Torres, David Villa y Raúl González. Pero, en el barro, en los campos de tierra y el fútbol semiprofesional —donde tampoco es fácil perforar las redes rivales— hay un tal Diego Cervero que, en hasta seis ocasiones, se ha alzado como máximo goleador de su grupo entre Segunda B y Tercera —3 veces en cada categoría—.

El ya no tan joven delantero ovetense, ha militado a lo largo de su carrera en numerosos clubes. Real Oviedo, Unión Deportiva Marbella, Club Deportivo Lealtad, Unión Deportiva Logroñés, Club de Fútbol Fuenlabrada, Club Deportivo Mirandés y Burgos Club de Fútbol, incluyendo un breve periplo en el Oldham Athletic inglés, han visto a DieGOL dar alegrías en forma de goles a los aficionados de dichos conjuntos. Lo que a priori podría parecer un mercenario del balón, es, sin embargo, uno de los mitos del Real Oviedo.

La historia de Diego Cervero es una historia plagada de barro —y no de manera metafórica— ya que siendo una de las perlas de la cantera del Real Oviedo, capitán de las divisiones inferiores e incluso convocado con la selección española sub-16, en el año 2003 se convertiría en una de las figuras más relevantes en la historia reciente del Oviedismo. Un joven de 19 años, recién matriculado en la facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, recibe una llamada del, por aquel entonces entrenador del Real Oviedo, Antonio Rivas.

Tras decirle que finalmente el conjunto saldría a competir en la cuarta división del balompié español, le ofreció la oportunidad de formar parte de aquella plantilla —a día de hoy histórica— que consiguió, junto a la masa social del conjunto carbayón, que este no desapareciera.

«En aquel momento cogí y entré a hacer la ficha, quería firmar antes de que se arrepintieran», comenta Diego para Real Oviedo Culture Fans.

A base de goles, unido a su infatigable defensa a ultranza del Oviedismo, se fue ganando un hueco entre la afición. Sin embargo, el momento en el que se consagró como ídolo azulón, llegó en uno de los momentos más duros deportivamente hablando en la era moderna del Oviedo. El conjunto carbayón se jugaba el ascenso en un duelo frente al Atlético Arteixo en su casa, con 25.000 gargantas esperando el ascenso del Oviedo a la Segunda División B tan solo un año después del descenso administrativo.

Un único gol, marcaría el devenir de los asturianos en la siguiente temporada, cuando volverían a jugar por campos perdidos a lo largo y ancho del principado. Allí, en ese mismo instante, y en rueda de prensa, apareció un Diego Cervero con los ojos bañados en lágrimas y pronunció una de las frases que ya forma parte del imaginario colectivo del fútbol popular en España. «No sé si podré llevar a este equipo a Primera, pero, lo que tengo muy claro es que… hasta que el Oviedo no suba a Segunda B, o me muero o yo de aquí no me marcho, por mi madre y por mi padre, eso lo tengo muy claro».

Abran paso a ‘Doc’ Cervero

Tras el ascenso del Real Oviedo en la siguiente campaña, el ovetense, en el año 2006, vio cómo se veía implicado en una serie de cesiones que le llevaron a lugares tan dispares entre sí como Marbella, Villaviciosa y Oldham. No obstante, y algunos ya lo habréis comprobado, el ‘Doctor del Área’, está acostumbrado a estar en las malas.

El Real Oviedo volvía a descender a la Tercera División tras una nefasta gestión del, por entonces propietario, Alberto González. Y allí estaba él, Diego volvía al club de sus amores por la puerta grande, siendo pichichi del Grupo II de Tercera en las temporadas 2007-08 y 2008-09. Tras conseguir el ascenso, una vez más, el delantero del Real Oviedo, se veía obligado a hacer las maletas, pero esta vez, teniendo muy presente su otra gran pasión, la medicina.

El delantero, al tiempo que pegaba patadas al balón, decidió Logroño como estancia para acabar la licenciatura en Medicina, algo atípico en la gran mayoría de futbolistas españoles. Y es que Diego nunca ha pensado en vivir del fútbol toda la vida, o sí, pero no como entrenador una vez acabe su carrera, no se lo plantea; prefiere estar en el vestuario atendiendo las lesiones de sus cosanguíneos, de los «compatriotas» carbayones que en un futuro estarán en su misma piel.

Tras unos años felices en Logroño, Oviedo siempre vuelve a la vida del protagonista de esta pieza, y, para no variar, otra vez en las duras. 2012 fue el año en el que el Oviedismo volvió a respirar, porque Cervero volvía a perforar las redes del Tartiere, y, sobre todo, porque la ampliación de capital de casi 2 millones de euros que necesitaba la entidad para sobrevivir, y ha dejado Oviedistas por la mayor parte del globo terráqueo, llegó a buen puerto. Tan buen puerto, que el Oviedo regresó al fútbol profesional, y, una vez más, Diego, no falló. El ovetense, con un cabezazo que quedará grabado a fuego en la memoria de toda la afición, contribuyó a que los asturianos lograsen en el año 2015 el regreso a la división de plata del fútbol español donde militan actualmente.

Allí el doctor obtuvo su premio, un año en Segunda con el club que ha marcado su vida profesional —y prácticamente personal—y de nuevo al pozo… Fuenlabrada y, sobretodo, su resurrección en el Mirandés la pasada campaña disfrutaron de los goles de Cervero, antes de que el fútbol, le volviese a dar la espalda una vez más hace poco más de una semana cuando en Miranda decidieron prescindir de sus servicios.

En Burgos disfrutaron de sus goles, y hoy lo hacen en el Atlético Sanluqueño. Veremos cuanto fútbol queda en sus botas. Unas botas, que, al igual que el Real Oviedo acompañarán la trayectoria deportiva de nuestro protagonista hasta el final de sus días.

En estos días de colorido y patrocinios desorbitados hasta en el calzado, Diego sigue siendo fiel a sus Múnich negras, sin adornos ni florituras; como su forma de jugar; como su talante. Ese talante que le ha llevado a que, pese a ser un trotamundos por obligación, sea historia viva de una de las páginas más oscuras, y a la vez más emotivas y emocionantes del Oviedo.

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